'Coloquio sobre la fotografía actual' decía el cartel que anunciaba un debate, organizado por el Museo de Salamanca, que tendría lugar el pasado 23 de febrero. El objetivoera conversar sobre la misión de los fotógrafos en el mundo actual, en el contexto de la exposición 'Transversalidades. Fotografía sin fronteras'. En la mesa redonda participarían Valentín Cabero, Alberto Prieto, Victorino García y Santiago Santos. Ninguna mujer.
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Dos meses atrás, la fotógrafa española María Clauss se convertía en la primera mujer ganadora, en 26 ediciones, del Premio Internacional de Fotografía Humanitaria Luis Valtueña, con 'Hasta donde habite el olvido'.
El número de mujeres que estudian fotografía es más alto que nunca, pero las cifras de las que acceden al mundo laboral como periodistas son muy bajas. Según una investigación de World Press Photo, solo el 15% de fotoperiodistas son mujeres. ¿Qué está pasando?
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Olvidadas y eclipsadas
Anna Atkins (1799-1871), botánica inglesa, fue considerada la primera mujer fotógrafa, aunque Bertha Wehnert-Beckmann (1815-1901) es considerada la primera fotógrafa profesional.
Después de ellas, cada vez más mujeres han decidido dedicarse a la fotografía. "Me sigue sorprendiendo la falta de rigor con la que nuestra sociedad ha documentado y registrado el trabajo fotográfico de las mujeres", criticó la doctora Stéphany Ofray a EFE.
Un ejemplo de ese olvido podría ser Isabel Agnes Cowper (1823-1911), quien fue la fotógrafa oficial de South Kensington Museum durante más de 23 años. Estuvo eliminada de la historia de la institución hasta, según EFE, hace muy poco. Anna Atkins (1799-1871), Julia Margaret Cameron (1815-1879) o Lady Clementina Hawarden (1822-1865) sí tuvieron la suerte de contar con algo más de atención.
“Cada una de estas fotógrafas y las que todavía quedan por descubrir han aportado algo a la fotografía, tanto por el interés que como grupo han prestado a este nuevo medio, como por la relación personal que cada una de ellas mantuvo con la cámara fotográfica”, explicó Stéphany Onfray.
Junto a ellas, según EFE, tres daguerrotipistas itinerantes francesas viajaron por España en los años 1850 y recorrieron la península ofreciendo sus famosos “retratos al daguerrotipo”. Madame Valepery, Madame Senges y Madame Fritz son consideradas las primeras mujeres que ejercieron la fotografía profesionalmente en España.
Cada vez más mujeres empezaron a interesarse por la fotografía. Cabe destacar a profesionales como la valenciana Josefa Plá Marco (1830-1870), la catalana Dolores Gil de Pardo (1842-1876) o la gallega María Cardarelly (1845-1910), quien es autora de uno de los famosos retratos de Rosalía de Castro.
De acuerdo con EFE, todas ellas llevaron a cabo el oficio de fotógrafas, que "se transformó en una de las primeras fuentes de inclusión en la vida laboral para muchas mujeres".
Aulas llenas de mujeres
Hoy, en medios como el New York Times, Le Monde o The Guradian, la media de fotos de mujeres publicadas en 2022 fue del 21,5%, según la organización Women Photograph. Menos de una cuarta parte.
Mientras, las profesionales aseguran que las aulas están llenas de mujeres. Entonces, ¿qué está pasando? Varias fotógrafas explican a magasIN que son varios los obstáculos que deben sortear para adentrarse al mercado laboral.
Equipos pesados, viajes, el problema de conciliación en caso de decidir ser madre, hacerse un hueco para conseguir la mejor foto… "Al cabo de los años me di cuenta de que es una figura hecha esencialmente a medida del hombre", cuenta a magasIN la fotógrafa Lurdes Basolí.
Comenta que cuando realizó su proyecto más conocido, La sucursal del cielo, en Caracas, sobre la violencia urbana, trabajó siguiendo esos patrones del fotoperiodismo clásico, moviéndose en una zona conflictiva, estando siempre muy expuesta.
La fotoperiodista Vanessa Casteleiro recuerda a magasIN que, hace unos cincuenta años, se paró un partido de fútbol para expulsar a la reconocida fotógrafa Joana Biarnés por ser mujer. "¡Puta!", se gritaba desde las gradas. Pero ella dijo que estaba acreditada y no se movió. ¿Ha cambiado algo desde entonces? Para ella sí, bastante, pero, "¿a costa de qué?" Y aun así considera que queda mucho que cambiar.
Un cambio de mirada
Sin dudarlo, Casteleiro afirma que la mirada de los hombres y la de las mujeres es diferente. "Para empezar podemos decir que la historia del siglo XX está contada por un hombre blanco. Las mujeres originalmente estábamos delante de la cámara y a poder ser en pelotas".
Según la fotógrafa, las mujeres tuvieron que dar ese gran salto, primero vestirse y luego colorcarse tras el foco, que es fundamental, puesto que la mirada de las mujeres "es completamente diferente". Explica que muchos temas de mujeres "no se tratan" y si se tratan se hace de una manera que muestra a las mujeres como "víctimas, como débiles, vulnerables, casi siempre con ese matiz".
"Nosotras vemos a las mujeres de una forma completamente diferente, como guerreras, luchadoras, trabajadores, un montón de cosas". Por ello, considera que habría que mirar a las mujeres "como lo que son" y "no como lo que nos han inculcado toda la vida o como nos quiere ver".
A ello, Basolí suma que la mujer tiene que llevar consigo a su trabajo una crítica que apenas está en el fotoperiodismo y cuestionarse para qué está sirviendo su trabajo. "El fotoperiodista se cree con derecho a hacer fotos y yo me creía con ese derecho. Y lo que hay es derecho a la propia imagen, sobre todo de los colectivos vulnerables y la intimidad. Entonces una relación respetuosa y otra ética es también muy necesaria en el fotoperiodismo. Desnaturalizar eso", añade.
¿Dónde están en los concursos?
"En los concursos fotográficos evidentemente hay menos participación de mujeres porque no hay presencia en el mercado laboral", señala Castelerio. Y añade: "Además, presentan temas vistos desde los ojos de una mujer, con lo cual son temas que no estamos acostumbrados a ver o a reconocer".
Considera que habría que plantear por qué ellas no llegan al mercado laboral, por qué no ganan concursos, sabiendo que las aulas están llenas de fotógrafas. "Hay una razón que no es por culpa de las fotógrafas", apunta.
Aunque hay mujeres que han ganado concursos. Lurdes Basolí se hizo en 2010 con el Premio Inge Morath (Fundación Inge Morath y Magnum Photos), lo que le dio reconocimiento internacional en aquel momento. El galardón hizo que dos años después se juntaran en Austria varias ganadoras de distintos países y plantearon un proyecto que llevaron a cabo.
"Fue un viaje por el Danubio con un camión galería haciendo fotos nosotras y esa experiencia fue determinante para mí, para darme cuenta de que cuando las mujeres colaboramos hay menos egos, lo que hay es apoyo, generosidad y esfuerzo. Fue muy bonito, entonces empecé a preguntarme por qué había salido tan bien cuando era tan difícil el reto", cuenta Basolí, que desde entonces ha trabajado con mujeres y con hombres "con otra sensibilidad".
La fotógrafa considera que este es un momento muy interesante para las mujeres fotógrafas y que las que siguen dentro del fotoperiodismo también están explorando otras maneras de contar.