El colofón al gran día de la Princesa de Asturias ha tenido como escenario la Seo del Salvador de Zaragoza, donde se le ha entregado la Medalla de Aragón. Es el acto más importante, porque en él daba su único discurso del día y era también en más multitudinario, con un gran número de cargos institucionales invitados.

Muchas personas esperaban a la protagonista en las inmediaciones. Ella ha llegado caminando y no en coche, lo que ha permitido a la gente verla de cerca, vitorearla y mostrarle todo su cariño. Leonor, algo nerviosa, saludaba y se hacía fotos. "Guapa", "¡Viva la Princesa!", le decían los presentes. 

Eran 300 metros, que han sido un auténtico baño de masas, los recorría junto al presidente de Aragón y Margarita Robles, ministra de Defensa. Ha tardado más de lo esperado, casi media hora, porque ha querido atender personalmente a los forofos reales. Con su cercanía sigue el ejemplo perfecto de los Reyes, Felipe VI y Letizia.

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Día grande para la princesa Leonor.

La mítica marcha de los Reyes de Aragón ha sonado mientras la Princesa de Asturias accedía al altar mayor de templo para recibir esa Medalla de Aragón. Seguidamente, ha pronunciado el esperado discurso, el segundo más importante desde que cumplió 18 años después de la jura de Constitución. En aquella ocasión dijo: "Confíen en mí". Esta vez ha hecho un repaso de lo ilusionante que ha sido para ella el inicio de su formación militar y lo bien recibida que se ha sentido en Zaragoza, además de tener muy presente a su padre, el Rey.

Estaba nerviosa, pero ha completado el largo discurso sin incidentes, aunque por momentos se notaba su respiración agitada.

La Princesa saluda a la multitud camino a la Seo del Salvador. Gtres

El discurso completo de la Princesa

"Presidente de Aragón, ministra de Defensa, presidenta de las Cortes, alcaldesa de Zaragoza, autoridades, señoras, señores. Saludo en especial a todos los aragoneses que me estáis arropando en esta mañana tan emocionante", empezada diciendo.

"Les confieso que cuando llegué a Zaragoza el pasado 17 de agosto venía con muchas

expectativas, en parte por todo lo que me había contado mi padre, aunque también sabía que algunas etapas no serían fáciles. Aterricé en la Academia General Militar con ilusión y muchas ganas de aprender y conocer tanto a mis compañeras y compañeros de promoción, como de las otras promociones con las que he compartido este año. Les puedo decir que lo que he vivido aquí supera con creces lo que pensaba hace diez meses. En Zaragoza, en Aragón, me he sentido en casa, acogida y acompañada en una tierra que siempre formará parte de mi vida", continuaba.

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Leonor está en la recta final del curso y así lo ha expresado: "Quedan sólo cinco semanas para que me vaya, para que reciba mi despacho de alférez, y ya empiezo a echaros de menos. No sólo me he formado como cadete, sino que descubrir la exigencia académica e intelectual, física y técnica que eso significa, me hace apreciar aún más al Ejército de Tierra y a nuestras Fuerzas Armadas. Aquí he conocido a jóvenes de mi generación y he convivido con ellos. Les aseguro que lo que vivimos mientras nos formamos en la Academia nos une para siempre y nos hace madurar y crecer gracias al compañerismo, a la guía de mandos y profesores y a todas las personas de la Academia que nos impulsan para seguir avanzando y mejorando".

"Aquí hemos jurado bandera, aquí hemos superado momentos que requerían esfuerzo y un gran trabajo de equipo, aquí hemos disfrutado y sufrido juntos y, sobre todo, aquí hemos aprendido mucho. En estos meses he sentido el respeto y la amabilidad de los aragoneses que, además, me están acompañando en esta mañana tan importante para mí. Su apoyo ha sido y está siendo continuo, tanto en la Aljafería, como en la plaza del Pilar y en la Seo del Salvador, lugares históricos donde la tradición y el simbolismo se proyectan con fuerza en el alma de los aragoneses y también de la

Corona. Estoy muy agradecida —de verdad— por lo que he vivido aquí durante este tiempo, por todo lo que me ha dado esta ciudad", proseguía.

"Hoy es un día especial porque el cariño de muchísimas personas de esta tierra queda reflejado en los reconocimientos con los que me distinguís: el título de hija adoptiva de Zaragoza, la Medalla de las Cortes y la Medalla de Aragón. Mi padre lo vivió de un modo parecido hace casi 40 años y en estos días hemos hablado mucho de ello. Seguir sus pasos significa mucho para mí. Gracias Zaragoza. Gracias Aragón. Gracias a todos los que habéis hecho posible que en este tiempo me sienta una aragonesa más, una maña más. ¡Gracias!", ha finalizado.

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La Princesa de Asturias ha recibido un cálido aplauso de todos los presentes mientras sonaba el himno de España. Con este acto finalizaba su gran día en Aragón.