Los casos diagnosticados de diabetes gestacional aumentan en los meses más calurosos. ¿Por qué? Todo apunta a variaciones estacionales en la concentración de glucosa en función de la temperatura ambiente, si bien hacen falta más estudios para saber realmente la causa, según asegura la doctora Irene Vinagre, médico especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínic de Barcelona y, actualmente coordinadora del Grupo de Diabetes y Embarazo de la Sociedad Española de Diabetes (SED).
La diabetes gestacional es aquella que se diagnostica por primera vez durante el embarazo (gestación). Habitualmente los niveles de glucosa sanguínea de las mujeres con diabetes gestacional vuelven a la normalidad poco después del parto. Sin embargo, quienes tienen diabetes gestacional tienen también un mayor riesgo de contraer diabetes tipo 2, por lo que son necesarios chequeos más a menudo.
Durante una entrevista con Infosalus la doctora Irene Vinagre que, precisamente acaba de coordinar un curso de diabetes gestacional durante el reciente Congreso Nacional de la SED, recuerda que esta patología no da ningún síntoma antes de ser diagnosticada.
Desde el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del Riñón de Estados Unidos (NIDDK, por sus siglas en inglés) indican que generalmente se hace la prueba para detectar la diabetes gestacional entre las 24 y las 28 semanas de embarazo; si bien si la futura madre cuenta con una probabilidad alta de padecerla, el doctor puede hacerle las pruebas pertinentes antes.
"El diagnóstico se realiza en una analítica con glucemia después de haber administrado una cantidad de glucosa bebida. Si el tratamiento no se realiza correctamente sí que puede acabar dando síntomas como aumento de la sed y de la necesidad de orinar, pero esto no es frecuente", agrega.
A su vez, recuerda que hay varios factores predisponentes a padecer diabetes gestacional como podría ser la edad cada vez más avanzada de las madres, el sobrepeso y la obesidad, los antecedentes familiares de diabetes, o bien la presencia de diabetes gestacional en un embarazo previo. "Si la embarazada tiene familiares de primer grado con diabetes tipo 2, hay más predisposición a presentar diabetes gestacional", apostilla la miembro de la Sociedad Española de Diabetes.
Lo primero, la dieta
En cuanto al tratamiento, la doctora Irene Vinagre menciona que la pauta inicial es dietética, de forma que se les explica a las pacientes una dieta saludable, adaptada a su peso y a sus requerimientos, personalizada, teniendo en cuenta los hábitos de vida, socioculturales e individualizándola a la situación del embarazo.
"Se recomienda una dieta con 5 comidas repartidas a lo largo del día, en la que se suprimirán los azúcares refinados, bollería, refrescos azucarados, entre otras indicaciones, a la vez que se abogará por la cuantificación y el consumo de hidratos de carbono de absorción lenta con fibra. Si con estos cambios no se puede conseguir un control óptimo de los niveles de glucosa en sangre, será necesaria la administración de insulina", mantiene.
A su vez, la médico especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínic de Barcelona ve fundamental promover hábitos saludables en las mujeres que deseen un embarazo y conseguir un peso normal antes del mismo, así como evitar un exceso de peso durante la gestación, de cara a disminuir el riesgo de presentar diabetes gestacional.
Cuando la dieta y la pauta de actividad física aconsejada por el especialista no son suficientes en el tratamiento de diabetes gestacional, desde el NIDDK señalan que puede ser necesaria la insulina.
"Si necesita usar insulina, su equipo de atención médica le mostrará cómo ponerse las inyecciones de insulina. La insulina no le hará daño a su bebé y generalmente es la primera opción de medicina para la diabetes gestacional", agrega.
¿Y el bebé?
Sobre el estado del bebé durante una diabetes gestacional, la experta sostiene que cuando esta enfermedad se trata correctamente no suele dar demasiados problemas.
"Pero si no se realiza correctamente y las glucemias aumentan de forma excesiva puede dar lugar a problemas en la madre más riesgo de hipertensión del embarazo, de parto prematuro, de cesárea, más cantidad de líquido amniótico, por ejemplo; y en el recién nacido, sobre todo bebés con un peso excesivo, prematuridad, problemas respiratorios al nacer, bajadas de azúcar las primeras horas después del parto, entre otras", sentencia.