Hablamos con Cayetana Guillén Cuervo, actriz, periodista y comunicadora. Ganadora de los premios Goya y Ercilla, entre otras grandes distinciones, ejerce una amplia representación institucional como presidenta de la Academia de las Artes Escénicas y miembro de la Academia de RTVE y de la Academia del Cine.
Cayetana lleva desde los quince años trabajando en el escenario, el cine y la comunicación con un objetivo, dignificar la profesión: “Mis padres, en sus miles y miles de horas de esfuerzo, repetían la palabra 'dignidad'. Algo que ahora puedo reivindicar en los despachos representando a todas las disciplinas artísticas de las artes escénicas”.
Se acaba de aprobar la nueva ley de Enseñanzas Artísticas, un hecho histórico que equipara las artes escénicas y la danza con otros estudios universitarios. “Hemos conseguido una igualdad nacional en todas las artes. Se trata de un acontecimiento histórico en el que llevamos trabajando siete años”, expresa Cayetana.
¿Qué significa ser la primera mujer al frente de la Academia de las Artes Escénicas de España?
Ser la primera mujer al frente de la Academia significa representar a mi gente de manera institucional, poder pedir respeto con mayúsculas por lo que significamos. No he llegado desde fuera, lo he hecho desde dentro, conociendo en profundidad estas profesiones.
Haber sido socia fundadora de la Academia de las Artes Escénicas y estar en la Junta Directiva del presidente anterior me ha dado las herramientas para poder gestionar un puesto tan complejo como es la presidencia. Fue todo un honor, además haber sido elegida por mayoría absoluta. Significa mucho para mí.
También, formas parte de la Academia de Radiotelevisión Española y de la Academia del Cine. ¿Podría decirse que eres la actriz, presentadora y periodista más institucional?
Desde luego, significan puestos desde los que se escucha mi criterio y el legado que he mamado en casa. También lo hago desde los programas de RTVE, Versión Española y Atención Obras, donde prescribimos obras que merecen la atención, la manera en que hay que verlas y cómo hay que asomarse a una función de artes escénicas, a una exposición, al arte urbano o a un concierto. Lo hago junto a un gran equipo de profesionales con vocación didáctica y cultural de gran nivel.
No solo me interesa actuar, siempre me he implicado en la gestión cultural. Pienso que es la manera de que nuestro trabajo realmente sirva de algo y el camino para echar unas raíces que crucen otras generaciones. Éste ha sido siempre mi objetivo como activista, y ahora lo hago como presidenta de la Academia de las Artes Escénicas.
Acabas de llegar del Congreso de los Diputados tras la aprobación de la Ley de Enseñanzas Artísticas. ¿Qué supone esta norma?
Con la recién aprobada ley de Enseñanzas Artísticas hemos conseguido una igualdad nacional en todas las Artes, se trata de un acontecimiento histórico. Es una ley en la que se lleva mucho trabajando y para la que desde la Academia de las Artes Escénicas hemos podido sumar nuestro granito de arena.
Un punto de partida que protege las Enseñanzas Artísticas al mismo nivel que estudiar Derecho, Ingeniería, Literatura o Arquitectura. La formación del actor se reconocerá ahora en el sistema educativo al mismo nivel que las demás formaciones de cualquier grado. No es perfecta, ni todo el mundo está de acuerdo con su totalidad, pero lo importante es que ahora existe y sobre ella se puede avanzar. La ley nos da el respeto por la palabra y el hecho artístico encima de un escenario.
¿Por qué es tan importante para la sociedad que las Artes formen parte de la enseñanza?
La palabra, la danza, la música…, son disciplinas que completan al ser humano: invitan a la reflexión y generan espíritu crítico, ayudando a entender al otro y, por lo tanto, a caminar de una manera más sana.
Estas disciplinas nos dan herramientas para mirar a los ojos de otras personas, escuchar sus razones, diferencias… Herramientas que nos permiten entendernos a nosotros mismos y construir sociedades desde el consenso y no desde la confrontación.
La formación académica no es cuestionable, es absolutamente necesaria si queremos avanzar y construir una democracia sana.
A medida que se vaya respetando y se vayan dignificando las disciplinas artísticas de las Artes Escénicas, llegará la protección del trabajador de una manera más completa. Hay que proteger a los trabajadores frente a los parones laborales en las profesiones que son más inestables, y al autónomo que no tiene una seguridad por parte de las empresas.
¿Cuánto se echa en falta esta sensibilidad en los puestos de poder?
Es importante construir sociedades sanas. Para avanzar, hay que detenerse a escuchar al otro, entender sus razones, aceptar sus diferencias, conocer sus problemas, reconocer su vulnerabilidad, sus nervios, su insomnio, su desazón… Mi cruzada es la pacifista del amor, la del reconocimiento del otro y la colaboración.
Acabas de estrenar Pandataria, una isla situada al sur de Italia, donde en la época de los Césares romanos, desterraban a las mujeres que consideraban adúlteras, aunque en realidad eran las mujeres competentes e inteligentes que molestaban.
Pandataria es una historia tremenda en la que murieron varias generaciones de mujeres que molestaban por ser inteligentes. Bajo la falsa acusación de adulterio, se las desterraba y violaban. Con Mussolini a esta isla se la llamó Ventotene, y allí se desterró a los disidentes políticos. Una de las mujeres, judía, que los acompañaba, escribió en papeles de fumar el primer Tratado de la Europa Libre.
¿Molestan hoy en día las mujeres inteligentes?
En mi caso la razón de género no ha sido un obstáculo. Es cierto que tampoco me he dejado. En mi conciencia no ha estado, soy una mujer, voy a hacer que mi activismo sea más llamativo, más ruidoso… La clave puede que esté en que mi activismo consciente sea un discurso más allá de las diferencias de género. El caso es que siempre me he sentido respetada y escuchada.
En Machos Alfa, la serie de Netflix, interpretas a Ángela, una CEO a la que demandan por acoso.
Mi papel de CEO acosadora es lo que haría un tío, pero lo hace una tía, y ellos lo comentan como lo haríamos nosotras. Agradezco mucho este papel a Laura Caballero, que ha conseguido hacer una serie de humor con todo lo políticamente incorrecto. Es un papel que abre todos los melones sin herir a nadie gracias al sentido del humor.
¿Qué nuevos proyectos tienes en tu hoja de ruta?
Me encuentro sumergida escribiendo el guion de la película Si te contara que trata sobre del metalenguaje dentro del mundo de la actuación del cine y del teatro. Lo estoy co-escribiendo junto al director Alfonso Albacete. Un proceso creativo, que cada vez me gusta más y que repito tras escribir mi primer guión con la película La Mirada Violeta de Nacho Pérez de la Paz y Jesús Ruiz.
¿Te veremos actuar en ella?
Aún no puedo desvelar el plantel de actores, pero sí que estaré delante y detrás de la cámara.
Estudiaste periodismo y tu mundo laboral oscila entre la actuación, el periodismo y tu rol como presentadora en Versión Española. ¿Qué es lo que más te gusta de cada una de estas profesiones?
Estudié la carrera porque me interesaba un tipo de periodismo cultural, pensé que la carrera te daba esa aptitud. Descubrí que no era así, pero he escrito durante largo tiempo en muchos periódicos y me gusta mucho. No me agrada la palabra presentadora, ya que me considero actriz y comunicadora. Presentadora limita más el abanico.
Perteneces a una saga de actores, ¿ha heredado tu hijo las mismas dotes artísticas?
Mi hermano sí la continúa con su hijo Manuel, que dirige cine. Pero mi hijo Leo es de Ciencias puras. Está estudiando Bachillerato Tecnológico y quiere desarrollar Inteligencia Artificial con Business Analytics…(risas).