“¿La luz de Cádiz?”, responde rápidamente con otra pregunta la directiva gaditana Marta Pérez, “la luz es alucinante, y el mar, ¡y la gente!”. Hay dos metáforas que se usan a menudo para representar la biografía y el aprendizaje, precisamente el agua y la luz, quizá porque los acontecimientos nos llevan, inevitables, y porque sin embargo lo que aprendemos hace que veamos más claro.
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Por eso, cuando esta abogada describe su vida, resulta muy lógico entender que una buena parte de su energía esté puesta ahora en poner luz, y en enseñar a navegar… las aguas del liderazgo femenino.
“No tuve mucha opción al elegir qué estudiar por la tradición de mi abuelo y mi padre”, explica, sin tapujos. “A mí me encantaban también las Bellas Artes, y eso hoy en día se resolvería perfectamente con un ‘¿por qué no haces las dos cosas?’, pero en esa época no era algo factible”. Tuvo además su primer trabajo en el despacho profesional familiar, pero la vida nos lleva, y un revés le hizo replantearse todo: su marido muere repentinamente con 33 años.
“Yo aún no había cumplido los treinta. Y me vi en una situación complicada que incluía a mi bebé, el despacho familiar, y una vida en aquella situación, tal y como estaba, pero yo quería hacer otras cosas, así que decidí atreverme y venir a trabajar a Madrid”, relata la directiva. “La verdad es que estoy convencida de que es lo mejor que pude haber hecho. Creo que fue bueno también para mi hija, que es ahora una mujer estupenda”.
La vida reservaba para ella una sucesión de experiencias extraordinarias. “Estaba estudiando para notaria en ese momento, pero lo dejé y como cuando llegué a la capital tenía unos amigos que comenzaban con una start up empecé a trabajar con ellos. Y pasamos de 10 personas a 3000 con una empresa de software. La trayectoria fue como hacer varios másteres. ¡Realizamos dos procesos de salida a bolsa, abrimos filiales por muchos países… era trabajar 24/7!”, afirma.
Formación de directivas
Y continúa: “Claro que en el mundo del software yo era la única mujer en los Consejos de Administración, con mucha frecuencia”, explica. “Entonces conocí a Fernando, con quien tengo una familia maravillosa”, señala. Fue al decidir salir de esta multinacional que, “como tenía más tiempo empecé a investigar sobre el desarrollo de carrera profesional y monté una empresa de Formación en habilidades directivas para mujeres y, en paralelo, una Consultoría de servicios jurídicos”.
Posteriormente, le ofrecieron “la Dirección de FECE [la Federación Española de Comerciantes electrodomésticos]”, su posición actual. Como ella explica, se trata de una patronal de comercio electro, con asociaciones autonómicas y grupos verticales de distribución, un sector tradicionalmente liderado por hombres. “Es algo importantísimo, y más actualmente, porque la venta de electrodomésticos tiene una enorme carga normativa y desde FECE lo que hacemos es defender sus intereses”.
“Es un tema muy interesante”, continúa, “porque implica no sólo áreas de comercio sino medioambientales, con temas como la gestión del residuo del aparato [RAE], la obligación de llevarse los anteriores y darles trazabilidad, y el trabajo en pro de conseguir un plan Renove en el marco de las políticas actuales de ahorro de energía… O temas como la minería urbana, para evitar las emisiones de gases fluorados a la atmósfera de toda la basura electrónica. Son temas muy interesantes, la economía circular y el reciclaje genera mucho trabajo y normativa, y está lleno de posibilidades. Los niños y las niñas no conocen la amplia variedad de oportunidades profesionales que ofrece este campo”.
Cambiar el enfoque
Pronto llegó además la Fundación Inspiring Girls que enlaza con “la idea primera de lo que monté en su momento con la iniciativa Women in Business. No es un proyecto concebido con un objetivo numérico, sino con líneas de actuación, y se trata de ampliarlas cada año, de forma orgánica y natural, más y más colegios y voluntarias se suman a la iniciativa, y hay más empresas y fondos que nos apoyan".
"Creemos que empezando con las niñas es más fácil porque pueden cambiar su modo de pensar y su enfoque, porque cada vez veo más claro [de nuevo se refiere a la luz, algo que hará varias veces en la conversación] que los límites que nos los ponemos nosotras mismas. La limitación debe estar en nuestro propio esfuerzo, en no rendirnos antes de tiempo”.
Desde 2017, explica cómo esta iniciativa ha tenido un crecimiento exponencial, “porque se trata de una iniciativa transversal. Tratamos problemas que suceden en todo el mundo y en todas las clases sociales. ¿Puedes creerlo? Hace unos días, en un taller, “¡había una niña que no sabía que las mujeres podían ser pilotos de helicóptero”.
En su estudio, han identificado tres barreras fundamentales contra las que luchan. Primero, los estereotipos de géneros y sesgos [del estilo de “los niños no lloran”]. Después, “la falta de autoestima de la infancia y adolescencia, que es tres veces y media más alta en las chicas que la de los chicos”. Tercera y última, “aunque las mujeres estamos en todos los sectores, en muchos no somos visibles, nos falta foco [insiste en la metáfora de la luz], porque son necesarios referentes, por eso son tan importantes nuestras voluntarias, que dan visibilidad a la mujer en todas las áreas profesionales, dando a las niñas espejos en los que mirarse”.
Los resultados de su proyecto han sido medidos recientemente en colaboración con San Pablo CEU [para un grupo de más de 300 niñas] y el resultado ha sido impactante, en relación a “cómo las niñas pueden cambiar su autopercepción, especialmente en relación a las carreras STEM.
1170 colegios
¿El estatus actual de Inspiring Girls? 1170 colegios (“un 46% más del año anterior”) y cada vez más voluntarias (“un 180% más que en 2021”) para contar su experiencia forman parte del programa que organiza paneles, campañas y clubs (“talleres de 5-7 sesiones en los que las niñas aprenden desde finanzas a emprendimiento, liderazgo o tecnología, desde construir un coche eléctrico y correr por el Jarama, a robótica para niñas en riesgo de exclusión o un concursos de dibujo sobre las mujeres de los mares”).
Entre 7 y 10 años, han organizado “talleres para niños y niñas en AENOR, con rotación en temas como cocina saludable, realidad aumentada, reciclaje textil o fabricación de gel de baño”. Entre 12 y 13, “por ejemplo talleres sobre cómo crear un cargador con energía solar para el móvil, o cómo conservar digitalmente la memoria de nuestros abuelos”.
Para las más mayores, “hasta los 20 años, tenemos un club financiero con apoyo BlackRock, con información empresarial, incluso blockchain o crypto y desarrollamos también el programa ‘Liderazgo y empresa’, con apoyo de BBVA, Cámara de Comercio y CEU”.
Una de las sesiones más recientes, concluye Marta Pérez [autora del libro Calladita no estás más guapa (Independently published, 2021)], “la hicimos con Margarita Álvarez sobre la inteligencia emocional, y algunas madres que nos decían ‘nosotras necesitamos esto’, así que a los padres y madres les invitamos a una sesión especial para ellos”.
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Se trata de cambiar haciendo, no creando una teoría, sino ejercitando el cambio. “Para que las niñas aprendan que las profesiones no tienen género, para poner luz sobre ello, y que no nos dejemos llevar por la corriente”.
Luz y agua, perfectas metáforas de conocimiento y discurrir vital, todas en relación con el liderazgo femenino.