"Dijo Unamuno: 'Sólo el que sabe es libre y más libre el que más sabe. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura". Con esta frase, Cruz Sánchez de Lara inicia una nueva sesión del pódcast Arréglate que nos vamos que conduce junto a Charo Izquierdo.
"Magnífica declaración de principios y más aún que siga vigente un siglo después", asegura Izquierdo.
Y añade: "Qué suerte vivir en sociedades como la nuestra, con un respeto máximo por la libertad, con gran amor por la cultura y con necesidad por la cultura".
"Cuando hablamos de libertad y de derechos humanos, tú sabes que me tocas el corazón. Creo que vincular la cultura a los derechos humanos y a la libertad, es una cuestión de necesidad", apostilla Cruz.
Cultura y libertad
"Nuestra invitada de hoy tiene mucho que ver con esto que hablamos, porque es una mujer de cultura infinita, porque trabaja por y para la cultura y porque yo siempre que la escucho también habla de libertad. Es Marta Rivera de la Cruz, ayer y siempre escritora, y hoy política, delegada de Cultura, Turismo y Deporte en el Ayuntamiento de Madrid". Así presenta Charo Izquierdo a la invitada al pódcast.
"Empezáis así, y cómo sigo yo. Me gusta mucho eso de relacionar libertad y cultura, que es verdad. La gente cuanto más sabe, más capacidad tiene para decidir y por lo tanto más libre es", asegura la delegada.
Y añade: "Creo que a veces no somos conscientes. Sobre todo, pienso en los más jóvenes o más pequeños, en darles la oportunidad de tener un acceso real a la cultura, que es una forma de darles también una llave para que en el futuro sean mucho más libres. Porque, además, el amor por la cultura se crea cuando eres muy joven. Es realmente muy difícil que una persona que ha vivido hasta los veintitantos años apartada de los libros y de la música, que después se aficione. Hay gente que lo hace, pero hay un plus de dificultad".
"Es como lo de hablar idiomas", apostilla Cruz. "Lo mismo o hacer deporte. Es muy difícil porque si empiezas a ejercer tu derecho a la cultura cuando ya tienes menos derechos sobre tu tiempo es complicado. Es maravilloso que esa inversión cultural la hagas cuando eres más dueño de tu tiempo, que es cuando eres más joven", responde Marta Rivera de la Cruz.
"Me encanta decir que nos une el periodismo porque Marta es periodista, nos une también tener padres periodistas, porque su padre es periodista. Empezaste muy joven a escribir con gran éxito. Cuando escribiste El refugio tenías 26 años", asegura Charo.
Escribir desde la infancia
"Me gustaba mucho escribir desde que era niña. Tengo en casa cuadernos emborronados desde pequeñísima, con la letra horrible porque me encantaba contar historias y además advirtiendo de que eran mentira. Era una forma de jugar, un ejercicio continuado de la lectura. Me encantaba leer. Yo aprendí a leer con tres años por cabezonería", explica la invitada.
"Pero que tu primer premio sea el Premio de Novela Corta, dice mucho", añade Izquierdo.
"Los premios son un acicate para un escritor y una forma de decirte que esto puede ir en serio. En este caso, era un premio pequeño, una beca para estudiar fuera de España durante un tiempo. Pero el mensaje era esto de que puede ser una forma de vivir y de ganarse la vida. El siguiente, que fue el Ateneo Joven de Sevilla, ya era otra historia, porque era una edición con una editorial importante, con un lanzamiento de un libro...", explica Marta.
"También fuiste finalista del Planeta", añade Charo.
La volatilidad de los libros
"Eso fue una especie de espaldarazo definitivo. El Planeta es un premio que te cambia la vida porque económicamente es generoso. Cuando yo lo recibí, el finalista eran 150.000 euros, y eso ahora es mucho dinero. Pero hace 17 años era mucho más. Lo que te permite decir, bueno: 'Ahora ya me organizo como quiero'. Después, sobre todo, es un premio que tiene una permanencia de un año entero. Todas las que estamos aquí, que hemos publicado libros, sabemos la extrema volatilidad de la venta de los libros. La novedad de hoy en dos meses ya es un libro viejísimo. Y el premio Planeta y el finalista en mi caso, lo que te asegura es una permanencia en librerías durante un año entero. Eso es una joya que no te das cuenta de lo que significa hasta que llega tu siguiente libro y ya no es lo mismo", argumenta.
"Ahora que voy a sacar tercera novela, dame un consejo", dice Cruz.
"Yo creo que el mismo que te daría con la quinta o con la décima, que es primero creerte el libro, que si no te lo creyeras no lo hubieras escrito porque también te conozco; y si no te apasiona el asunto, no te metes de lleno. Pero te diría disfrutar de lo que pasa porque una edición de un libro es algo muy bonito. Ver el primer ejemplar, ver la primera caja llena de libros, ver el primer libro colocado en una librería, compartirlo con los amigos y luego tener siempre presente que este mundo es extremadamente raro, para bien y para mal", asegura Marta.
Y añade: "Os cuento una anécdota porque me parece importante. Cuando se editó El tiempo entre costuras, que todos sabemos lo que pasó con ese libro, que es maravilloso., la editorial tiró 5000 ejemplares y acabó vendiendo un millón. Nadie esperaba que fuera el éxito apabullante e irrepetible que fue. Es tan raro este mundo y tiene tantas sorpresas, que hay que estar preparado siempre".
Competencia entre editoriales
"Yo he vendido bastante más que eso, pero me sorprende muchísimo la cifra de que el 98% de los libros que se publican en España venden menos de mil ejemplares", dice Cruz.
"Uno de los problemas que hay en España es que se edita mucho", apostilla Marta.
Y continúa: "Las editoriales se hacen competencia a sí mismas. El mercado tendrá que corregirse, pero sí es cierto que la vida de los libros es muy corta, y a veces hay libros maravillosos que no les da tiempo a despegar".
"A mí me gustaría que contaras una historia corta acerca de cómo ha sido este paso tuyo, de la cultura a la política", pregunta Charo.
De escritora a política
"Me ofrecieron la oportunidad en un momento, que resulta que era el mejor momento de mi carrera. Tenía ofertas de trabajo interesantes, de hecho, tenía una de EL ESPAÑOL para escribir aquí", cuenta Marta Rivera.
Y continúa: "Acababa de terminar una novela. La había vendido muy bien, con un anticipo muy generoso y con un plan de promoción muy bueno. Y de repente, yo siempre he sido muy de meter el dedo en el ojo, de quejarme, y entonces me dieron la oportunidad de entrar en política y me decidí porque me empujó mi marido, la verdad", confiesa a Magas.
"Yo estaba muy asustada y pensé que menudo follón en el que me iba a meter. É me dijo: 'Haz lo que quieras, pero no me vuelvas a decir cómo hay que hacer las cosas, si te dan la oportunidad de hacerlas y dices que no, y yo diría que sí, aunque luego te arrepientas", prosigue.
Dos hombres
"Apenas diez minutos y ya hemos hablado de los hombres de tu vida. Tu padre y Marcial, tu marido, son hombres muy potentes, que para estar con una mujer tan potente tienen que tener mucha personalidad", afirma Cruz.
"Tuve la suerte de tener unos padres fantásticos y con mi padre tuve siempre una relación especial, porque lo que decía Charo, él era periodista y yo quería ser periodista. Me iba con él a la radio, le decía que me dejara acompañar hasta transmitir partidos de baloncesto, porque al final de todo aprendes y me gustaba mucho hacer entrevistas. Es una persona que es muy divertida, muy optimista, tiene mucha capacidad de disfrutar de las cosas... Es una suerte estar con gente que disfruta con lo que tiene, es fantástico. Y a mi padre jamás le he escuchado quejarse nunca de nada", confirma la invitada.
Y añade: "Ni cuando mi madre se puso enferma, ni cuando se murió, ni cuando tuvo problemas en el trabajo. Siempre ha sido una persona con la voluntad de salir adelante y yo eso lo he intentado asimilar y tomarlo como modelo para mi vida. Con Marcial tuve ojo, y eso también hay que verlo. Es un hombre muy guapo, lo conocí por un cúmulo de casualidades. Por lo que decía Borges 'del divino laberinto', de los defectos y las causas, porque coincidimos en una fiesta a la que ninguno de los dos íbamos a ir. Pero yo cuando lo vi pensé: 'Ese para mí'. Me ha ayudado mucho en mi carrera, en mi vida profesional y en mi vida personal. Me ha apoyado siempre, incluso en cosas con las que no estaba de acuerdo, que eso también es más difícil".
"Eso yo se lo digo a mi marido siempre, yo te apoyo en tus errores, que también hay que estar ahí para apoyar cuando se equivocan", dice Cruz.
"Quizás ha sido muchas veces una brújula moral. Cuando me pregunto qué hacer en un tema moral, en un tema ético, le pregunto que haría él, porque sé que su criterio suele ser el más cercano a los principios fundamentales de la ética. Y eso es muy bueno tenerlo en casa", confiesa Marta Rivera de la Cruz.
Albóndigas
"Voy a intentar a ver si cobro una deuda que tiene Marta conmigo. Es que a mí Marta me dio unas albóndigas un domingo...", introduce Sánchez de Lara.
"Yo hago albóndigas. Me gusta cocinar, pero de forma sencilla y no hago escenificaciones, ni uso nitrógeno, ni nada. Soy de una familia donde las mujeres cocinaban muy bien. Soy una persona muy torpe, es decir, no sé pintar, no sé coser, no soy deportista, el bricolaje mejor que me aleje de cualquier cosa que tenga punta... Pero cocinar es una cosa que al final haces con las manos también. Me vale mucho para desconectar, a veces para pensar incluso en algo, me viene bien ponerme a cocinar y lo que mejor hago son las albóndigas. Y entonces un día vinieron a casa Cruz y Pedro y las cenaron", explica la invitada.
"¿De qué tipo?", pregunta Charo.
"Las albóndigas de carne. También las hago de pescado, pero las que me salen mejor son las de carne con una receta de la familia y a veces las congelo y mis albóndigas las ha comido el Alcalde de Madrid, ministros, y muchos compañeros y mis amigos. Y Cruz ha comido albóndigas. Lo que pasa es que las comimos en verano y decíamos que teníamos que quedar un día en invierno", confirma.
Y añade: "Os invito a las dos y hacemos un día albóndigas para tres".
"¿Luego tú eres de las que compartes las recetas?" pregunta Charo.
"Sí, sin problema", responde.
"¿Te podríamos grabar un vídeo explicando cómo se hacen las albóndigas de Marta Rivera?", dice al micrófono Cruz.
"Pues claro", confirma Marta.
"Has dicho una cosa que me ha resultado curiosa porque yo siempre me he preguntado si los ministros o ministras y los concejales, las concejalas, los consejeros de Cultura y Deporte eran deportistas. ¿Cómo lo sientes porque tú eres delegada de Cultura y Deporte?", pone sobre la mesa Charo.
"Yo no soy nada deportista, no soy practicante de deporte. Sin embargo, siempre me ha encantado el deporte como elemento de cohesión social y de vertebración social. He sido siempre una gran seguidora de todos los deportes, aunque no fuera una practicante, porque nada une tanto como el deporte", confirma Rivera de la Cruz.
"Os cuento una anécdota: la viví yo y es increíble porque parece de película, pero os aseguro que fue así. Copa de Europa. Jugaba el Real Madrid. Yo salía de casa de mi hermana corriendo a ver si me daba tiempo para ver la segunda parte del partido. Entonces pasé por delante de una cafetería donde había gente viendo el partido en una pantalla y fuera había un hombre con un carrito lleno de sus cosas, un 'sinhogar' que estaba viendo el partido a través de los cristales desde fuera", explica la delegada de Cultura.
Y continúa: "En ese momento el Madrid marcó un gol. Y ese hombre lo celebró. Y durante unos segundos, ese hombre que no tenía nada sintió exactamente lo mismo que la gente que estaba en el palco del Madrid. Fue muy poco, pero esa sensación la compartió con todo el mundo. Eso te hace pensar que el deporte acerca, que el deporte une y que el deporte permite compartir unas experiencias que no se comparten de otra manera, porque la sensación de euforia cuando marca gol tu equipo es la misma te llames como te llames, seas quien seas y estés donde estés".
Madrid y cultura
"¿Qué título de novela le pondrías a Madrid?", pregunta Charo.
"Creo que ahora mismo le pondría La Ciudad de la Alegría", responde Marta.
"Marta está en todos sitios. Creo que ha sido la única consejera de la comunidad que ha ido a todas y cada una de las poblaciones de la Comunidad de Madrid", añade Cruz.
"Es muy bonito eso que dices. Y además puedo decir que en los 179 municipios que visité, en todos encontré algo que merecía la pena. No me fui de ningún sitio diciendo para qué hemos venido aquí. En todos había una vista, un monumento, una iglesia, un restaurante maravilloso. Es que en Madrid hay lugares curiosos: una panadería, una factoría de cerveza artesana que llevan mujeres, es muy rico y muy distinto", explica.
Y añade: "Hay un pueblo muy pequeño que se llama Madarcos, que es el más pequeño que toda la Comunidad de Madrid con 57 habitantes, ahora quizás 60. Allí hay un ahumadero de salmón increíble. Te enseñan cómo es el proceso y puedes comprar salmón ahumado y anguila ahumada. Madrid está lleno de oportunidades más allá de la M-30".
"No hace falta ser ni el más rico, ni el más conectado para disfrutar de la vida", dice Cruz.
"Eso es una cosa que tenemos que reivindicar mucho. En Madrid hay mucho ocio al alcance de cualquiera, mucho evento cultural gratuito, 100%. Y no debemos dejar de recordarlo porque esto es único en comparación con otras grandes capitales europeas. O sea, la vida cultural que tiene Madrid a coste cero es impresionante", concluye.