Toca sacar la lupa para ver cómo funciona nuestro cerebro y para entender cómo se cocinan nuestras emociones. Ponerle cara y nombre a las hormonas, como el cortisol, que corre a raudales por nuestras venas por culpa del estrés. Y a sus primos segundos los neurotransmisores, como la dopamina.

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La verdad es que siempre hacemos caso a lo que nos pide el estómago, pero es el cerebro el que manda.

"Tenemos un piloto automático que funciona muy bien, el hambre y la ansiedad, ahora toca comer, ahora no. Pero el problema es que tenemos un copiloto caprichoso que cuando coge los mandos estamos perdidos, que es el hambre emocional", afirma García.

Tenemos hambre-hambre, cuando tu estómago te manda a la hormona grelina, que es la que te dice: ¡Oye que son las dos de la tarde y te toca comer!

Y añade: “Cuando empiezas a comer, sale otra hormona, que se llama leptina, ésta es prima hermana de la hormona grelina y dice: ¡Ya estás saciado. Para. Echa el freno y eso es, en un mundo ideal, un piloto automático que te regula”.

Boticaria García.

La doctora asegura que “cuando estamos estresados y agobiados, manda señales, necesita ayuda y que sean en forma de azúcar. En principio funciona, pero puede que tengamos más grelina por nuestras venas. Más hambre y menos leptina, menos hormona de la saciedad y encima vamos a meter a otro neurotransmisor en discordia que es la dopamina. Si disminuye, la buscamos en alimentos que nos ayuden y no precisamente en el brócoli, sino en una palmera de chocolate”, concluye.

García cuenta que “el miocito es el novio perfecto que quiere tu madre para ti, porque te equilibra. Es la célula del músculo. Es capaz de generar unos compuestos que yo llamo superquinas, que tienen superpoderes”.

Rosa Sánchez de la Vega

Cuando llegas a la edad de la jubilación, no solo han de recomendarte hacer sudokus, también hacer ejercicio físico para generar superquinas.

Tenemos que dejar de ver el ejercicio físico como una manera de estar guapos, de entrenar para el espejo como dice un amigo Javier Butragueño. Hay que entrenar para la vida y esas superquinas son capaces, además, de equilibrar la inflamación porque son antiinflamatorias.

"La falta de fuerza de voluntad es la gran falacia. Se ha atribuido que las personas con obesidad son unas gochas, hambrunas y una serie de descalificativos fantásticos", afirma Marián.

Y añade: "Realmente la fuerza de voluntad no tiene nada que hacer cuando tu cerebro tiene hambre y tú tienes un piloto caprichoso".

"Cuando llega el momento de enfrentarnos a la comida y enfrentarnos a ese piloto caprichoso, ¿qué estrategias podemos tener? Esa es la pregunta", nos dice Boticaria García.

La mejor estrategia para engañar al cerebro son los fármacos nuevos, los hackeadores del hambre. "Son el gran cambio de paradigma en el tratamiento del sobrepeso y la obesidad. No ha habido nada igual", asegura con rotundidad la doctora.

Y por supuesto, no hay que olvidar que en nuestro día a día, lo que tenemos que hacer es buscar la dopamina en otras fuentes. Ya sea escuchando música, dando un paseo o hablando con una amiga.

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