Julieta Rueff, de sufrir acoso callejero a crear un dispositivo de defensa con 20 años: "Es mi misión de vida"
- La joven portuguesa aprendió del miedo y diseñó un aparto de protección pasiva bajo la premisa de que todas lleguemos a salvo a casa.
- Más información: La cruda realidad del acoso callejero: 8 de cada 10 mujeres lo han sufrido al menos una vez en su vida
Sales de cenar con tus amigas y os despedís con una frase: "avisa cuando llegues". Emprendes el camino de regreso a casa y con cada paso en la noche el miedo se hace más tangible. Un desconocido pasa más cerca de lo esperado, un grupo de hombres te piropea, un coche pasa y toca el claxon, una sombra que va tras de ti, te asustas… Ocho de cada diez mujeres declaran haber vivido una situación de acoso callejero en su vida según datos recogidos por una encuesta pública llevada a cabo por L'Oréal Paris.
Julieta Rueff (Portugal, 2001) tiene, apenas, 23 años, vive en Barcelona y sufrió en primera persona el acoso callejero. "Se aprendió mis rutinas, me seguía hasta mi portal" declara. Tras aquello, encontró su misión de vida: hacer que todas volvamos a casa seguras.
Estudió Marketing y negocios internacionales e hizo prácticas en una aceleradora de startups. Ahí encontró el soporte para llevar adelante su dispositivo de defensa pasiva, FlamAid, y hacer realidad aquel propósito que nació del miedo.
Cuando las encuestas revelan las mujeres que han vivido una situación de acoso, vemos a Julieta siendo parte de estos testimonios. ¿Es posible que consigamos sentir que la calle también es nuestra? ¿Es FlamAid la solución? "Yo no estoy remediando el problema, eso solo se puede atajar desde la educación" afirma rotunda la joven portuguesa.
Su granada pacífica no es más que un parche mientras las cosas cambian, "quiero que tú llegues tranquila a casa", sentencia.
"Una noche creí que no llegaría a casa"
¿Cuál es esa historia personal que te llevó a diseñar este dispositivo tan especial?
Tuve una racha muy mala, me seguían a casa, se habían aprendido mis rutinas. En su momento lo pasé fatal, luego vine a saber que era un chico que tenía problemas mentales.
Siempre llevaba el spray pimienta que me había comprado mi madre encima. También tenía un bolígrafo rompe cristales y, sin embargo, no usé nada jamás. Lo que hacía es que cada vez que veía a esta persona me ponía a correr, a gritar, era un instinto. No tenía tiempo de coger nada de mi bolso y defenderme. Empecé a pensar que a lo mejor las soluciones que había no estaban pensadas para las personas que están en ese momento de pánico.
Una de esas noches que llegó a intentar cogerme, conseguí escaparme, pero creí que no llegaría a casa. Ahí nació FamAid. Mi objetivo era que todo el mundo regresara a su domicilio y que nadie más tuviera que pasar por una situación similar.
Mencionas que las soluciones actuales no están pensadas para el momento de pánico, ¿cuál fue la premisa del diseño de FlamAid?
Decidí centrar el dispositivo en su fácil accesibilidad, que necesitase muy poco input por parte del usuario que está en una situación de riesgo, porque al final, en un momento de peligro nos cuesta mucho pensar y también movernos.
Lo que hice fue buscar cuál es el arma de más fácil activación del mundo, que es la granada de mano. Entonces decidí introducir dentro de esta solo defensa pasiva para no producir más violencia, sino disuadir la existente. Puse una alarma sonora, verificada por otras empresas de seguridad como Prosegur, Securitas Direct; y le subimos la intensidad hasta 110 decibelios, que es el máximo legal en Europa.
Por otra parte, en el hogar, cuando hay un problema, se envía ayuda a la dirección registrada, pero nosotras somos dinámicas, por eso para mí tenía sentido poner la parte de ubicación GPS para que venga la ayuda al punto donde estoy. Y eso fue lo que hicimos: un dispositivo que se activa tan fácil como la granada de mano, solo con tirar de la anilla y hace la parte de sonido y a la vez envían tu señal de aviso a tus contactos de emergencia.
Dentro de esos contactos, ¿se incluyen los servicios de emergencia?
Por una parte tenemos nuestra aplicación para móviles, que es gratis para todo el mundo, donde puedes poner tres contactos de emergencia y desde la cual solicitas ayuda de manera gratuita.
Además, vendemos la granada porque es un acceso más fácil, porque te permite activarlo sin desbloquear tu móvil, ya que este es de lo primero que te saca un agresor. Y tiene el plus del sonido.
Ahora hemos lanzado una suscripción que incluye el aviso a los servicios de emergencia. Se tramita tu señal GPS de la misma manera que se envía a tus contactos seleccionados. También se manda a una central receptora de alarmas, que es como lo tramitan las compañías de protección. Y lo que hacen es enviar la ayuda que está más cerca de tu punto de geolocalización para disminuir el tiempo de auxilio.
Seguridad internacional
La mañana que entrevistamos a Julieta, acababa de recibir el primer pedido desde Estados Unidos, algo tan emocionante como los testimonios de sus usuarias. "Desde el principio hemos vendido internacionalmente, no queríamos capar el uso del este producto" explica la joven emprendedora, que enfrenta retos como los acuerdos con las autoridades de los diferentes países para poder hacerles llegar las señales de alerta.
¿Cuáles son los países con mejor acogida del dispositivo?
España y Portugal es donde ahora mismo estamos vendiendo más, pero a finales de 2025 queremos dar el salto físico a Latinoamérica porque es donde realmente hay peligro. No es solo una sensación, las cifras de feminicidios en Latam son más altas que en nuestro país.
El problema es que es un producto que vendemos por 59,99 euros. Sabemos que barato no es y queremos esforzarnos en poder optimizar estos costes para hacer que nuestro aparato sea más asequible antes de enviarlo a Latinoamérica por un tema de accesibilidad; quiero que las mujeres puedan hacerse con ello.
Estamos trabajando en optimizar los costes produciendo en escala para poder ofrecerlo en los puntos físicos. Hasta entonces vendemos internacionalmente en todos lados, recopilando feedback e incorporando las sugerencias que nos dan nuestras usuarias. Nos están ayudando un montón a crecer y a ir caminando hacia lo que ellas necesitan.
¿Algún testimonio que quieras compartir?
Nostras podemos ver cuando se dispara la señal de alarma, no somos intrusivas ni preguntamos directamente qué ha pasado, pero sí nos gusta saber si todo está bien y si han llegado a casa. La mayoría hasta ahora se ha disparado porque lo estaban probando y enseñando a sus amigas. Pero hubo un mensaje que me emocionó.
Una chica me contaba que antes caminaba cada noche con las llaves entre los dedos de su mano, por si tenía que defenderse, y que ahora lo que hacía es ir con FlamAid, porque así se siente muchísimo más segura.
También recibimos bastantes fotos de chicas con el dispositivo en su bolso. Eso me llena de satisfacción porque es lo que yo quería conseguir.
Me siento muy feliz al saber que las personas que están enviando sus alarmas se sientan más seguras y que sus contactos de emergencia las reciban.
"Estaría más tranquila si no me hubiera pasado, pero me dio un propósito"
Viviste el miedo en primera persona. ¿Cómo sería la Julieta de hoy si no hubiera existido ese miedo?
Algo de lo que me di cuenta es que yo en ese momento no lo compartí con la gente. Mis amigas se empezaron a dar cuenta, ya que estaba afectando a mi rutina. Me encontraba en un restaurante o en un café y esta persona venía, nos esperaba fuera o se sentaba en la mesa. Entonces empezaron a notar que había algo raro, pero con mis padres me costó un montón hablar de ello.
Hay mucha vergüenza y el sentimiento de si podrías haber hecho algo diferente. A lo mejor no tendría que haberlo mirado, no tendría que haber dicho 'hola' ese día...
Lo veía como una debilidad, luego me di cuenta de que vivir un problema determinado, también te da mucha fuerza. La persona que está pasando por una dificultad tiene las herramientas para resolverlo porque lo ha sentido en la piel. Hubo un cambio interno. De pasar de tener mucho miedo y vergüenza de lo que me estaba sucediendo, a sentir fuerza interior que me hizo decir 'esto que me está pasando es un superpoder porque puedes hacer que no le suceda a más gente'.
A lo mejor estaría más tranquila si no me hubiera pasado, pero me dio un propósito y me llena de felicidad tener la misión de que ninguna mujer o persona vuelva a pasar por lo mismo que yo.
Cambiando el futuro
Como startup, parte del crecimiento pasa por el compromiso social, de ahí las charlas que imparten en colegios, institutos, universidades e incluso empresas. "Lo que nos pagan por impartirlas lo donamos. Tenemos unas cuantas asociaciones contra la violencia de género que comparten nuestra causa, pero siempre dejamos que elijan".
Su foco de facturación son los productos, el resto lo consideran "una responsabilidad" y es que "les hace muy felices poder ser parte del cambio" concluye Julieta Rueff.