Susi Sánchez (Valencia, 1955) ha recogido el Premio Goya a la mejor actriz de reparto por su papel en Cinco Lobitos, momento que ha aprovechado para reivindicar el papel de las mujeres y pedir a los hombres "estar codo con codo" porque "es importante llegar a un acuerdo y si la sociedad es un desastre está en nuestra mano arreglarlo".
En esta categoría, que ha sido anunciada por las actrices Petra Martínez y Belén Cuesta, Susi Sánchez competía con: Marie Colomb, por As bestas; Carmen Machi, por Cerdita; Penélope Cruz, por En los márgenes; Ángela Cervantes, por La Maternal.
Al recoger el premio, la intérprete ha querido "dar las gracias a los compañeros académicos por este segundo reconocimiento. La participación de la mujer está creciendo pero aún nos queda mucho y no podemos solas, somos la mitad y necesitamos a la otra mitad que sois vosotros", ha comentado.
Feminista, valiente, elegante
Susi Sánchez es muy alta, esbelta, rubia, de voz profunda y con carácter desde hace mucho tiempo. Desde antes de que nada de eso estuviera de moda ni fuera normal en España. Es feminista, valiente, elegante como pocas y arrebatadoramente honesta y luchadora.
Hace equilibrios, como una maga contemporánea para robarle al presente pedacitos del futuro y poder escapar de puntillas a la casa de campo en la que estudia sus personajes, descansa y salta desde el ruido al silencio que, a veces, tanto necesita.
En el teatro, su casa, ha disfrutado de directores como Lupa, Veronese, José Luis Gómez, Lluís Pascual o Pandur, entre otros. Cada vez trabaja más y más en el cine: nos ha mostrado su vulnerabilidad, su soledad, su pasión, su distinción y su aparente frialdad, su amor y sus contradicciones en personajes creados minuciosamente para películas como La enfermedad del domingo de Ramón Salazar, por la que gana su primer Goya a la mejor interpretación femenina protagonista en 2018.
Ha participado en cuatro de las últimas producciones de Almodóvar, y en los últimos años ha rodado con Avelina Prat, Secun de la Rosa y Oscar Aibar, entre otros muchos cineastas. Ha recibido el Premio de Cine Mejor Actriz Española del 2022, nada más y nada menos.
Y ahora, Susi es una loba felicísima de estar viviendo todo lo que le está pasando, gracias a su feroz y personalísima interpretación en la ópera prima de Alauda Ruiz de Azúa, Cinco lobitos. Una cascada de premios parece estar cayendo hasta su firmamento, gracias a esta película, por la que ha sido nominada al Goya Mejor Actriz de Reparto 2023.
[Alauda Ruiz de Azúa: "Hacía falta una mirada más honesta de la maternidad"]
En 2023 ha recibido La Biznaga de Plata a la Mejor Interpretación Femenina (ex aequo a Laia Costa) en el Festival de Cine de Málaga. El Premio Feroz a la Mejor Actriz Secundaria. La Medalla CEC a la Mejor Actriz de Reparto.
Pero, además, Susi Sánchez asume la responsabilidad del cargo de vicepresidenta de la Academia de Cine de España.
Ha terminado recientemente el rodaje del largometraje Loli Tormenta, del excepcional cineasta mallorquín Agustí Villaronga, su maestro queridísimo, recientemente fallecido, una comedia que ella protagoniza y que verá la luz del cine en marzo de este año.
¿Cómo llega a su vida la propuesta de formar parte del proyecto Cinco lobitos?
Me llega antes de la pandemia, a través de Manu Calvo, al que conozco a raíz de las películas que he hecho con la productora El deseo. Me envió el guion y me habló de Alauda Ruiz de Azúa, una directora que yo no conocía y que estaba encantada de que yo pudiera hacerlo.
Al leer el guion me quedé impactada, me impresionó que una mujer tan joven hubiera escrito una historia tan profunda, tan honda, y enseguida contesté que sí. Dos años después volvieron a contactarme cuando estuvo en marcha la producción.
¿Cómo trabaja y prepara, junto a Alauda Ruiz de Azúa, la hoguera de la creación de su personaje, la madre, en Cinco lobitos?
Alauda fue muy lista, a mí me sorprendió muchísimo la propuesta que nos hizo. Los actores nos conocimos improvisando, no ensayábamos las escenas de la película sino que improvisábamos sobre las diversas situaciones, por ejemplo, cuando nos conocimos mi marido y yo, o un día en casa con mi hija.
Trabajamos todos los compañeros juntos para que el personaje de cada cual tuviera un poso una vez que empezáramos a rodar: eso fue importantísimo. Yo había preparado previamente el trabajo en casa con una coach porque era muy delicado de tratar, se corría el riesgo de que ella cayera fatal: es una madre osca.
Luego, en el proceso de rodaje, Alauda tenía muy claro todo, cada día de rodaje era como una masterclass, se rodaba cada secuencia de distintas formas, con lo cual, los actores no sabíamos cómo sería finalmente la película.
[Susi Sánchez, la actriz que era “demasiado alta” para ganar el Goya]
Usted siempre ha sido una actriz que indaga en los espacios invisibles del personaje, en aquello que no está explícitamente escrito en el guion, ¿ráfagas que imprimen en el personaje un carácter que no es el evidente?
Sí, de otra manera los personajes serían clichés. Lo interesante es poder llegar a crear una entidad y humanidad diferente en cada personaje, ir asociando qué tipo de mujer es, cómo ha sido su pasado, cuál es su carácter o porqué reacciona así. Te haces muchas preguntas cuándo empiezas a trabajar un personaje.
Y en el rodaje, cuando ya lo tienes todo dentro, te olvidas de todo y te tiras a la piscina, porque ya está todo ahí, digerido y preparado para sostenerte durante el trabajo.
¿Ha cambiado la profundidad y la mirada sobre las mujeres, gracias a los personajes femeninos que escriben actualmente las nuevas cineastas?
Sí, porqué además tienen una sensibilidad diferente a la de los hombres para tratar temas como la maternidad, los cuidados, etc., temas que nosotras vivimos y sufrimos. La maternidad, especialmente, es un tema muy fuerte que siempre se ha tratado en la literatura o en el cine como una cosa muy “bonita”, como algo que completa la vida de una mujer y todo eso.
Sin embargo, es una carga muy fuerte para una mujer tener que ser madre porque esta sociedad patriarcal así lo establece, se lo exige. Y, claro, no todas las maternidades son igual de agradables ni todas las mujeres quieren ser madres, y se sienten atacadas por todos lados, por eso es importante verlo desde una perspectiva femenina.
Al igual que otros temas como la conciliación laboral, los cuidados de los padres mayores, temas que las mujeres de ahora están tratando con más realidad y más profundidad.
[Alauda Ruiz de Azúa: "Hay una inercia social por la que los cuidados recaen sobre las mujeres"]
En ese sentido, ¿el cine está haciendo un trabajo, no sólo emocional o cultural, sino también social, contribuyendo a la apertura del pensamiento y al feminismo?
El cine tiene que tener un compromiso social. Si entras a ver una película y sales igual que has entrado, malo. A mí me gusta que el espectador tenga “el culo apretado”, por su bien: no porque me guste su incomodidad, sino porque eso es signo de que está encarando cosas y eso siempre es bueno. La misión de la cultura es esa: despertar.
¿Qué ha despertado en usted su trabajo en Cinco Lobitos? ¿Cuál es la emoción, el poso, la matriz del aprendizaje que ésta película le ha dado?
Mientras preparaba el personaje estuve muy triste: me dolía ver la dificultad tan grande de Begoña para aceptar y vivir el afecto, el contacto amoroso y cariñoso. Ella se encarga de cuidar todo: la casa, al marido, etc., como muchas otras mujeres de esa generación que han sido educadas así, para cuidar de los demás pero no de sí mismas.
No sabe acariciar, eso me producía un dolor tremendo porque yo soy muy tocona. Que una mujer no pueda expresarse con un beso, un abrazo, una caricia, que no pueda expresar su amor, me parecía durísimo. Valoré lo importante que es el contacto, en las relaciones, y que esa falta de contacto distancia tantísimo a las personas.
Hay muchas mujeres así, y muchos hombres, que no saben mostrar su afecto.
[Ángela Cervantes: "Cuando leí el guion pensé, ostras, voy a hacer de abuela"]
¿Dónde se siente realmente “en casa”? ¿Sobre las tablas de un teatro, en un set de rodaje, o en ambos por igual?
Ahora no sabría decirte porque hace casi tres años que no hago teatro ya que estoy haciendo mucho cine, además de una serie que he grabado hace poco con la productora El deseo, curiosamente, una comedia.
Para mí, el teatro ha sido siempre mi lugar sagrado, mi casa, mi lugar de encuentro conmigo misma y con el arte. Aunque es verdad que, ahora, estoy encontrando con el cine puntos de afinidad extraordinarios, porque se están haciendo cosas muy potentes.
Estos últimos años, especialmente a raíz de su papel en el largo La enfermedad del domingo, el cine ha redescubierto a Susi Sánchez, dando valor a ciertas características suyas, como su altura, su voz… ¿eran handicaps lo que ahora son posibilidades?
Sí, voy como a la contra, soy como la excepción que confirma la regla, es así. Y también soy una excepción porque reconozco que la mayoría de mis compañeras no han tenido o no han podido tener una carrera como la mía.
Yo creo que nací antes de tiempo. Era la más alta de mi época, era rubia, cosa que en España tampoco era muy habitual, y cuando empecé mi carrera de actriz, por mi estatura y mi delgadez no me daba personajes normales: me daban fenómenos atmosféricos, astros, cosas así. Yo hacía la broma de decir: ‘Si me llaman para hacer El jardín de los cerezos de Chéjov, seguro que me ofrecen el papel de cerezo’.
Al hacerme mayor he podido hacer papeles de madres porque los chicos y chicas de las nuevas generaciones ya son todos muy altos.
[Luna Pamies: “Cuando me llamaron para contarme que estoy nominada, dije: se han equivocado”]
¿Qué suponen para usted, los numerosos premios recibidos por su trabajo en Cinco Lobitos y el estar, ahora, nominada a los premios Goya?
La película está teniendo muchísimo reconocimiento a lo largo del camino andado, y con estas 11 nominaciones en los Goya estamos todo el equipo entusiasmados. Yo estoy muy contenta sobre todo por Alauda, porque es su primera película, es increíble, es una mujer con un talento extraordinario y además es sencilla, humilde, es maravillosa.
Pero yo no tengo nervios porque es tanto el lío de todo lo que está ocurriendo, que no tengo ni tiempo de ponerme nerviosa. Quizá cuándo llegue el momento me muera del susto, pero no creo. Estoy aquí y ahora, en el lío.
Hablando de lío, ¿cómo está viviendo la preparación de la, ya inminente, gala de los Goya, como vicepresidenta de la Academia de Cine?
¡Hay muchísimo lío! Esto es como un tronco de árbol muy grande del que salen un montón de ramas en las que hay un sinnúmero de hojas. Tengo que cuidar que ninguna de esas hojas se caiga, porque si cae una sola hoja puede caer el árbol entero.
¿Qué está suponiendo para usted su cargo en la Academia? Este compromiso con el cine español desde otra perspectiva, otro lugar que va más allá de la interpretación. ¿Por qué aceptó el cargo y cómo lo vive día a día?
Cuando me llamó Fernando Méndez Leite para ofrecerme el cargo, le dije: ‘Yo esto no lo veo nada claro, ¿esto cómo se hace?’. No hay cursos para ser vicepresidenta. Me contestó: ‘No te preocupes, poco a poco’.
De lo que sí me he dado cuenta, desde las primeras reuniones de la Junta Directiva, es que hay muchísimas cosas por delante que se pueden hacer. Aunque la Academia no tiene un poder político, sí puede tener una influencia importante por lo que representa. Creo que tenemos que entrar a fondo en muchas cuestiones, como la educación o la igualdad de género.
Veo que hay muchas cosas interesantes que se pueden hacer, y que hay gente en la Academia con muchísima capacidad de trabajo.
Entre otras cosas, la Comisión de Igualdad ha sido creada de su mano. ¿Sigue siendo absolutamente necesario luchar por la igualdad, también en todos los ámbitos del cine?
Actualmente, de los dos mil y pico socios que somos ahora en la Academia, solo seiscientas, aproximadamente, son mujeres: un tercio, con lo cual necesitamos más mujeres que se asocien, que colaboren, que trabajen, para que la presencia de mujeres esté equilibrada respecto a los hombres. A ver si lo conseguimos.
[Anna Otín, nominada en los Goya: '"Alcarrás' llegó a mí y me transformó en alumna"]
En 2023 el porcentaje de mujeres nominadas a los Goya ha aumentado hasta un 40%. Tres mujeres nominadas en la categoría de Mejor Dirección Novel, y de los cinco títulos aspirantes a Mejor Película, hay tres dirigidos por mujeres. ¿Es la primera vez en la historia de los premios?
Sí, es la primera vez en los Goya que se da la paridad en varias categorías, así que algo quiere decir. Yo tengo esperanza de que esto sea el inicio de una bonita amistad con la igualdad.
¿A qué lugar, dentro de sí misma y del mundo, siente que ha llegado? ¿Dónde está, ahora, como actriz y como ser humano?
No creo haber llegado a ningún lugar, sigo en el camino, llegaré cuando me muera al final del camino. No tengo la ambición de hacer eso o aquello porque me siento satisfecha con mi recorrido y muy agradecida a la vida, a la gente con la que he trabajado, a mis maestras y maestros.
Honestamente, no le puedo pedir más a la vida, me considero una persona muy privilegiada dentro del mundo en que estamos viviendo. Me daría casi vergüenza pedirle más a la vida, no puedo desear más que lo que tengo. E intentar vivir el momento, porque si me anticipo me agobio.
[Las mujeres que han ganado el Goya por orden alfabético]
¿Tiene preparado el discurso para recibir el Premio Goya, o alguien especial a quien dedicárselo?
Todavía no lo he pensado, no he tenido tiempo. El día 11 de febrero se celebra la gala de los Goya y el día 13 vuelo a Lima para rodar allí una película durante un mes, así que lo que necesito es preparar la película con tiempo, dejando reposar las cosas, haciendo un trabajo… como de hormiga. Y en eso estoy.