La Princesa y Ari Behn, en su boda en 2002.

La Princesa y Ari Behn, en su boda en 2002.

Royals

Así fue el vestido de novia de Marta Luisa de Noruega en su primera boda: una princesa medieval con la tiara 'robada'

La Princesa se casó en 2002 con el escritor Ari Behn, padre de sus tres hijas. Recordamos su look nupcial al detalle.

31 agosto, 2024 02:15

Este sábado 31 de agosto se celebra en la localidad de Geiranger el enlace entre Marta Luisa de Noruega y el chamán Durek Verret, que pone la guinda a una preciosa y original historia de amor no exenta de dificultades.

Para él es la primera boda, pero para ella es la segunda. La hija de los reyes Harald y Sonia se casó el 24 de mayo de 2002 con el escritor Ari Behn, que sería el padre de sus tres hijas. Aquella fecha, la Princesa fue protagonista de una auténtica ceremonia real, con un look nupcial acorde a su posición: un vestido de aire medieval, una tiara con historia y muchos invitados de sangre azul.

En esta ocasión, su "sí, quiero" poco tiene que ver con aquel, empezando porque hace dos años que renunció a sus deberes reales y a que se esperan más famosos que royals entre los asistentes. Tampoco se prevé que su vestido de novia se parezca en nada al primero, pues las circunstancias han cambiado completamente. 

La exclusiva que han vendido a una conocida revista internacional hará que no podamos disfrutar con plenitud de su gran momento, pero nos queda recordar con detalle el vestido que llevó en su primera boda. La ceremonia se celebró en la Catedral de Nidaros, situada en la villa medieval de Trondheim. Entre los 2000 invitados se encontraba representadas diez Casas Reales. Por la española estaba el entonces príncipe Felipe.

Marta Luisa, que tenía 30 años, eligió un estilismo acorde con el escenario. Llegó al templo acompañada de su padre, el rey Harald, luciendo un precioso diseño de aire medieval compuesto por un abrigo bordado con una larga cola, cuello chimenea (como el vestido nupcial de Letizia), mangas abullonadas y un vestido sencillo y liso de escote uve confeccionado en crepé de seda. Fue una creación de la diseñadora Anna Bratland. 

Como toda princesa que se precie, no faltaba su imponente tiara sobre la cabeza como accesorio indispensable. La novia eligió la diadema Maud, realizada en diamantes y perlas naturales y con un motivo central desmontable. Perteneció a la princesa Maud de Gales y la recibió como regalo de sus padres para su enlace con su primo, el príncipe Carlos de Dinamarca, en 1896. La joya fue pasando de mano en mano hasta llegar a Sonia de Noruega, que la ha lucido en muchas ocasiones.

Sin embargo, el 6 de febrero de 1995 la tiara fue robada de la caja fuerte de la firma Garrard junto con otras piezas de la reina consorte cuando iba a ser sometida a una limpieza. Nunca se recuperó, así que se realizó una réplica casi exacta, que es la que actualmente está en el joyero real y la que llevaba la princesa noruega en el enlace con Ari Behn. Prendido de ella, un larguísimo velo de tul. Y en sus manos, un ramo de lirios, los mismos que había elegido para adornar el interior de la catedral. 

Marta Luisa eligió un vestido de aire medieval.

Marta Luisa eligió un vestido de aire medieval. Gtres

Fue un día para el recuerdo en el que resonaron las palabras que el obispo le dijo al novio: "Te llevas a la princesa y a la mitad de su Reino. Y así debe ser, porque así terminan nuestros cuentos tradicionales". Por desgracia, este cuento no tuvo un final feliz, pues la pareja se divorciaría en 2016 y tres años más tarde el escritor, sumido en una profunda depresión, se quitó la vida, algo que ha marcado de por vida tanto a Marta Luisa como a las tres hijas nacidas del matrimonio, Leah, Maud y Emma. 

Aquella boda, como va a suceder con la segunda, tuvo varias fases. El día antes del llegar al altar, los novios interpretaron el cuento de La rana y el príncipe, en medio de una celebración popular, y por la noche tuvo lugar un concierto y una cena de gala, ofrecida por el Gobierno noruego. 

En esta ocasión, los festejos de Marta Luisa y Durek Verret duran cuatro días nada menos: cenas, crucero por el fiordo, la boda en sí y un encuentro posterior el domingo 1 de septiembre. En cuanto al vestido que llevará para darle el "sí, quiero" a su chamán, poco se sabe, pero sí en quién ha confiado.

Su estilista habitual, Maggie Alava, está detrás de la elección y ha comentado: "No puedo decir mucho. Sí que puedo decir que no van a ser unos novios convencionales, pero siempre mostrando su respeto a la monarquía. Definitivamente, serán unos novios modernos y atrevidos. Les encantan las tradiciones y a mí me encantan los velos por el significado que tienen, ojalá que lo use".