Beatriz López-Nogales, compositora de bandas sonoras

Beatriz López-Nogales, compositora de bandas sonoras Cedida

Protagonistas

De tocar el piano para sus padres a componer para Netflix: “Me gusta hacer lo que me da la gana”

Publicada

Beatriz López-Nogales (Burgos, 1998) comenzó a tocar el piano con apenas cuatro años, pero aquello no fue cosa suya: "Mis padres me apuntaron a una academia de música y de ahí pasé al conservatorio" comenta con tal naturalidad que hace entender desde la primera toma de contacto que su vida es sinónimo de musicalidad. Pese a que en aquellos tempranos inicios no fuese algo que le apasionara, ahora agradece la decisión de sus progenitores.

"La música es un espacio en el que poder experimentar y descubrir nuevos sonidos, lugares y universos sonoros" confiesa embelesada sobre el significado que tiene su actual medio de vida, el cual, tampoco decidió, más bien se fue dando: "Desde pequeña tuve esta fascinación por la música y el audiovisual, lo sabía desde siempre". Pese a haber llegado a fantasear con una opción B, quizás con un futuro más seguro que este creativo mundo, decidió intentarlo. Y lo consiguió al hacerse con una de las cuatro codiciadas plazas del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. 

Su vida y la música van de la mano, a sus 26 años ha pasado 22 dedicados a la misma y las bandas sonoras son lo suyo. "Cuando estudias música hay un punto en el que te toca elegir entre enfocarte en un instrumento, lo cual me parece un trabajo durísimo, o derivarte hacia la composición. A los 16 te plantean las optativas y, aunque siempre puedes rectificar, a mí componer me atraía muchísimo" confiesa. 

Beatriz López-Nogales

Beatriz López-Nogales Cedida

Pese a su naturaleza angelical, Beatriz López-Nogales es un alma rebelde y le gusta aquello de "hacer lo que le da la gana". "Siempre estaba toqueteando todo, de pequeña era un problema, pero me apasionaba hacer algo por mí", confirma la joven.

Los últimos románticos es el nuevo trabajo audiovisual en el que ha participado y se suma a una larga y cuidada lista de títulos. Una historia cuya protagonista, Irune, es una mujer solitaria e hipocondríaca que ve saltar por los aires su estabilidad cuando le detectan un bulto sospechoso en el pecho y la vida toma un giro inesperado ofreciéndole una oportunidad que, sin saberlo, siempre había esperado. 

¿Suerte o don innato? "Después del Conservatorio Superior de Madrid, hice otros cuatro años de creación musical y cuatro más en la Universidad Europea. Son ocho años de formación que ahora veo y me pregunto en qué momento ha pasado todo esto". 

La ilusión que depositaba poniendo la nota musical a los primeros cortometrajes universitarios se acrecienta al trabajar para las grandes plataformas. "Guardo con cariño el recuerdo de cuando me llamaron para la serie Fuerza de Paz, que la produjo Alea Media y la showrunner fue Aurora Guerra. Tuve mucha suerte porque es una persona talentosísima y muy buena líder". La confianza que Guerra depositó sobre Beatriz la empujó a enfrentar el trabajo con determinación y responsabilidad: "El primer proyecto marca la diferencia para los siguientes". 

Prime Video, Netflix o HBO. Las grandes plataformas del audiovisual se rifan su trabajo musical, pero la relación de Beatriz con su obra es tan íntima que no se para a reflexionarlo cuando disfruta viendo las producciones terminadas. "Cada serie es un año de trabajo inmersivo en el estudio. Verlo otra vez emociona, porque te das cuenta de que es un altavoz muy grande. Más que una sala de conciertos. A veces es abrumador". 

Beatriz López-Nogales, compositora de bandas sonoras

Beatriz López-Nogales, compositora de bandas sonoras Cedida

El perfeccionismo de esta compositora lidia con los tiempos de entrega obligados: "La música no se termina, se abandona. Siempre quieres dar el último retoque, pero los deadlines son un golpe de realidad". Vive el proceso creativo como algo "obsesivo incluso" y pese a ello "seguro que alguna vez he visto el producto final y he pensado en cambiar algo porque siempre quieres hacer lo mejor para cada proyecto". 

Consciente de que el conocimiento se va adquiriendo con la práctica y que esta dota de una óptica diferente en la composición musical, a sus 26 años se ve con ganas de mucho más: "Me interesa bastante la escritura musical, permite descubrir nuevos sonidos y es un salto al vacío", algo que demuestra la canción original Esta Noche, himno de Los últimos románticos. "No ha sido nada difícil, con Pablo Mzd ya había colaborado antes y me ha gustado mucho también participar con YAREA y su voz preciosa", desvela. 

"Queríamos hacer una canción muy actual y bailable. Pensamos en la película, en qué se hablaba en ella y fuimos hilando poco a poco. Esta Noche captura esa sensación de cuando el tiempo se detiene y conseguimos dejar de lado cualquier preocupación por el futuro" explica a detalle el intenso proyecto, reconociendo que lo vivió con ilusión pero con una responsabilidad muy grande. 

Beatriz López-Nogales es parte de una nueva generación nacional de compositoras de bandas sonoras que llegan pisando fuerte. No sabe si es la más joven o no, pero sí que por su horizonte asoma más de un proyecto entre los que destaca el reciente estreno de la serie Detective Dolores en Televisión Española y adelanta el título de la siguiente película: Sacamantecas. Esta verá la luz en 2025 y relata la historia del asesino alavés bajo la dirección de David Pérez Sañudo. "En eso andamos últimamente". 

¿Qué te inspira realmente a la hora de componer una BSO? 

Me hago muchas preguntas, suelo necesitar saber bien qué queremos contar y cómo hacerlo. Aparte de conocer la técnica, desde la escritura, la composición, la orquestación, buscar cómo poderlo direccionar sabiendo cuál es el fin y qué buscamos significar o resignificar. "¿Necesitamos algo que le sea propio al instrumento, o lo buscamos ajeno? ¿Es acaso realizable?, si no lo fuera, ¿podría haber alguna manera de hacerlo?". Es necesario conocer bien la dirección, el guion y su montaje en la película, la estructura, los puntales hacia los que debería ir tensionalmente dirigida la música.

También hay algo mucho más tierno y es que cuando te empapas tanto de las historias, acabas queriendo y comprendiendo a los personajes, sus motivaciones, qué tienen detrás. Esto me sucedió con Los últimos románticos. 

Los últimos románticos es tu último trabajo, ¿qué ha supuesto para ti?

En su banda sonora, la clave es Irune. Un personaje tremendamente rico y lleno de matices, desde un guion escrito y dirigido con mucho mimo, lleno de sutilezas, como de la novela de Txani Rodriguez, en la cual está basada la película. Aquí, el violonchelo es una analogía de la protagonista. La película descansa sobre Irune.

Ella es una mujer que se encuentra alejada de la sociedad en la que habita. Vive un poco marginalmente tanto en sus relaciones sociales, laborales, y de la familia. Con estas premisas me preguntaba cómo podíamos reflejar este contexto con la música y me parecía un reto muy estimulante elegir un instrumento y llevarlo a un lugar que no le corresponde, una tesitura que no le es idiomática y buscar cómo podría reaccionar cuando también es extraído de ese conjunto de instrumentos que lo respaldan y complementan.

Entonces viene un poco del interrogante, ¿qué pasa si cojo un instrumento como es el violonchelo que tendría que estar respaldado por una sociedad que es la orquesta, donde las melodías descansan en diferentes instrumentos?, ¿qué pasa si este tiene que cargar él solo con el peso melódico y armónico que le correspondería a una sociedad? La música de Los últimos románticos es la respuesta a estas preguntas.

Beatriz en el estudio de grabación

Beatriz en el estudio de grabación Cedida

La película tiene una sorpresa musical final.

Hay una canción que canta Yarea y que creé con Pablo Mzd que se llama Esta noche. Es una single que en la película le enseña Paulina a Irune.

Paulina es el contrapunto de Irune, si bien es una mujer mayor, habita el presente mucho más que nuestra protagonista. Irune no sabe lo que suena hoy en día, pero Paulina sí y le enseña. Es una mirada a la realidad, una ventana que se abre.

¿Existe una 'estructura maestra' como base para que fluya la composición o todo es libre albedrío?

Cada pieza es completamente a medida de cada secuencia y todas tienen mucho pensamiento detrás, nada sucede fruto de casualidades. Por ejemplo, en este contexto tan austero en el que se desarrolla Los últimos románticos también hay hueco para la esperanza. En la música y en la mirada de Irune hay algo que luce, unos destellos de ilusión que aparecen de vez en cuando y que es al final a lo que se agarra nuestra protagonista.

Todas las melodías que suceden en la película, nos llevan a un lugar y confluyen en la última pieza, la cual, podíamos haber grabado sin ningún problema con un ensemble, pero había algo muy tierno en que fueran las capas del mismo violonchelo, porque al final es una superación de un duelo y nadie le da la mano a Irune en toda la película, es ella misma la que logra superar esa situación y me parecía muy bonito que fuese este propio instrumento cómo se va deformando, luchando y transformándose hasta que finalmente, llega a algo más armónico, que es el tema final. 

¿Qué sería para ti triunfar como compositora?

Disfruto cuando siento que estoy buscando un espacio musical que no he habitado antes. Un lugar sonoro en el que poder descubrir algo. Eso es mi triunfo.