Paloma Moro (grupo Matarromera): “Exportamos el 30% de la producción a 70 países”

Paloma Moro Dirksen (Madrid, 1979), consejera del grupo vitícola Matarromera, representa, junto a su hermana, la continuidad de la empresa. Como portavoz de la fundación Carlos Moro de Matarromera, ha presentado la primera edición de los premios EmprendES en un hotel de la Puerta de Alcalá. Un espacio de modernidad barroquizante.

Lo interesante es que, además del premio en metálico, Paloma Moro ha ideado otro por el que varias empresas colaboradoras dan asesoramiento y consultoría a los finalistas. También les ayudan en el proceso de búsqueda de financiación. De esta manera, hay más posibilidades de que los proyectos empresariales prosperen y contribuyan al desarrollo económico de las zonas rurales en España.

Paloma Moro dice que tiene una visión; pero también le avala la experiencia. Es profesora de Innovación y Emprendimiento en la facultad de economía de la Universidad en Copenhague.

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¿Vive en Dinamarca?

A caballo entre Dinamarca y España.

Su segundo apellido es Dirksen, ¿su madre es danesa?

Mi madre es española. Dirksen es mi marido.

Paloma Moro.

¿Tiene como segundo apellido el de su marido?

Sí. Allí es tradición que toda la familia se llame igual. Entonces todos -tanto mi marido como mis hijos- nos llamamos Moro Dirksen.

¿Su marido se ha puesto su apellido de primero?

Y yo he cogido el suyo de segundo.

En 2021, se incorporó al Consejo de Administración del Grupo Matarromera, fundado por su padre. ¿Tenía algún vínculo anterior?

Desde niñas, mi hermana y yo hemos estado vinculadas al vino, a las empresas. Mi abuelo llevaba la parte agrícola. Hemos trabajado en ventas, ventas en el extranjero, ferias, vendiendo en bodega, haciendo negociaciones de uva… Hemos acompañado a mi padre en todo.

¿Va a tomar una parte más activa en la empresa?

Sí, y desde otra perspectiva. Es una forma de asegurar la continuidad de la compañía.

¿En qué parte de la empresa está más involucrada?

Yo te diría que en todas. Tengo dos funciones dentro de la empresa. En la primera, como consejera del Consejo de Administración, trato temas de empresa y ayudo a mi padre en lo que haga falta. Además, soy patrona de la Fundación Matarromera. Hoy me ves en el rol de patrona y portavoz de los premios EmprendEs.

¿Cómo es trabajar con un padre?

Para mí es fantástico. Mi padre es una persona muy especial, casi joven. Tiene muchas ideas, energía, ganas de hacer cosas… Es un lujo para mí.

Paloma Moro.

Hoy ha presentado la primera edición de los premios EmprendES. ¿Qué diferencia hay con los anteriores que se llamaban EmprendeCyL?

Los premios EmprendeCyL estaban limitados a Castilla y León, y era únicamente un premio económico. Los premios EmprendES son un salto cualitativo. Los hemos abierto a toda España. La aportación económica va a ser mayor, pero lo importante es que con nuestros colaboradores vamos a brindar a las empresas seleccionadas un proceso de aceleración, de mentoría y de asesoramiento.

Me parecía que era importante aportar valor y asegurarnos de que los emprendedores tienen éxito. Así, primero, las empresas seleccionadas pasan por un periodo de aceleración en el que se aporta valor. Después, se sigue asesorando al ganador que, además, se lleva un premio económico de 6.000 euros

Aquí se habla mucho de la España vaciada. ¿En Dinamarca también?

Absolutamente. Tienen el mismo problema que tenemos en España. Hay un éxodo del medio rural a las ciudades.

Por ello, los premios para dinamizar el medio rural son una buena noticia.

Sí. Se podría extender a toda Europa (ríe). Vamos a empezar por España, que ya es suficiente.

El Grupo Matarromera ha obtenido el premio de la Fundación Mapfre a la mejor iniciativa agropecuaria por la contribución al territorio y la capacidad de diversificar. ¿Cómo ha diversificado Matarromera?

Tenemos bodegas en seis denominaciones de origen, pero también tenemos integración vertical. Somos agricultores, tenemos viñedo, pero también almendro y olivo. Tenemos una almazara que hace nuestro aceite, Oliduero. Hemos generado nuevas empresas como la bodega Win de vino sin alcohol. Es una apuesta por la salud.

También, gracias a la investigación, hemos aprovechado las características antioxidantes de los polifenoles de la uva y hemos creado una empresa de cosméticos, Esdor.

Paloma Moro.

¿De esas 6 denominaciones tiene debilidad por alguna?

Es como preguntar a qué hijo quieres más. No es posible (ríe). Cada una tiene su personalidad, su idiosincrasia, sus tipos de vinos. Estas 6 denominaciones tienen un potencial fantástico.

¿Cómo ha sido la vendimia este año?

Ha sido complicada y muy distinta a la de otros años. Ha requerido altas dosis de buen liderazgo y de pensar formas alternativas. Hemos tenido que vendimiar en varias denominaciones a la vez, en un periodo de tiempo muy corto y ha dado menos cantidades que otros años.

¿Qué recibimiento ha tenido en España Win, el vino sin alcohol?

Es un proyecto que tiene más de diez años. Los comienzos fueron difíciles. Creo que nos adelantamos un poquito a nuestro tiempo. Es lo que tiene la innovación. Al principio, la gente no lo entendía muy bien. Pero ha evolucionado mucho. Ya se ha aprobado la categoría de vino sin alcohol.

¿10 años después?

Sí. Mi padre fue a defenderlo ante la UE y lo ha conseguido. La buena acogida que ha tenido en el extranjero está ayudando a que se venda cada vez más en España. Es una bebida natural de uva, pero sin alcohol, por lo que tiene todos los beneficios de los polifenoles, pero sin el inconveniente del alcohol: puedes conducir luego, lo pueden beber las embarazadas, no engorda…

¿Matarromera exporta al exterior?

Casi el 30% de su producción. Estamos en 70 países. Creemos que es muy importante estar en el exterior. Es bueno que las empresas españolas salgan y den a conocer la calidad de nuestros productos. No sé si en el extranjero se valoran suficientemente. Nosotros tenemos un mercado de calidad y nuestros precios son muy competitivos.

¿En qué países venden más?

Reino Unido, EEUU, norte de Europa…

Paloma Moro.

¿Cómo han accedido al mercado de calidad?

Desde el principio. Mi padre tenía la visión. Cuando empezó, me acuerdo, decía “yo quiero hacer el mejor vino del mundo”. Se puso manos a la obra para hacerlo lo mejor que sabía, con los mejores profesionales, los mejores materiales, las mejores viñas, las mejores tierras. Y ha continuado con ese espíritu. Es un mimo por cuidar todo, desde la tierra, la viña, el proceso de producción….

¿Qué destacaría del medio rural? ¿Hay ganas de trabajar, capacidad de innovación…?

Es un tema difícil, pero en España hay gente muy válida que tiene ganas de emprender, de salir adelante, de llevar a cabo sus proyectos… En el medio rural, a veces, hay un enraizamiento con las tradiciones, con la naturaleza, de la que todos nos podemos beneficiar y creo que eso hay que apoyarlo.

¿Y suele ser gente joven los que se presentan a los premios?

No sé a qué llamas joven. ¿De menos de 50? (ríe). Vamos a decir que son gente joven. En la universidad, en Dinamarca, estoy en contacto con los procesos de emprendimiento e incubadoras. Fomento el emprendimiento y ayudo a emprendedores, en colaboración con la Universidad de Ingeniería. Yo creo que tengo una visión y sé cómo se puede apoyar a los emprendedores.

¿Cuál es el mayor fallo que suele ver en el emprendimiento?

El primer obstáculo que las empresas encuentran suele ser el equipo, reunir un equipo adecuado. Normalmente, los equipos diversos son más innovadores y tienen más posibilidades de éxito, pero también de fracaso, porque la comunicación es peor entre gente distinta.

El momento en el que un emprendedor consigue tener un equipo que funcione tiene ya mucho ganado. Luego, hay que tener una idea que el cliente quiera. Conseguir un producto que tenga una acogida en el mercado. Hay veces que un emprendedor tiene una idea de lo que él quiere hacer, pero lo importante es qué quiere el mercado, el cliente.

¿Y el tercero?

El tercero ponerlo en marcha.