Te confieso que soy muy indecisa. Me cuesta mucho elegir entre dos prendas de ropa o dos tonos de rojo. Pero, si algo de verdad me enamora, lo dejo todo por ello.
Así ocurrió cuando me vinieron a la cabeza los personajes de esta novela. A pesar de que soy escritora de otros géneros y entraba en territorio desconocido, no lo dudé: necesitaba contar su historia.
Un amor de otra época ( ) sucede en un pueblo puritano de Nueva Inglaterra en el que un conjunto de actores y actrices enseñan a los turistas los antiguos oficios y cómo era la vida cotidiana en el romanticismo.
Pensé: ¿cómo sería pasar gran parte de tus días fingiendo ser alguien del siglo XIX, hasta que sea la hora de salida y debas volver a tu realidad en el presente? ¿Y si te enamoras de alguien dentro de este lugar de ficción?
¿Cómo sería vivir un amor de otra época… hasta que el reloj dé las cinco y tengas que regresar a tu vida en la gran ciudad? ¿Qué siglo acabaría predominando en tu corazón?
Cómoda dentro de su disfraz
Valentina, la protagonista española de esta novela, se siente cada vez más cómoda dentro de su disfraz.
Hay aspectos de su aventura en EE. UU. que le resultan muy atractivos: vivir en un bellísimo paraje natural, ocuparse cada semana de un oficio distinto y aprender las maneras tradicionales de teñir la ropa, hacer mantequilla…
Sembrar y cosechar, disfrutar de la artesanía y los objetos creados a mano, sin prisa, descubrir el lenguaje de las flores, los mitos de los nativoamericanos, superar el desafío de vivir sin móvil ni ordenador gran parte del día…
Pero, a la vez, Valentina, que ha sido educada en España en el siglo XXI, es consciente de los derechos de la mujer y de los trabajadores.
Y choca con los códigos morales del puritanismo antiguo y de las jerarquías abusivas de la empresa.
Encontrar su papel en el mundo
Debe adoptar una postura. Coger las riendas de su vida y hacer lo que todos: asumir el reto de encontrar nuestro papel en el mundo.
Además, el argumento se irá complicando en ambos siglos. Por un lado, con el descubrimiento de una antigua leyenda y un misterio histórico vinculado a la lucha por la libertad de los esclavos afroamericanos.
Y, por otro, con una trama de celos, estupefacientes y malversación ambientada en el presente de los personajes.
En este momento es cuando tendrá un papel fundamental la amistad. Mi experiencia como estudiante Erasmus me hizo descubrir la enorme importancia de los amigos cuando la familia está lejos.
Los amigos como tabla de salvación
En tiempos en los que uno se siente frágil, en una especie de intemperie emocional, los amigos pueden ser una verdadera tabla de salvación.
En la novela, junto con personajes odiosos, hay otros de una lealtad conmovedora, inspirados en personas reales.
También he querido reflejar el vínculo que genera en el extranjero compartir la cultura mediterránea.
Y también la conexión con Latinoamérica. La unión que se produce inmediatamente al encontrar a alguien que habla tu mismo idioma.
En palabras de Pedro Salinas: "La fraternidad misteriosa que crea el hecho de llamar desde niños a las mismas cosas con los mismos nombres".
Todos los capítulos del libro se abren con citas como esta. Para mí, la mayoría de los poemas o canciones aportan vuelo y otros matices a la narración.
Textos de Emily Brontë, lord Byron, Lorca, Sylvia Plath, Lady Gaga… que acompañan a la protagonista y que reflejan sus estados de ánimo.
Versos como Verrà la morte e avrà i tuoi occhi (Vendrá la muerte y tendrá tus ojos) de Cesare Pavese, o los de la canción de Billie Eilish: I used to know, but I’m not sure now / What was I made for (Solía saber, pero ya no estoy segura, / para qué he sido creada).
Para mí, la poesía es como un conjuro que abre dimensiones nuevas en la realidad. Me acompaña siempre.
Hay versos que podrían describir toda una época de mi vida. A Valentina, la protagonista, le pasa igual.
También tengo en común con ella el vivir entre varios mundos: entre España y EE. UU., en los mundos de mi interior, en los de los libros, las series, las personas que quiero…
Me encanta imaginar otras vidas, recrear el pasado y visitar casas antiguas, especialmente de escritores y artistas. Sentir la energía creadora que hubo en esos espacios.
El disfraz de Ada West
Así fue como descubrí Old Sturbridge Village, el pueblo de época que me dio la idea para Watermill Village, el escenario de esta novela. Un ejemplo de cómo el pasado puede inspirar nuestro presente.
Yo, igual que Valentina, también llevo un disfraz. En mi caso, el de Ada West. Un pseudónimo para reinventarme como escritora dentro de este género.
Un antifaz para sentirme libre ante un auditorio nuevo. Ante ti, que me has acompañado hasta aquí en este artículo.
Durante el proceso de escritura del libro ha habido serendipias maravillosas. Guiños del destino, sorpresas que entrelazaban mi propia vida con la ficción.
Como cuando hace unos meses viajé a Worcester para ver físicamente el edificio donde había situado desde Madrid, a través de Google Maps, el apartamento del protagonista.
Y descubrí que su casa hacía esquina con West Street. West, el apellido que yo ya había decidido adoptar para esta aventura literaria.
De madrugada en madrugada
He ido escribiendo Un amor de otra época de madrugada en madrugada, levantándome muy temprano, cuando la casa duerme y el silencio te permite escuchar mejor los sueños.
Lo he escrito como quien hace algo mágico y secreto que debe acabar antes de que salgan los primeros rayos de sol y se impongan las obligaciones diarias.
Un amor de otra época ha sido mi refugio hasta ahora, pero llega el momento de que este pequeño rincón de Nueva Inglaterra que he creado abra las puertas al gran público.
Te doy la bienvenida. Espero que a ti también te resulte un lugar acogedor al que volver en tus ratos de lectura.
Y que puedas disfrutar de tu tiempo en Watermill Village… al menos hasta que el reloj de la torre dé las cinco.