Mayte recrea la vida en los ingenios, de la Cuba colonial de finales del siglo XIX, donde la convivencia se hacía especialmente difícil, entre los ricos hacendados temerosos de perder sus privilegios y los antiguos esclavos, criollos y aliados a favor de la libertad.
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Sin olvidar, los abusos y las injusticias que sufrían especialmente las mujeres a quienes se les negaba el derecho a valerse por sí mismas.
La historia comienza con una carta destinada a España, al padre Galo. En ella se le hace saber la necesidad de una esposa para el maestro de azúcar. 'Que sea una joven sana, que no luzca el pelo apagado, las uñas quebradizas o los dientes picados. Sobre todo, esto último, pues se sabe que por la podredumbre de la boca entran los males al cuerpo'.
“A finales del siglo XIX, emigrar a Cuba era una salida de la España pobre, con sistemas de cultivo muy atrasados, analfabeta y con escasas posibilidades de prosperar. La población de la isla era mayoritariamente masculina y cuando llega la edad de casarse, no había suficientes mujeres para todos, por eso se recurre a los pueblos, a sus parroquias y a sus parientes para solicitar una mujer”, afirma la autora.
Y añade: “En este caso Mar y Paulina, dos de los personajes de la novela, deciden emprender la larga travesía desde el norte de España”.
Mar Altamira, que es la protagonista indiscutible de esta historia, tiene una gran vocación.
"Su padre es médico, sus hermanos son médicos, pero ella es una mujer. Estamos hablando de 1895", puntualiza Uceda.
Y añade: "Y en esa época, las mujeres no iban a la universidad. Y las que iban, necesitaban el permiso del Consejo de ministros. Cada caso concreto se analizaba para ver si esta mujer era candidata o podía ir a la universidad. Y las que se atrevían, sufrían muchas veces el desprecio de los compañeros, incluso a algunas les tiraban piedras".
Tampoco le interesa casarse, aunque la sociedad la apremia porque ya ha cumplido los 30 años.
"Por el contrario, Paulina con 18 años, ya es viuda y desempeña a diario el trabajo propio de una mujer. Una mujer pobre que se convierte en un estorbo, una boca más que alimentar y no le queda más remedio que viajar a Cuba obligada por su tío para casarse con el maestro de azúcar", subraya Uceda.
Añade la autora también el perfil de una mujer infértil, una mujer que no ha sabido dar hijos, Basilia, es el prototipo, muy común de aquella época, donde los hombres emigraban y se olvidaban de la familia que dejaban en España y formaban otra en Cuba.
El maestro de azúcar es un hombre que se hace así mismo, su padre le envía a Cuba porque tiene más hijos y no sabe que hacer con él.
Viaja por el mundo para aprender el oficio y vuelve a Cuba, ya como maestro experimentado, y una persona culta que defiende la justicia social, enfrentándose a ese contexto brutal del ingenio azucarero de aquella época, con un sistema de explotación humana.
"El título de la novela lleva nombre masculino, pero realmente es una novela de mujeres. Un elenco de mujeres de todas las edades y clases sociales con un mismo destino donde acaban gestionando sus vidas", concluye Uceda.