Nací un sábado de diciembre de 1989. Mi infancia fue tranquila y feliz, e hice todo lo que pude para sobrevivir al colegio y el instituto. Tarea un tanto difícil cuando tienes una mente que se ausenta del mundo real cada cinco minutos.
Estudié la carrera de Magisterio Infantil como quien se come un helado de otro sabor distinto porque no quedaba del que quería. Pertenezco a esa generación en la que estudiar era la máxima de todas las cosas, aunque aún no tuvieras ni idea de qué querías hacer con tu vida.
Cuando acabé la carrera hui (literalmente) a Francia y no volví hasta cuatro años después. Lo hice con ahorros bajo el brazo y determinada a dedicar, por fin, mi vida a lo que de verdad me gustaba.
Así que, además de estudiar interpretación, en una escuela de cine, y teatro musical, en una escuela de baile, decidí terminar (y luego publicar) mi novela En época de tulipanes, un libro que había comenzado a escribir en Francia.
Su relativo éxito me animó y comencé a hablar de libros en redes sociales donde soy conocida como Entre Tulipanes. Hace ya casi seis años desde entonces y, entre medias, ya he publicado un total de cuatro libros. Me apasiona actuar, pero escribir es el motor de mi existencia.
Que yo recuerde, comencé a escribir desde que tengo uso de razón. Desde bien pequeña llenaba pequeños cuadernos con imágenes, a modo de viñetas, y empecé a complementarlos con palabras y frases en cuanto aprendí a escribir.
Mi pasión por contar historias se trasladaba hasta los manteles de papel de algunos restaurantes a donde iba con mis padres a comer. Incluso en esos momentos me adueñaba de algún bolígrafo y dejaba una historia improvisada como recuerdo antes de marcharme. Mi romance por contar historias es tan antiguo como yo.
Comencé a escribir El baile de la libélula (publicado en febrero de 2023) en 2018. Un año antes había autopublicado mi primera novela y, aunque deseaba seguir escribiendo, me pilló en un momento de mi vida en el que me planté, eché la vista atrás y decidí que había llegado el momento de contar (a través de una historia inventada) algunos sucesos de mi pasado que sentía que debía dejar salir.
Quería que otras personas pudieran verse reflejadas, menos solas, encontrar una guarida. Este libro, a simple vista y mirando solo la portada, puede parecer una historia de amor sencilla.
Pero esta trama esconde muchos terrenos diferentes, muchas pruebas de la vida que afectan de manera distinta a quien les toque vivirlas y muchas vivencias en las que estoy segura que otras personas se verán reflejadas.
Por eso quise que Elinor, la protagonista, fuese una adolescente a punto de cumplir la mayoría de edad. Una joven rodeada de problemas y ciertas desgracias que la empujan a convertirse en adulta antes de lo que ella hubiera querido. Eso la colocaba en el lugar adecuado para hablar de ciertos temas y plantearlos de una perspectiva más visceral.
El baile de la libélula habla de la adopción, de la muerte de un ser querido, del amor dañino, pero también del amor sano, ese que cura las heridas, te hace fuerte y promueve tu independencia en lugar de tu dependencia.
Es un libro lleno de colores, de sentimientos dispares que convergen en un mismo punto. Una historia que muestra diferentes formas de amar, varias perspectivas de vivir y sentir el amor, tanto de pareja como de amistad y familia.
A veces una amiga aparece en el lugar más insospechado, una familia se crea de retazos de otras personas y el amor surge en un mero despiste. Lo único que pretendo con este libro es dar a conocer situaciones personales que he vivido en primera persona o que han vivido personas cercanas a mí.
Situaciones buenas y malas que siento que están mejor en un libro, compartidas con el mundo, que pudriéndose en mi interior. Con esta historia pretendía sanarme a mí y ayudar a quien le sirva cuando la lea. Nada me llena de mayor felicidad que la idea de pensar que alguien pueda encontrar un refugio en el interior de este libro.
Elinor ha perdido al único ser querido que le quedaba en el mundo: su madre. Y debe marcharse a vivir con sus tías hasta que cumpla la mayoría de edad. Las dos mujeres que, supuestamente, causaron la ruina de su madre.
Un cambio que pondrá su vida en un lugar diferente y que le brindará la oportunidad de devolver el golpe a las personas que se lo han quitado todo. Pero la realidad de la vida siempre tiene más capas de lo que a priori pueda parecer.
Y en medio de esta vorágine emocional Elinor descubrirá qué tipo de relación mantiene con su pareja actual, qué tipo de “amor” debe evitar y, a través de una nueva persona que entra en su vida, qué tipo de amor es de verdad digno de ser deseado.
Esta novela es un camino de autodescubrimiento y un canto al resurgir, al afrontar la vida lo mejor posible. Miro atrás y no puedo creer que hayan pasado más de cinco años desde que creara esta historia y todos sus personajes.
Entre medias he publicado otros libros escritos mucho después, de los cuales me siento orgullosa, pero siempre con la eterna sensación de fracaso con respecto a El baile de la libélula. Frustrada por no conseguir que ninguna editorial se interesase. Y ahora que puedo verlo con perspectiva y mucha más sabiduría, comprendo que mi historia tenía que madurar, crecer y transformarse en algo mejor de lo que era.
Por eso ahora me siento orgullosa y feliz, porque esta historia estuvo en un cajón durante mucho tiempo y, cuando por fin se presentó la oportunidad de que viera la luz, tuve la suerte de poder entender qué eran las cosas que fallaban y cómo podría sacarles un mejor partido a las cartas que yo misma me había repartido. Para ti, que estás leyendo estas líneas: espero que encuentres tu propio baile.