Todos los medios apostados en las inmediaciones de la iglesia de San Miguel de Jerez (Cádiz) esperaban ver llegar el pasado sábado 14 de octubre a dos de las invitadas más esperadas de la boda de la duquesa de Medinaceli y Maxime Corneille. Habían estado presentes en la fiesta prenupcial y las cámaras estaban preparadas para fotografiar a Máxima de Holanda, el rey Guillermo y la heredera, Amalia, pero contra todo pronóstico no desfilaron con el resto de asistentes hasta entrar en el templo.
Sin embargo, lo cierto es que sí estuvieron presentes. Los Reyes holandeses no quisieron restarle protagonismo a la novia, Victoria de Hohenlohe, y, conscientes del revuelo que provocaría su aparición, prefirieron acceder a la ceremonia por una puerta lateral, esquivando a la prensa. Lo mismo sucedió a la salida, aunque finalmente se consiguió captar algunas imágenes de la pareja real y la Princesa.
Máxima es una de las royals más elegantes y admiradas, por lo que su look de invitada causaba mucha expectación. Antes de descubrir el suyo, otras invitadas como Sofía Palazuelo, duquesa de Huéscar, a la princesa Miriam de Jordania, habían llamado la atención por sus propuestas de moda. De haber hecho su entrada triunfal por el mismo lugar que ellas, la Reina se habría convertido en su rival de estilo; también Amalia.
La esposa del rey Guillermo había elegido un vestido en color gris perla de manga larga y con frunces en la parte superior, un cinturón joya y abertura lateral. Como mandaba el protocolo, lució un tocado tipo diadema de Berry Rutjes. Mucho más llamativo era el outfit de la heredera al trono, que había estrenado un vestido rojo estampado de largo midi de Natan Couture, con sutiles transparencias en el escote y bajo asimétrico. Los zapatos, en el mismo tono, de Gianvito Rossi, se los pidió prestados a su madre, algo que suele hacer de manera habitual. El adorno del pelo también era de Máxima, dorado y muy vistoso lo firma el sombrerero belga Fabienne Delvigne.
El día anterior, en la preboda fue la Reina quien eligió el rojo, con un espectacular diseño de Elie Saab con volantes, rindiendo homenaje a España y unas sandalias de tacón alto. Amalia, por su parte, llevó un mantón de manila que seguramente habría adquirido en alguna de las visitas de la familia a nuestro país; son apasionados de la Feria de Abril de Sevilla, donde incluso se han vestido de flamencas. La Princesa iba de negro, pero había añadido un bolso verde de Jacquemus de 715 euros y unos pendientes de rubíes del joyero de su madre.