Máxima de Holanda es una excelente anfitriona y así lo demuestra cada vez que recibe una visita de Estado. En esta ocasión, los afortunados de pisar los Países Bajos bajo la acogida de su Majestad han sido el Emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, y su primera esposa, Jawaher.
Ni siquiera el ritmo frenético de su agenda social hacen que Máxima falle en alguna de sus apariciones públicas. Ella tan pronto se enfunda en un uniforme militar para hacer maniobras, a lo Leonor, como rescata de su rico vestidor las prendas de confianza comodín para acudir a una ceremonia oficial en el palacio de Noordeinde, en la Haya.
Con falda de vuelo, camisa fluida y un collar de zafiros que robaba todas las miradas. Así recibía a sus internacionales invitados esta mañana.
Su falda predilecta
La argentina no falla, aún cuando el viaje o la ocasión no es de alto perfil, ella borda todo estilismo. Gran fan de las joyas y de los tocados como método para elevar su apariencia, para el encuentro con el matrimonio catarí ha lucido diamantes y zafiros en su cuello, acompañados de alguna piedra de luna que sintonizaba con los tonos del conjunto monocolor de falda y camisa.
Pero lo que sin duda llama la atención a sus seguidores más fieles es su falda. Después de esta ocasión, podríamos sentenciar que está entre las piezas predilectas de su vestidor pues son tres las citas en las que la ha lucido.
Un diseño de la firma Natan, de cintura alta, largo midi y bajo asimétrico. La estrenó en las Navidades de 2023, repitió con ella hace dos meses para acudir a un concierto y hoy vuelve a confiar en ella.
Y no es de extrañar que haya decidido repetir su apuesta, pues, cada vez que aparece con el delicado y elegante diseño en azul bebé empolvado, todo son alabanzas respecto a la elegancia de la prenda, así como cuanto le favorece.
Para completar el estilismo, una camisa fluida a tono con lazada desecha en el escote. Manga larga y líneas sencillas que enmarcaban la anteriormente mencionada joya de zafiros. Prenda que también repetía, multiplicando así su acierto.
En sus pies, distinguiéndose de ocasiones pasadas, un zapato de tacón con pulsera al tobillo y puntera afilada.
En su cabeza, fiel a sus costumbres, un tocado tipo turbante en beis perlado que rompía el look monocolor.