Letizia ha empezado la semana en casa, viajando hasta Asturias para su primer acto de la agenda oficial. Unos días prenavideños en los que las actividades se reducen un poco pensando ya más en las fiestas que en la rutina laboral. El caso es que la esposa de Felipe VI ha presidido en la localidad de Avilés la reunión anual de directores de centros del Instituto Cervantes, institución pública creada en 1991 para promover universalmente la enseñanza, el estudio y el uso del español en todo el mundo.
La cita ha tenido lugar en uno de los lugares más emblemáticos de la nueva Asturias, el Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer, edificio imponente que bien merece un look moderno y chic para poder ir a tono con la arquitectura.
Esta reunión es una cita habitual en la agenda de Letizia desde antes de llegar al trono. El apoyo al Instituto Cervantes y su labor está siempre presente en su lista de deberes. Entre sus actividades, este centro atiende fundamentalmente al patrimonio lingüístico y cultural que es común a los países y pueblos de la comunidad hispanohablante. Está presente en 88 ciudades y 45 países, a través de sus centros, aulas y extensiones por los cinco continentes.
Para la Reina es un tema de máxima importancia y, como tal, le da a su imagen prioridad. Consciente de que cuanto más se hable, aunque sea sobre su outfit, más repercusión tendrá el acto. Un claro ejemplo de esto ocurrió hace diez días, en la última reunión de esta institución celebrada en el Palacio de Aranjuez, cuando eligió un traje de chaqueta rojo de Hugo Boss.
O cuando hace un año cruzó el charco para inaugurar en Los Ángeles una nueva sede y eligió un look superlady con un vestido blanco y un precioso abrigo color camel firmado por Carolina Herrera. Dos elecciones muy potentes de las que se habló mucho, por ser muy acertadas para el momento.
Este tipo de actos tienen también un problema, hay que estudiar mucho la ropa que eliges, ya que no puede perder ni un ápice de seriedad y la distracción respecto al tema que se trata tiene que ser mínima. Hay que encontrar el equilibro entre el estilo royal y el de mujer trabajadora. Hoy la Reina lo ha clavado volviendo a tirar de su color fetiche.
Ha elegido un vestido sencillo, pero llamativo, clásico, pero a la moda. Ha estrenado un diseño realizado en lana, muy propio para las bajas temperaturas que se están dando estos días en toda España. De corte midi y manga larga, para marcar bien su figura, cosa que ya sabemos que para ella es indispensable, lo ha combinado con un cinturón de hebilla ancha en color negro y unas botas de ante de tacón cuadrado de El Corte Inglés. Una propuesta fácil, práctica, pero completamente trendy. Tal vez una de las intenciones de la esposa de Felipe VI sea adelantar la Navidad apostando por el color en el que viste Papá Noel.
En cuanto a las joyas, se ha decantado por uno de nuestros pendientes favoritos. Estuvieron una época en el olvido, pero ha vuelto a recuperarlos. Se trata de un modelo hecho en rubíes y diamantes, con un diseño sencillo, pero llamativo de la joyería Aldao 1911. Los suele utilizar cuando se viste de color rojo, ya que es el mismo tono que el de la piedra preciosa.
Este par de pendientes los estrenó en 2013 en Beverly Hills, en la fiesta que el entonces embajador de Estados Unidos, James Costos, y su marido ofrecieron en honor de los Reyes con motivo de su visita al país. Letizia era aún Princesa de Asturias y apostó también por llevar labial rojo a conjunto con un pantalón y taconazos del mismo color, que combinó con un top negro de plumas de Felipe Varela. Fue un look muy propio del lugar en el que estaban, el mismísimo Hollywood.