Quien no sintiera escalofríos al ver La mano que mece la cuna que levante la mano... Esta es una de las películas que convirtió a Rebecca de Mornay en la mala perfecta. De aspecto dulce pero con una mirada perturbadora, mezclada con el poder sensual indiscutible, esta actriz nacida en California es un icono, aunque ella misma no se considera así. Una villana de referencia, en el que muchas compañeras se han mirado después. La mayor enseñanza que transmite, aunque quizá sin pretenderlo, es que las mujeres bellas pueden ser muchas más cosas que simplemente bellas.
"He querido interpretar siempre diferentes versiones de mujeres que, incluso estando en graves problemas, equivocadas o enfermas mentalmente, eran fuertes", ha dicho en una extensa entrevista con Magas, en la que ha repasado no solo su carrera, también sus reflexiones en cuanto a su profesión y el papel femenino en el cine.
Claro que Rebecca también ha tenido referentes como Faye Dunaway o Louise Fletcher. ¿Se puede ser diabólica, inquietante, perturbadora y a la vez carismática? Solo hay que repasar su filmografía para contestar que: "SI". Terror, comedia o thriller, ella toca todos los palos y enarbola su faceta de antiheroína con orgullo: "Decir que las mujeres no deberían interpretar a psicóticas porque es antifeminista, es pensar como una minoría. Es muy, muy importante que las mujeres entiendan que no solo deben interpretar a heroínas buenas".
A sus 64 años, sigue imparable tanto en la gran pantalla como en la televisión. Pero no solo eso... Estrena ahora la película Saint Claire con Ryan Phillippe y también el thriller Peter Five Eight. En las plataformas digitales se pueden ver algunas de sus series: Lucifer en Netflix, tres temporadas de Jessica Jones; The Right Temptation con Kiefer Sutherland, HBO Max... Además, actualmente está produciendo un guion propio y terminando de escribir una novela que espera publicar pronto.