Autoras de palabra con Rosa tiene una cita con Marta Rota, la única diseñadora española de alta costura en el panorama actual, que acaba de publicar El aplauso de las hadas (Espasa, 2023), una novela autobiográfica. La entrevista tiene lugar en Tot-Hom, firma de alta costura de la que es fundadora.
La propia diseñadora recorre su infancia, adolescencia y madurez. Su despegue en Barcelona, los primeros desfiles, la evolución de sus colecciones, y su llegada a Madrid.
Marta define la felicidad deslizándose a hombros de su padre a velocidad de vértigo, por las pendientes blancas y heladas. Volar por encima de su mente para poder volver a él siempre. Porque desde niña tendrá que aprender a vivir con su pérdida, y con la soledad de una madre que parece haber desaparecido para siempre.
Su madre, Margarita Jovani, probablemente desarrolló todo su potencial para sacar adelante a sus dos hijos. Llegó a vestir a mujeres de la alta sociedad, donde toda Barcelona, desfilaba por la escalera de un sencillo portal de la calle Balmes.
Marta recuerda llevar puesto un vestido azul, y su reflejo en el espejo, donde tuvo claro lo que quería ser.
La diseñadora reconoce que una de las cosas más importantes de su vida es entrar en un sitio y saber que lo que llevas puesto va bien contigo misma.
Con once años, y para garantizar la presencia de su madre, una maga luminosa que se quedaba en el taller y que se tornaba oscura cuando lo dejaba. Rota quiere dejar el colegio, pero hubo de esperar a cumplir los quince años y libre de obligaciones, académicas, crea su propia firma: Tot-Hom.
En uno de los viajes en los que se desplaza a Madrid para vestir a Isabel Presley, visita una tienda y sin dudarlo demasiado abre Tot-Hom en la Milla de Oro.
Rota, tiene el recuerdo horroroso de unas campanadas de fin de año. Cristina Pedroche quería un bikini, y la diseñadora pensó que había que hacer algo más. La fantasía de un hada, un diseño mínimo y floral, que no todo el mundo entendió.
Hasta el día siguiente no supo lo que había provocado, las redes sociales ardían y ella se quería morir.
Afirma la autora que las hadas son las que están en el taller. Siempre con la ilusión de hacer un vestido, una pieza.