Con tan solo 28 años, Alejandra Martínez de Miguel se ha convertido en una de las poetas contemporáneas mejor valoradas por el público. Estudió psicología y más tarde realizó un máster para especializarse como sexóloga, pero lo que de verdad quería ser Alejandra era actriz.
Para ello, se formó durante 4 años en la escuela de interpretación Cristina Rota, compaginando sus estudios como actriz con los de psicología.
Convertirse en poeta o escribir un libro era algo que no estaba entre sus planes, pero la vida lo puso en su camino después de que se viralizara un poema suyo escrito a través de frases de canciones de reggaetón.
'Cállate y déjanos bailar', un poema que denunciaba el machismo, fue el comienzo de la carrera de Alejandra como poeta.
Tras dos años recitando lo que escribía en el Poetry Slam, una competición de poesía escénica en la que los participantes disponen de 3 minutos de tiempo para presentar sus textos a la audiencia que, posteriormente, decide quien gana, Alejandra lanzó su primer libro Bailatelo Sola (Plan B, 2019).
Ahora acaba de lanzar su segundo poemario, Al cuerpo de una mujer (Ediciones B, 2023), donde realiza un íntimo retrato del deseo y un valiente homenaje al cuerpo femenino.
¿Cómo se siente una después de lanzar su segundo libro?
Pues la verdad que es curioso, porque pasa mucho tiempo desde que tienes la idea de un libro hasta que se publica. En mi caso yo lo escribo todo a mano, comienzas a desarrollar las ideas, envías el manuscrito... Son como tres años de proceso, cuando salió yo no me lo creía.
Las primeras semanas pensaba: 'ah, que ya ha salido, que la gente lo está leyendo'. Por un lado, siento que hay una parte de alivio y de liberación y de orgullo, pero también una sensación de estar un poco curiosa y pensar que el libro ya no es solo mío, que ahora se está compartiendo.
En este poemario encontramos a una Alejandra más madura, que explora temas más complicados como puede ser la relación maternofilial o la sexualidad, ¿Qué diferencias encuentras tú respecto al anterior libro, Bailatelo sola?
Para mí es totalmente diferente. Mi primer poemario, Bailatelo sola, surgió a raíz de un poema que recité en el Poetry Slam y que se volvió viral. Cogí poemas que ya tenía escritos, que había recitado en el Slam... Al final era más un mix de varias cosas del que estoy tremendamente orgullosa, pero no había digamos un hilo conductor.
La gran diferencia con Al cuerpo de una mujer es que este libro sí que nace de una idea concreta. Yo tenía una idea de algo que quería contar y dije: 'vale, a ver cómo organizo el mensaje que quiero contar'. Me siento muy orgullosa de este libro, porque sí que siento que es la primera vez que he podido decidir qué era lo que quería contar y trabajar en pro de ello.
Creo que mis dos poemarios tienen mucho que ver con mi proceso vital, por eso considero que este es radicalmente diferente, porque yo soy otra persona distinta de la que era hace cuatro años.
En el libro tratas temas que la mayoría de gente se reserva para su ámbito privado: por ejemplo, el placer sexual, la relación con tu propia madre o vivencias personales con tu pareja. ¿Cómo afrontas esta exposición? ¿Has sentido vértigo sobre lo que podrían pensar tu círculo más cercano al leerlo?
Durante el proceso de escritura del libro viví mucho esa doble cosa de: tengo la necesidad de contar esto, pero que miedo que vaya a contar esto y que la gente lo vaya a leer. Es algo que creo que se refleja mucho en el libro. La primera vez que envié el manuscrito a mi amiga Bárbara le dije 'yo no puedo publicar esto'.
Por supuesto había miedo y vértigo, pero hice un proceso de confiar y de saber que obviamente, aunque hay cosas biográficas, cuando escribes poesía o en cualquier otro tipo de arte, estás poniendo una parte de ti, pero no necesariamente es todo de ti. Al final elevas esas vivencias para contarlo. Yo creo que me protegí con eso, y a día de hoy sigo haciéndolo.
Por supuesto, escribo sobre mi verdad, hay un dolor, hay un deseo, hay un trauma, pero también es una creación artística. En cuanto a mi círculo más cercano, he tenido conversaciones muy bonitas con mi madre a raíz de este libro, con mis amigas, con mi expareja y con mi pareja. Y creo que me quedo más con eso que con todo el miedo que tenía, porque tenía mucho miedo.
Estudiaste interpretación en Cristina Rota, ¿crees que las herramientas que aprendiste al estudiar teatro te diferencian a la hora de recitar?
Sí, sin duda, toda mi formación como actriz ha influenciado claramente en mi forma de recitar. De hecho, creo que no hubiera empezado a recitar si no hubiese sido por la interpretación porque para mí leer mis poemas en público era casi como una sustitución.
Yo en aquel había acabado La Rota, había dejado de hacer microteatro y vi una posibilidad de actuar una vez al mes. Lo vivía de esa manera.
Supongo que el haber estudiado teatro sí que me diferencia, además que no sé recitar de otra manera, porque muchos de los poemas que escribo ya me los imagino dichos de una form, entonces va como de manera conjunta. Pero obviamente sí, yo creo que si no fuera actriz esto no existiría de la manera que existe.
Tu idea inicial era ser actriz, ¿en qué momento se cruzó el mundo de la escritura en tu camino?
Sí, yo estudié interpretación con la idea de dedicarme a ello. Por otro lado, estudié psicología pero por tener una carrera universitaria. Yo había escrito desde siempre, como muchas de nosotras, pero nunca me había atrevido a llamarle poesía ni hacía nada con ello.
Conocí el Poetry Slam en 2016 a través de una compañera de la facultad que era parte de la asociación, e invitó a verlo y me enamoré. Fue como un flechazo con el formato, con todo, sentí que mi poesía o lo que yo escribía podía encajar y me apunté.
Pasaron dos años y conseguí representar a Madrid en el Slam Nacional y ya lo demás todo vino rodado. Pero es curioso, porque tampoco yo nunca pensé que iba a escribir un libro, y mucho menos que iba a dedicarme a escribir poesía.
Tu futuro ha tomado un rumbo completamente distinto del que te esperabas. ¿Cómo llevas eso? ¿Sientes que tienes una cuenta pendiente con la actuación?
Pues mira, he pasado por muchas fases. Al principio me enfadé mucho con la poesía. Cada día me preguntaba: '¿Por qué me ha tenido que pasar esto con la poesía?', y me molestaba porque lo que me había pasado era lo que yo quería que me pasase como actriz. Yo quería que me cogieran en un casting, hacer una serie, hacer una película, una obra de teatro... Y me pasó con la poesía.
Es cierto que más adelante me he reconciliado con la idea. Ahora lo vivo desde un total agradecimiento, sería muy estúpida si no viera la suerte que tengo de poder trabajar de esto. Me siento muy agradecida de poder dedicarme a escribir y he encontrado una forma de combinar las dos cosas.
Me di cuenta de que a partir de la poesía también puedo actuar. Al final no soy solo actriz o poeta o psicóloga, soy una persona que es artista y desarrolla su arte. Eso sí, te diría que a día de hoy echo mucho de menos actuar, digo que lo echo de menos porque al final no trabajo como actriz.
Que te hayan etiquetado como poeta, ¿te beneficia o te perjudica a la hora de hacer castings?
Al inicio todo mundo me decía que me iba a beneficiar, sobre todo el hecho de tener seguidores, es mentira. Para trabajar como actriz tienen que encajar muchos factores diferentes. Por mucho que tengas un representante te tienes que ajustar a la directora de casting, al director, te tienen que conocer para convocar.
Al final yo no sé si me perjudica o me favorece. Lo que está claro es que es un mundo al que tienen acceso muy pocas personas y que por mucho que te formes y seas buen actor o buena actriz, es muy difícil que suceda, y eso es bastante desesperanzador.
Te hiciste viral en internet por tu poema 'Cállate y déjanos bailar' creado a partir de canciones de reggaetón. ¿Cómo viviste ese momento?
Nunca me lo esperé, no cabía ni dentro de mi cabeza. Hoy en día casi todas las semanas hay alguien que se hacía viral, pero hace cinco años era mucho menos frecuente. Para mí era una cosa lejanísima. La verdad que cuando sucedió fue fuerte.
A mí me hacía ilusión tener 700 seguidores en Instagram y que gente que no era mis amigas me dijeran que les gustaba mi poesía.
Cuando pasó todo me abrumó un poco. Justo estaba acabando la carrera de psicología y recuerdo estar en la biblioteca María Zambrano y que en los descansos la gente me parase para pedirme una foto o comentarme que les había gustado mi poema. En mi primera entrevista no sabía ni que contestar, estaba muy contenta, pero fue todo muy raro.
Has estudiado psicología y tienes un máster en sexología. La salud mental es un tema que está de moda actualmente. ¿Crees que esto es bueno o que estamos cayendo en la romantización?
Yo creo que al final que se hable de algo y que se ponga sobre la mesa siempre va a ser beneficioso. Siempre va a estar el lado negativo que pasa por la monetización de un tema importante, pero creo que no deberíamos poner el ojo ahí.
El hecho de que se esté hablando de salud mental y que haya personas públicas que hablen del tema, creadores de contenido, artistas, programas en televisión... Creo que ya era hora de que se pusiese el ojo ahí.
En el libro hablas sobre asociar el disfrute sexual o el deseo a la culpa, algo que es muy habitual entre las mujeres. ¿Por qué crees que pasa esto y que deberíamos hacer para acabar con esta situación?
Pues me encantaría saber por qué ocurre, pero yo creo que no es solo una única cosa. Son un montón, una sucesión de cosas que al final para mi pueden ser unas y para ti pueden ser otras. Influye la educación que recibimos, los referentes que tenemos. Puede venir en parte de la religión, de la educación, del machismo, obviamente.
Es una cuestión estructural, yo creo. A día de hoy es un tema que está sobre la mesa, que desde las políticas se está intentando abordar intentando ofrecer una educación sexual de calidad, y aunque esto es fundamental, harían falta muchas otras cosas.
Tú misma has dado charlas sobre educación sexual en colegios e institutos, ¿sentiste que servía el contenido que estabas transmitiendo a los niños y niñas?
Para mí debería ser fundamental de poder tener una educación sexual de calidad desde la primera infancia. En cuanto a las charlas, es difícil saber qué porcentaje de éxito ha tenido, porque al final vas un solo día y das una charla de una hora. Quiero decir que el espacio que hay para tratar estos temas es muy pequeño como para que tú puedas hacer un seguimiento.
Lo suyo sería a lo mejor que estuviese metido dentro de la educación, integrado en las materias, igual que tenemos las tutorías, que pudiese haber profesionales que hicieran un seguimiento de los niños respecto a la educación sexual. Personalmente, en todas las charlas que dado sí que he visto un despertar en muchos de los niños y niñas, a lo mejor en cosas muy concretas.
De hecho, tengo una anécdota muy bonita. Me operaban de anginas el mismo día que tenía que ir a dar una charla a un colegio a Leganés, no podía beber agua ni comer nada, pero aun así decidí ir. Allí hablé sobre masturbación femenina y unas niñas se quedaron flipando cuando yo dije que las chicas también podían masturbarse. Vi en su cara la sorpresa y como se decían entre ellas: '¡Hala!, ¿ves?'.
Ver eso fue muy satisfactorio y salí de allí llorando. Ya no me importaba la operación ni nada, para mí había merecido la pena. El ver cómo unas niñas de 5.º de primaria de repente ven la posibilidad de que su disfrute exista, es muy fuerte. Y todo esto ocurrió en una charla de una hora. ¿Cómo estaríamos tú y yo, y muchas de nosotras si desde el colegio nos hubieran contado todo esto?
Parece que la lectura es una actividad que está al alcance de todos, pero muchas veces se tienen que dar factores como tener tiempo o no estar cansada para leer un libro. ¿Crees que la lectura es un privilegio?
Claro que lo es, y la culpa es de la sociedad en la que vivimos. Yo tengo muchas amigas que es como 'Ale, tú lees un montón, que envidia, ojalá tuviera tiempo para leer'. Yo puedo hacerlo porque es parte de mi profesión, pero muchas de ellas me comentan que no tienen tiempo debido al trabajo o que cuando llegan a casa están tan saturadas que lo que menos les apetece es leer.
Es lamentable que la lectura sea un privilegio, pero lo es, y hay un problemón con eso.
¿Qué es lo que más disfrutas de la escritura?
Disfruto más escribiendo cuando no tengo que llegar a un resultado. Escribo mucho cuando estoy con mi pareja o con amigos, por ejemplo de vacaciones. Me encanta ese momento de escribir cuando acaba el día y de repente han pasado muchas cosas y tienes todas las imágenes y a lo mejor están hablando o estamos tomando unas cervezas y yo cojo el cuaderno y me pongo a escribir.
Me encanta escribir como de manera compartida. ¿Sabes? Otra cosa que también disfruto mucho es la reescritura. Me apasiona volver a encontrar la palabra, darle una vuelta, ver qué cosas funcionan… Es una actividad que disfruto.
Que te inspira a la hora de escribir
Al final me inspira lo común, no necesito grandes cosas para inspirarme. A veces simplemente salir a la calle, abrir la ventana, que me de un poco de sol en la cara, ver a mis abuelos, estar con mi novio, tener una conversación con una amiga, leer.
También el hecho de estar conectada con una misma y con tu verdad. A mí es algo que hace que mi inspiración esté en funcionamiento. Siento que cuando estoy forzando, pasando por encima de mí, por mucho que vaya al cine a ver películas o busque la inspiración, no sale.
Una mujer famosa que te gustaría que leyera tu libro.
Me encantaría que leyese mi libro la escritora Amélie Nothomb.
Un sueño que hayas cumplido y otro que te quede por cumplir.
Pues yo creo que un sueño que he cumplido es viajar sola. Con este libro me fui un mes a Cadaqués para reescribirlo, y la experiencia me pareció alucinante. Me encantó. Por cumplir diría dos: trabajar como actriz e irme de Madrid durante una temporada a vivir en un pueblo pequeño cerca del mar.
¿Qué mensaje te gustaría que se quedara la gente al leer Al cuerpo de una mujer?
Más que mensaje, yo creo que el mayor regalo que puedes tener como escritora cuando una lectora se aproxima a tu libro, es que viajen también con él. Yo siento que también es una forma diferente de leer poesía, que mi forma de hacer poesía es diferente.
Y además considero que este libro te puede acercar a otras escrituras, ya que está lleno de referentes y de otras escritoras. A mí me hace mucha ilusión cuando la gente me dice que a raíz de mi libro he empezado a leer a otra autora. Para mi es importante que mi libro no deje indeferente, que produzca algún sentimiento, ya sea positivo o negativo, en la lectora.
Alejandra estará firmando su libro durante la Feria del Libro de Madrid el martes 30 de mayo a las 18:30 en la caseta 157 y el jueves 1 de junio a la misma hora en la caseta 19.