Durante mi época como joyera dedicada al diseño y comercialización de diamantes, me encontré con una gran encrucijada: el cansancio emocional, la desesperación y la destrucción de mis vínculos afectivos… lo que me llevó a perder mi paz interior y el sentido de mi vida.
Comencé a excavar en mi interior hasta encontrar mi joya más preciada: mi alma. Fue entonces cuando recibí una poderosa inspiración divina para crear esta analogía que hoy te comparto, que identifica al alma con un diamante que debemos aprender a pulir.
Cuando los gemólogos examinamos un diamante, este debe estar tallado a la perfección por un experto tallador quien, a través de un delicado y arduo trabajo, lo talla en múltiples facetas. Su objetivo es conseguir que la luz penetre en su interior y que cada una de estas facetas refleje hacia el exterior sus hermosos destellos. Un diamante bien tallado debe lucir blanco y cristalino, pero, por lo general, cuando es extraído de las minas, está opaco y sucio, lo cual impide que pueda brillar.
Lo mismo ocurre con nuestra alma una vez la encontramos; su luz está obstruida por heridas e impurezas emocionales que debemos ser capaces de reconocer cuando hacemos un escáner del alma.
Un escáner del alma es esa radiografía con la que detectaremos cada una de las fracturas internas y cada una de las grietas en las que muchas veces se incrustan los negros carbones.
Esta obra es fruto de pequeños milagros que se fueron gestando a lo largo de muchos años, a través de los cuales me fui transformando y fui puliendo mi alma, tal y como se pule un diamante.
Al igual que el protagonista del libro El monje que vendió su Ferrari, yo dejé mi exitosa carrera como diseñadora de joyas y experta en diamantes para dedicarme a excavar en mi interior. De esta forma encontré mi roca carbonatada en bruto, mi alma, me atreví a atravesar altas temperaturas y presiones, para después aprender a quitarle todo el material oscuro que le sobraba y que le impedía brillar.
Me dediqué durante más de dos décadas a investigar el motivo por el que las personas sufren sin lograr romper el ciclo de dolor; me convertí en camillera de almas, en maestra talladora de esos diamantes espirituales que, poco a poco, comenzaron a brillar. Por eso mi primer libro se tituló Tu alma: una joya para pulir, pues todos debemos aprender a pulir nuestra alma, esa joya que llevamos dentro.
Solo tú puedes decidir de qué lado quieres vivir, si en la luz o en las tinieblas. Siento, con gran firmeza interior, que mi vida tiene un propósito espiritual, así como la tuya y la de cada ser humano. Ese propósito espiritual es la tarea que estamos llamados a cumplir durante nuestra existencia terrenal y corporal.
También es la respuesta que debemos dar a cada pregunta existencial que surge tras cada uno de esos escollos que nos encontramos en el camino de la vida; ¿Qué vas a hacer con esa situación que tanto te agobia y te aturde? Esa situación, al igual que tu vida, tiene un propósito espiritual; una tarea existencial.
Existir duele. Desde que somos arrojados al mundo empezamos a sobrevivir con llanto y temor, es parte de la divinidad presente dentro de ti, es tu centro sagrado, tu más invaluable e imperecedera riqueza interior. Entonces, si es algo tan bello y preciado, ¿Por qué duele?, ¿Por qué sangra?, ¿Por qué sufre? y ¿Por qué grita hasta asfixiarte?
El dolor no viene para que sufras, viene para que cambies. Mi alma ha trasegado por caminos inseguros, oscuros, peligrosos, solitarios, pero cuando salgo de cada túnel hacia la luz, comprendo que es el único camino hacia el alumbramiento de la verdadera sabiduría interior.
La sabiduría no es más que dolor curado. Atrévete a romper tus cadenas y a encontrarte con la oscuridad. Tu alma pone a tu disposición ese GPS sagrado al que llamamos intuición, que es nada menos que la voz de tu poder superior, tu creador, tu Dios.
Puedes taparte los oídos para intentar no escuchar los gritos de tu alma, pero, a medida que vas andando por el sendero de tu vida, tu alma se retuerce, llora y grita cuando no vives acorde a tus valores espirituales; hasta que llega un día en el que caes al suelo de cara, reventado por dentro en mil pedazos. Este es el momento sagrado en el que iniciarás el camino espiritual desde tu aniquilación hasta tu esclarecimiento o iluminación. Será tu resurrección.
Quizá la anécdota más poderosa que puedo compartirte es que de modo inesperado y sorpresivo, una autoridad mundial y un referente universal de la talla de Mario Alonso Puig se haya conmovido con mi relato y haya respaldado mi libro y mi método ofreciéndome su invaluable prólogo. Del cual te comparto un pequeño párrafo:
"Paula López espinosa invita al lector abrirse a la posibilidad de que donde parece que tan solo hay un muro aparezca un camino, y que como dice el poeta 'En todo invierno que soporta el corazón hay una primavera a punto de despertar y detrás de la noche más oscura está la promesa de un amanecer'" Mario Alonso Puig.
En este libro, La joya de tu alma, podrás acompañarme en el camino hacia mi renacimiento, después de haber bajado hasta las profundidades del infierno del dolor, podrás recorrer de mi mano mi historia y mi inspiración a través de la cual conocerás una metodología única para pulir tu espíritu, ese diamante que custodias en lo más profundo de tu ser.
Cuando comprendas que debes pulir el diamante de tu alma, brillarás con luz propia desde tu interior y así podrás iluminar aquellos seres que te acompañan en la vida.