Claudia Ibáñez, Judith Jiménez y María Jiménez crearon Mirada al Bierzo mucho antes de poder constituirla como asociación. La crearon imaginándola desde que salieron de la comarca leonesa para ir a estudiar a grandes ciudades: Claudia y María en Madrid y Judith en Barcelona. Cada año, y con la ayuda de las familias, miles de jóvenes de la España rural se trasladan a los centros urbanos para cursar estudios universitarios y tratar de encontrar allí un trabajo que les permita quedarse. Ellas, en cambio, decidieron volver por la calidad de vida que les da el entorno rural.
El Bierzo es una gran comarca administrativa calcada a partir de la región natural que lleva el mismo nombre en 1991. Una región de tierras arcillosas, de pasado minero y especialmente verde, en comparación con la comunidad a la que pertenece, Castilla y León, con la que colinda al sur. Es tan extensa que se encuentra a una hora de distancia en coche de la capital de provincia, León. Al norte de El Bierzo se encuentra Asturias, pasando por Babia y Somiedo, y al oeste toca la provincia gallega de Lugo. Las gentes de El Bierzo tienen una forma de hablar muy característica que combina los dejes de las tres Comunidades Autónomas, y aún así, parecen inclinarse más por los del norte de la Cordillera Cantábrica que por los del sur de los Montes de León.
Los retos a los que se enfrenta El Bierzo son múltiples. Entre ellos suelen destacar la creciente despoblación y el envejecimiento de la población, la consecuente falta de relevo generacional en muchos oficios especialmente masculinizados, la pérdida de impulso económico; el aislamiento; la ausencia cada vez más sonora de servicios básicos que garantizarían el derecho a la salud y la educación, entre muchos otros. Pero no se atajan: todas estas carencias podrían estar olvidándose de las inquietudes, intereses y preocupaciones de las mujeres, las que tradicionalmente anclan la población porque plantan la semilla del arraigo.
Con ese espíritu fundaron la asociación Claudia Ibáñez, que es psicoterapeuta especialista en gestión emocional, alta sensibilidad y género; Judith Jiménez, bióloga experta en gestión de fauna y medio ambiente, especializada en diseño web; y María Jiménez, politóloga y jurista con un máster de Derecho Ambiental.
En Castilla y León, y concretamente en la provincia de León, apenas existe un tejido asociativo. Prácticamente no hay figuras en las que las mujeres se puedan apoyar, y como son pocas para una población dispersa, sin apenas servicios, sus esfuerzos para sensibilizar y formar en igualdad de género no son suficientes.
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Los servicios que hay se podrían contar con los dedos de una mano, pero tienen algo en común y es que están centralizados en los núcleos urbanos: "En el caso de El Bierzo, todo está en Ponferrada (60.000 habitantes). Si una mujer sufre maltrato, allí puede acceder a un servicio no tan multidisciplinar como en otros lugares de España, pero la posibilidad existe". El problema, reflexiona Claudia, la psicóloga, es que es prácticamente inalcanzable: "Alguien que vive en un pueblo, súper aislado y a muchísima distancia, igual no puede bajar o acceder a ese servicio que sólo está en la ciudad".
Para más inri, cuenta la bióloga Judith, "las carreteras están muy deterioradas, además de que los pueblos están lejos de Ponferrada, la mayoría son de menos de 5.000 habitantes, aunque hay aldeas de 11 habitantes y sólo dos autobuses al día que pueden llevarte a Ponferrada": "Hay toda una multitud de factores que impiden el acceso a los pocos servicios que hay para todas las edades y especialmente para las mujeres".
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Pero el mayor problema, continúa, es que "las zonas más rurales son las que presentan una población más envejecida. Hay muchísimas mujeres mayores que no tienen carné de conducir, por lo que dependen de otras personas, en algunas ocasiones, del mismo hombre que las maltrata".
María, la politóloga y jurista, sostiene que anteriormente había más subvenciones para paliar este tipo de situaciones, pero que han ido desapareciendo, al tiempo que el tema de la igualdad se ha convertido en un tema polarizador: "Con la entrada de determinados partidos al gobierno regional, que son negacionistas de la violencia machista, también el discurso ha cambiado y te dicen que la igualdad 'ya no tiene importancia', que 'ya has logrado los objetivos', pero no es verdad". Las actividades que realizan desde Mirada al Bierzo para fomentar los valores de la igualdad, y donde tienen preferencia las mujeres por todo lo expuesto, apenas cosechan un 1% de participación masculina.
Reactivar el medio rural
Mirada al Bierzo por una igualdad real
Un territorio rural como El Bierzo, que vivió durante décadas de la industria del carbón y donde se desmantelaron las centrales térmicas, presenta un mercado laboral en el que se buscan conductores de maquinaria pesada, soldadores, camperos, chapistas, electromecánicos. No es que te impidan ir como mujer, matiza Judith: "Pero cuando ves que el 99% de los que acuden a estas ofertas son hombres y después, al haber tanto campo, se buscan 30 empleados para gestión de montes con motosierra o desbrozadora durante al menos ocho horas... Te hace pensar".
Aunque el ejemplo utilizado es la comarca de El Bierzo, esto sucede mucho en el entorno rural de toda España. María observa que, al mismo tiempo, hay una grandísima cantidad de mujeres jóvenes, de entre 20 y 40 años, han tenido que salir de la comarca para buscar empleo fuera: "Las ofertas de empleo siguen muy masculinizadas y prevalecen los roles de género en el imaginario colectivo, que plantea que determinadas ofertas de empleo son sólo para hombres".
"Muchas veces las mujeres no tienen la independencia económica o el sustento necesario para poder salir de ciertas situaciones de vulnerabilidad, por lo que continúan muy ligadas a la figura de un hombre", cuenta Claudia. Por eso, explica Claudia, a través de Mirada al Bierzo crearon talleres de emprendimiento femenino: "Lo hacemos desde dos perspectivas. Por un lado, desde la parte legal, burocrática y de herramientas de financiación, que lleva María, abogada y politóloga. Y yo, que soy psicóloga, me encargo más de aspectos relacionados al autoconocimiento o la gestión emocional, enseñando a romper con las inseguridades que tienen las mujeres cuando van a dar el paso de convertirse en emprendedoras".
La psicóloga ha observado que la falta de referentes femeninos de emprendimiento no sólo se produce en Castilla y León, sino en lo nacional, y que esto tiene unas consecuencias: "La mujer queda todavía relegada a ese plano del cuidado de los hijos y del hogar. Las mujeres vienen con muchas inseguridades. No se creen capaces muchas veces de apropiarse de ese papel en su vida".
Se buscan mujeres referentes
Los pocos hombres que acuden a los distintos eventos que organiza Mirada al Bierzo dan muestra de que "todavía creen que la igualdad es sólo una cuestión de mujeres", señala María: "Es necesario que los hombres rompan esa tendencia y esos comportamientos que muchas veces están vinculados con la propia educación patriarcal y los sesgos cognitivos".
No hay una conciencia compartida de que, para lograr una igualdad real, es necesaria la participación de toda la sociedad, de mujeres y hombres: "También es necesario que acudan para aprender a detectar y cambiar esos patrones educacionales de desigualdad".
Formación y ocio para jóvenes y mayores de El Bierzo
"Por ejemplo, el Ratoncito Pérez se convierte en la Ratoncita Pérez para los más pequeños, de tres a cinco años, en una obra donde damos unas pinceladas sobre temas de igualdad de género", cuenta María.
Para las personas mayores, desde Mirada al Bierzo realizan fanzines en los que recogen con algo de literatura e ilustraciones historias de mujeres "con una larga vida que contar", explica Claudia: "Suelen ser mujeres mayores. Lo que hacemos es un acto de presentación y la entrevistamos para que cuente sus experiencias". Encuentros en los que confluyen bastantes personas de edad avanzada.
Estereotipos y mujeres rurales
Otro asunto que cuesta digerir, reconoce la bióloga, es muchas veces la reacción de la gente al proyecto feminista y rural de Mirada al Bierzo. "El primer arranque es decir que 'la igualdad ya se ha conseguido' o que 'el proyecto no tiene sentido'. También hay un discurso que suelen repetir los hombres desde el miedo o la reticencia, quizás porque se sienten vulnerados o sienten que la sociedad les acusa de algo, y te sacan las denuncias falsas por violencia de género", dice enfadada Judith, puesto que son una parte ínfima, casi inexistente, dentro de la lacra de la violencia machista.
Es entonces cuando las circunstancias las llevan a recordarles que no se les está culpando ni atacando, que lo que está en discusión es el sexismo, que hay que escuchar más las experiencias de ellas y que su colaboración es deseable y necesaria.