Dolores Redondo, la autora más leída de novela negra: "En los matriarcados hay menos violencia contra la mujer"
- La escritora que ha revolucionado este género literario publica un nuevo libro titulado 'Las que no duermen NASH', de la saga Los Valles tranquilos.
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Dolores Redondo, autora de la exitosa Trilogía del Baztán, adaptada con enorme éxito al cine y Premio Planeta (2016) con Todo esto te daré, publica Las que no duermen NASH, su nueva novela de la saga Los valles tranquilos. Un mystic noir de género propio con el que la autora revolucionó la literatura negra, convirtiéndose en una de las más leídas. No en vano sus obras han sido traducidas a 38 idiomas y cuentan con millones de lectores en todo el mundo.
La protagonista de la novela, Nash Elizondo, es una psicóloga forense que se está documentando acerca del origen de una leyenda sobre brujería en la sima de Legarrea (Navarra). Allí hallará el cadáver de una joven desaparecida tres años atrás. La autora plantea dos líneas de investigación policial: la actual y la histórica, y desde dos puntos de vista, la científica y la psicológica.
¿Qué quieres provocar con Nash?
Siempre deseo que mis lectores disfruten con cada novela, pero es verdad que mientras la estaba escribiendo sabía que iba a despertar esa magia especial que tiene volver a esos valles con los que me conocieron, llenos de toda esa mística típica de mis novelas. En esta, es absolutamente capital para contar la historia.
La portada de tu libro es una mano alzada y un dedo acusatorio que sale de entre las piedras, en el último hálito de vida. ¿Es una forma de elevar una maldición?
Sí, es una mano acusatoria. Es así como maldicen las brujas, poniendo toda su energía y señalando con su dedo a los culpables.
Nash es una profesora, doctora y psicóloga forense, un perfil atípico en la novela negra, que encuentra un cadáver, pero no el que estaba buscando.
En la sima de Legarrea había una leyenda muy reciente que hablaba de una bruja que fue arrojada allí en 1936. Durante los primeros días de la guerra civil, aprovechando el calor político existente, se la ajustició no por condición política, pero sí por brujería y fue arrojada con sus seis niños.
Lo que Nash encuentra es un cadáver de una adolescente, que lleva tres años desaparecida. Hay una persona en prisión por su asesinato, que será liberada con el dolor que esto supone para la familia y se abrirá de nuevo la investigación, trayendo menos certezas y más incertidumbres.
En ese agradecimiento familiar y del entorno de la víctima de los primeros días con respecto a quien ha hallado el cuerpo es necesario establecer un vínculo. Nash se ve obligada a convertirse en la psicóloga de la muerta, a través de aquello que formaba parte de su vida cotidiana.
Eso trae, por tanto, un refresco al mundo de la novela negra por el modo de tratar la investigación. Se permite que la enfoquemos desde la víctima que quedaba desdibujada cuando todo recae sobre el asesino.
Un acusado que está en la cárcel y que no dice dónde está el cuerpo... Me lleva al caso de Marta del Castillo.
Sin ninguna duda. Los que lean la novela van a encontrar similitudes con un montón de crímenes en la historia reciente de nuestro país. Yo, como mujer y como madre, puedo entender perfectamente la terrible incertidumbre que tiene no encontrar el cadáver de un ser querido.
¿Quiénes son las que no duermen?
'Las Michelenas', que son absolutamente irreverentes y representan ese espíritu crítico, inquieto y 'brujeril' de la mujer que tiene inquietudes y que también acepta las peculiaridades del lugar donde vive. Es cierto que el hecho de que se dediquen al mundo funerario les da una visión de la vida y de la muerte que las hacen muy del carpe diem.
La novela también homenajea ese trabajo tan duro que tuvieron que hacer las personas que estaban en las funerarias durante la pandemia. Se ha hablado mucho de los sanitarios, pero no olvidemos a este sector, sobre todo en el mundo rural, porque fue brutal el compromiso de ser la última persona que acompañase a tu ser querido.
Ellos fueron los primeros en darse cuenta de que lo que estaba sucediendo no era normal, cuando todavía se estaba diciendo por ahí que no pasaba nada.
Mística y crimen es una mistura que se lleva muy bien con Dolores Redondo.
Soy la madre de la criatura, así que me llevo muy bien con mi mystic noir. Lo inauguré con El guardián invisible y en ese momento impactó mucho la mezcla de tantos conceptos místicos en una investigación. Incluso hubo alguna voz que dijo que esto no era novela negra, sino más bien fantástica. Pero ahí estaba yo para defenderlo, porque tiene una parte cultural absolutamente arraigada en este territorio.
Las sociedades matriarcales siempre están presentes en tus novelas.
Claro, esto es mi casa. Mujeres que no se doblegan, que saben su papel y que están ahí. Procedo de una familia absolutamente matriarcal, no por imposición, sino porque todos los hombres eran en la inmensa mayoría marineros, y ellas estaban solas al frente de la crianza, de la administración de la casa y de la vida.
Se encontraban sin nadie para entierros, para partos, para todo. Ejercían el papel de cuidado y de atención, de colaboración y consejo. Clanes no solo familiares, también vecinas y amigas. Todo esto ha sido fundamental en mi vida.
Las mujeres de la zona son fuertes y seguras y se retroalimentan entre ellas.
En los ámbitos matriarcales hay menos violencia contra la mujer, porque es menos probable que esto pase desapercibido. Antes que nada, porque el arma principal de un maltratador es el aislamiento. Aquí tus primas, cuñadas y vecinas están ahí pendientes, y si un día te notan rara o ven un gesto, enseguida se dan cuenta. Y si tú no lo afrontas, lo harán ellas.
¡Vete a la cama! ¿Cuántas veces hemos querido retrasar esa imposición cuando aún te apetece seguir disfrutando del día?
Esa necesidad ha sido aplastada durante siglos en las mujeres. La inquietud por leer, estudiar, pensar, escribir, pintar... por cualquier cosa que necesitaras hacer y más si era de noche.
Hubo un tiempo en el que si una mujer se despertaba de madrugada, rezaba hasta volver a quedarse dormida, porque su espíritu era más vulnerable al mal y podía entrarle el demonio. Entonces sí que hubo momentos en que estuvo penado.
Despertarse en mitad de la noche es una herencia que proviene de lejos. Durante siglos se dormía en dos veces, y se aprovechaba para hacer labores que tenían que ver con el día siguiente y luego se volvía a la cama hasta que amanecía.
Recuerdo además con mucha rabia el sometimiento de decirte a ti misma 'duérmete que son las cuatro y a las siete suena el despertador'. Y realmente a esa hora estás más fresca, activa, despierta y creativa de lo que vas a estar luego.
¿Y qué haces cuando te despiertas en mitad de la noche?
Si son las cuatro, me pongo a cocinar, o me voy a leer, veo una película... Porque no es que me haya despertado para nada, es que lo hago porque tengo una idea a esa hora.