Cuando Anja Schneider (Bergisch Gladbach, 1967) mezcla como DJ, irradia pura alegría y pasión por la música electrónica. Ya sea pinchando en Ibiza, Berlín o Nueva York, el objetivo de esta alemana es crear un ambiente en el que "todo sea posible y todos estén invitados".
La huella de Schneider en la industria musical se extiende mucho más allá de la cabina de pinchadiscos. En las últimas tres décadas, se ha establecido no solo como una pionera del techno, sino también como una artista original, productora, dueña de sellos discográficos y una inspiración para las creadoras en toda la industria musical.
Su camino hacia la música fue improvisado y poco convencional. "Empecé como una fan normal, como una raver", cuenta. Schneider asegura que todo cambió a finales de los años 80, cuando comenzó "la obsesión" por el acid house que llegaba a Europa desde Chicago: "Yo vivía en Colonia y había una pequeña tienda de discos por la que siempre pasaba y donde escuchaba esta maravillosa música y pensaba: 'Wow, ¿qué es esto?'", recuerda.
El 'acid house' llegó a su vida
En ese momento, Berlín era el centro de la emergente escena techno europea y hogar del archiconocido club Tresor. Schneider sabía que era donde tenía que ir: "Conduje mi pequeño coche durante 12 horas. Tresor tenía una planta superior llamada Globals, donde tocaban más hip-house, pero abajo estaba este legendario club techno".
Cuando llegó por primera vez a Tresor, ella era solo una adolescente. Ahora, recuerda haber estado de pie durante cinco horas en la planta superior preguntándose "¿dónde está el techno? ¿Dónde están las luces estroboscópicas de las que todo el mundo habla?".
Después de cinco horas, cuenta, reunió todas sus fuerzas y le preguntó a alguien: "Lo siento, ¿es este el legendario Tresor?". Schneider cuenta que le miró y le dijo: "Oh, chica, no, ven conmigo". Y añade: "Me llevó de la mano a una pequeña escalera".
Fue un momento que cambió su vida. "Todavía tengo escalofríos cuando pienso en ello. Todavía puedo oler el sudor y la emoción que olí cuando bajé las escaleras", confiesa. Y así, dice, se encontró de pie "en el legendario Tresor".
Cautivada por el techno
La energía del club la cautivó. "No se trataba de cómo te veías. Era oscuro, sudoroso. Todos bailaban con todos. No importaba si eras rico o pobre, si eras hombre, mujer, lo que fuera. Era algo completamente espectacular", asegura Schneider sobre su primer contacto con el club techno.
Así, Schneider decidió mudarse a Berlín. Su objetivo era claro: "No quería ser solo una invitada; quería ser parte de ello", confiesa.
El comienzo de la carrera de Schneider fue fortuito. Y llegó mientras trabajaba como gerente de programas para una emisora de radio independiente. Se encargó de organizar un evento de 60 horas dentro del festival de música electrónica berlinés Love Parade, que contaba con 60 DJ, uno por hora.
Una mujer en un sector masculinizado
El evento fue un gran éxito, lo que impulsó su estatus en el mundo del techno. Sin embargo, sus primeros pasos en el mundillo estuvieron llenos de desafíos. Schneider era, al fin y al cabo, una mujer en una industria –la de los DJ– dominada por hombres.
[Las mujeres que hicieron el ‘Techno’]
En (demasiadas) ocasiones, su conocimiento y experiencia carecían de valor en aquella época. "Siempre se te juzgaba técnicamente mucho más que a los hombres. Tenías a algún chico que se acercaba durante la noche y decía que la música estaba demasiado alta, como si no supieras lo que estás haciendo".
Los inicios de Schneider se dieron, además, en una época en la que no existía eso que ahora denominamos body positive, y mucho menos para con las mujeres. "Las pocas mujeres que pinchábamos en esa época no parecíamos sexis. Nos poníamos una sudadera, intentábamos que se nos viese poco", reconoce la DJ.
Y añade: "Hoy en día es completamente diferente, las DJ son sexis, son mujeres y están orgullosas de sus cuerpos". Pero, confiesa, cuando empezó "no era así".
Un tema que levanta ampollas
Las mujeres ya no son una excepción en la industria del techno. Sin embargo, para Schneider sigue habiendo un tema un tanto escabroso, que le frustra como ningún otro: la conciliación. Le saca de quicio que le pregunten por el equilibrio entre trabajo y vida personal.
"Siempre he odiado eso", admite, y argumenta: "¿Le harías esta pregunta también a un DJ hombre? Todos mis colegas hombres tienen hijos, todos tenemos la misma vida familiar".
Ahora mismo, Schneider reconoce estar entusiasmada con el papel de las mujeres en la industria de la música electrónica. "Cuando empecé, sólo había unas pocas mujeres, y ahora estoy muy, muy feliz de que tengamos mujeres que pinchan en los mejores festivales. Son las cabezas de cartel", apunta.
Ella, por su parte, se ha convertido en una de las DJ más buscadas del techno: actúa en clubes de todo el mundo, gestiona dos exitosos sellos discográficos y utiliza su propio programa de radio para llevar la música electrónica a audiencias más amplias.
[‘Cinezín’ rinde homenaje a las pioneras de la música electrónica]
Su EP más reciente, The Good, the Bad, and the Acid, representa la culminación de tres décadas de pasión por la música electrónica que comenzó cuando era solo una adolescente en el Tresor Club. "La absoluta libertad que encontré allí cambió mi vida y mi forma de pensar", reconoce.
Su misión de difundir el poder de la música electrónica es inquebrantable: "Todavía tengo curiosidad. Todavía amo la música y todavía amo esto".