'Neurodivina y punto', un texto útil para quienes, como la autora, son autistas y no lo saben
La autora Sara Codina descubrió a sus cuarenta años que era autista. Este volumen pretende ser una ayuda para las personas que pasen por un trance parecido.
11 septiembre, 2023 02:34Recuerdo perfectamente el momento en el que me llegó el correo de Grupo Planeta que, por cierto, no abrí porque pensé que era publicidad. No lo borré de milagro.
['Cuando el cuerpo se rebela', una guía práctica y muy útil sobre la enfermedad autoinmune]
Unas horas más tarde lo abrí, sin querer al revisar la bandeja de entrada, y no daba crédito a lo que estaba leyendo: Javier e Irene, de Lunwerg Editores, me estaban proponiendo escribir un libro. Los busqué en LinkedIn para asegurarme de que no era una broma, y así se lo hice saber en mi respuesta, por supuesto, en un primer correo cargado de esa transparencia e intensidad que me caracteriza.
Antes de seguir me presento porque, no nos engañemos, lo más posible es que no tengas ni idea de quién soy. De manera resumida te diré que soy una mujer que ha vivido 41 años siendo autista sin saberlo. ¿Que qué? (yo preguntaría lo mismo). Pues lo que lees: soy autista de nacimiento, porque el autismo no es una enfermedad, sino una condición con la que naces y forma parte de tu vida entera, pero no lo supe hasta pasadas cuatro décadas.
Soy mamá de unos gemelos adolescentes y maravillosos (para que luego digan que no se nos da bien la ironía), llevo la dirección de una escuela de música y colaboro con varias entidades relacionadas con el autismo.
También doy charlas y participo en medios para dar visibilidad al espectro del autismo. Algunas personas dicen que soy activista, otras dicen que soy influencer… Yo creo que simplemente soy una peleona con intolerancia a las injusticias.
Nunca me he considerado, ni me considero, una persona culta ni una gran lectora. De hecho, una de mis mayores frustraciones es la gran dificultad que tengo para la lectura. Mis neuronas hiperactivas y despistadas no me lo ponen nada fácil. Pero sí puedo presumir de que mi mejor, y a veces única, manera de expresarme es mediante la escritura; y por este motivo empecé a escribir todo lo que estaba pasando por mi cabeza cuando me diagnosticaron autismo.
Autista sin saberlo
En abril de 2022 me propusieron escribir mi historia, relatar mi vida siendo autista sin saberlo y cómo llegó el diagnóstico a mi vida. El 15 de febrero de 2023 llegó al mundo Neurodivina y punto, 40 años siendo autista y yo sin saberlo (Lundwerg, 2023).
Desde que tengo uso de razón me he sentido diferente, rara e incluso marciana; y es por eso que uno de los primeros capítulos se titula 'Mamá, creo que soy marciana'. He vivido décadas bajo la incansable y agotadora búsqueda de mi lugar en un mundo al que no comprendía ni me comprendía a mí, pero en el que yo me ofuscaba en querer encajar.
Pasé décadas buscando un sentido de pertenencia en lugares equivocados en los que lo único que encontré fueron precipicios hacia todo tipo de violencias que ni siquiera sabía que existían.
Al recibir el diagnóstico sentí alivio, principalmente, por descubrir que no estaba rota, ni defectuosa y por entender que ese camino de autodestrucción en el que se había convertido mi vida, no era culpa mía. Fue la única forma de supervivencia que encontré y a la que me aferré.
Escribir Neurodivina y punto fue un ejercicio de introspección que me removió hasta lo más profundo de mí y fue, también, un regreso a muchas situaciones que mi mente había archivado por el dolor que me causaba recordarlas.
Pero lo más bonito e importante llegó al final, cuando entregué el manuscrito sin esa dedicatoria que no había tenido tiempo de pensar, ya que me cuesta horrores resumir y fui postergando (cosa que se me da genial también) esa parte del libro.
Infancia difícil
Finalmente, con las prisas porque el libro tenía que ir a imprenta, llegó de manera totalmente espontánea a mi cabeza una frase que todavía hoy se me para el mundo cada vez que la leo: 'A la niña que estuvo pero nunca fue'.
No podría resumir de mejor manera cómo recuerdo ahora mi infancia. Y no es algo que deba reprochar a mi entorno. Todo lo contrario, creo que tuve una buena infancia con un entorno positivo en el que fui una niña querida y nunca me faltó nada.
Bueno, a ver, me faltó saber quién y cómo era; pero en ese momento nadie podía saber que yo era autista y yo tampoco lo puse fácil porque se me daba muy bien ocultar mis rarezas. Con los años casi me mata de tristeza, soledad y agotamiento esta maldita 'capacidad' de ocultar mis 'rarezas'. Intentando encajar y ser como los demás, me olvidé de mí y no me permití SER.
Recuerdo el día que me llegó el primer ejemplar de mi libro. Ocurrió algo que nunca hubiera imaginado y es que en lugar de ponerme a hacer el unicornio (wiiiii), saltar y bailar de alegría, empecé a llorar y así estuve horas y más horas llorando abrazada a mi libro. Por primera vez en mi vida sentí algo impensable: una reconciliación con mi pasado. Pude abrazar a mi niña, a esa niña que estuvo, pero que nunca fue. Pude quitarle esa losa de culpa que tanto pesaba.
Algunas personas me han preguntado el porqué he decidido abrirme en canal contando tantas cosas sobre mi vida. La respuesta es fácil:
- Porque no quiero que más personas vivan tantos años siendo autistas sin saberlo.
- Porque no quiero que más personas tiren la toalla como consecuencia del agotamiento que supone vivir así.
- Porque no quiero que más personas sufran todo tipo de violencias en silencio.
- Porque vivimos en una sociedad de naturaleza diversa que ya es hora que deje de estar pensada por y para una mayoría, pero no para todas las personas.
No puedo despedirme sin dar las gracias por la buena acogida que ha tenido Neurodivina y punto. Estuve meses temiendo que a nadie le pudiera interesar y un mes tras su publicación llegó la segunda edición contra todos mis pronósticos faltos de autoestima.
La verdad es que estoy viviendo un sueño del que no quiero despertar.