Autoras de palabra con Rosa se ha citado con Elia Barceló en un hotel próximo a Las Cortes. Una sala decorada con obras de arte, será el escenario para grabar la entrevista.
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Barceló fue ganadora del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 2020 y; además, se ha consolidado como una de las voces más internacionales de la geografía española.
La escritora acaba de publicar Amores que matan (Roca, 2023), el segundo libro de la saga que inició con Muerte en Santa Rita (Roca, 2023); ambas ambientadas en el Mediterráneo, y en distintas estaciones del año siguiendo el orden natural de la primavera y verano.
La historia arranca con el esqueleto de un bebé que acaba de aparecer entre los restos de un muro derribado en la zona antigua de Santa Rita. Junto a él, unos valiosos cuadros de la escuela expresionista El jinete azul. Los habitantes del antiguo sanatorio se enfrentan a un doble hallazgo y a un nuevo crimen.
Abordo a la autora diciendo que es una ''asesina''. Ella lo corrobora sonriendo de una manera especial, y se apresura a decir que con un pequeño matiz. “Lo soy, pero no en la vida real”.
En pleno mes de agosto, Elia vive en un Mediterráneo fuera del turismo convencional. Uno en el que huele a jazmín, y en esas noches maravillosas de luna, en la que todas las flores blancas reflejan la luz. Claro que, el aliciente es que en Santa Rita, de vez en cuando, muere gente.
Ante el hallazgo de un cadáver, y más si es un bebé, rápidamente te preguntas quién pudo ser, quién lo ha llevado hasta allí.
El pasado está hecho a base de capas y en cada una de ellas hay secretos que abren preguntas, que poco a poco se van olvidando conforme pasan las generaciones. Pero queda el poso.
Personajes como Greta, amante del pasado, que está tratando de recuperar la historia familiar, irá descubriendo que en Santa Justa han pasado muchas cosas y no todas son bonitas y alegres.
Las obras de arte que se hallaron junto al esqueleto necesitan ser peritadas por un experto. Marco Heyni, especialista suizo que vendrá a España para corroborar su autenticidad. No sin antes haberle dicho a su mujer que ha dejado de estar en sus proyectos de vida. Lo más parecido a dejarla.
Ella toma una decisión tajante: matarlo. Sí, los lectores saben desde el principio quién ha matado al experto en arte. Y tal y como hace Colombo, personaje a quien la autora homenajea, el lector tiene que dar con las pruebas de cómo y cuándo lo hizo.
Si hay una reivindicación constante en Elia, son las mujeres.
La estúpida manía con que las mujeres solo podían ser sus musas, mientras que los artistas eran ellos.
Rescata en esta historia a Marianne von Werefkin, una de las grandes mujeres del expresionismo y la abstracción, a la altura de Kandisnky. Su desgracia, nacer mujer, mientras sus discípulos y amigos se habían convertido en artistas reconocidos e incluso habían plagiado sus obras. Uno de los siete lienzos encontrados junto al esqueleto, era de ella.
Mujeres. También esposas, solteras, abuelas, madres. Todas las que tuvieron que dedicar la vida a la casa y el cuidado de la familia sin cobrar ni siquiera una pensión por todos esos años.
Todas las mujeres son protagonistas de su vida. Hagan lo que hagan.
Los hombres siempre han tenido problemas con eso de que las mujeres les hagan sombra, no quieren que les quiten la luz. Ahora también ocurre.
A las mujeres las dejan llegar hasta la segunda fila. A la primera, ya cuesta bastante más.
Y, todo eso, hay que sacarlo porque las mujeres no somos iguales, sino que nos han aplastado sistemáticamente.
Pregunto si dentro de la propia familia hay que conocer la verdad. Más, sí se han encontrado unos huesecillos de lo que fue un bebé.
Elia duda y contesta que para la vida cotidiana es bueno saber de dónde vienes y qué sucedió. Pero cuando llegas a saber ciertas cosas que generan más dilemas éticos, no estoy tan segura.
Imagina que te enteras de que tu abuela o abuelo hicieron algo horrible. Piensas si has podido heredar algo de su maldad.
Como autora le gusta utilizar la escritura como herramienta para ficcionar la realidad.
Hay gente que dice que solo lee biografías o novelas basadas en hechos reales. La realidad es tan evanescente que vista por ti o por mí se convierte en otra cosa. La ficción es la mejor manera de contar la verdad profunda de las cosas.
“Amores que matan'' hay muchos. Cada vez más. Me pregunto qué estamos haciendo para que en una sociedad moderna, con una formación buena y gratuita, no consigamos hacer que los hombres sepan reaccionar de una manera civilizada frente a lo que tenga que ver con una generación. Sin olvidarnos que la buena educación viene principalmente de casa.
Las palabras crean una realidad, y si empiezas hacer una realidad donde las palabras cada vez son más brutales y menos corteses, vamos muy mal.
Elia Barceló sigue escribiendo hasta completar las cuatro estaciones en Santa Rita, como Vivaldi. Apostilla.
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