En la charla que hoy os presento podréis ver y escuchar a una de las más grandes directoras de orquesta, Inma Shara. Sin embargo, conviene ir y verla dirigiendo una orquesta, porque esta es de las veces que, cuando me siento a escribir, sé que no seré capaz de narrar todo lo que ella mueve con una batuta.
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Yo he tenido la suerte de verla actuar recientemente, con ocasión del concierto solidario que ofreció para ayudar a las mujeres y niños africanos a través de la Fundación Harambee.
Vi la unánime emoción del auditorio ante la transformación de esta mujer de apariencia frágil, figura de porcelana, piel impoluta y blanquísima y dedos ultraligeros aparecida al frente de la orquesta como una fuerza de la naturaleza, dejando atrás el pensamiento que la persigue antes de cada actuación porque, “cuando estoy en el camerino pienso qué necesidad tienes de pasar todo esto, porque siento muchos miedos, Gloria”.
En esta charla, que mantenemos en la acogedora y deliciosa Fundación Pons, comenzamos hablando del poder de la música para crear un mundo mejor, de sentimientos que nos humanizan, de dónde le nació a ella este duende que le digo yo, de cómo hace para despertar tantas emociones.
Cuando me habla de sus miedos, no puedo creerlo siendo ella una de las grandísimas top al frente de las mejores orquestas de Europa y buena parte del mundo. ¿Cómo vas a tener miedos, tú, a estas alturas? – le digo. Pero sí, miedo escénico, escucharéis sus poderosas razones en nuestra conversación, viva, apasionada, entre amigas. “Quiero emocionar y para eso no basta con leer una partitura, quiero interpretarla, hacerla sentir”. ¡Y vaya si lo consigue!
En el escenario se nos rebela con una fuerza inabarcable, se mueve como si bailara, invita a sus músicos a seguirla, sabiendo como atraparlos, envolverlos, seducirlos uno a uno, seducirnos a todos.
Es el momento de los sentidos. Sientes que sus brazos son como alas, la ves doblarse como un junco. Vibrante. ¡Qué magia! Se le nota obsesionada por la partitura y el resultado es una partitura que nace de ella.
¿Cuánta vida se deja en cada actuación, cuánto trabajo hay antes de cada éxito? – también le pregunto. Mucha.
Y me habla de su origen humilde, de las horas de trabajo desde niña, de sus sueños de entonces, a lo que aspira, hoy, ahora.
Os invito a que la escuchéis. Con un final tan bonito que, como a su público, me sale ponerme en pie para aplaudir.