Que el Día Mundial de la Salud Bucodental coincida con el Día Internacional de la Felicidad no es casualidad, sino causalidad. Existe una base hormonal y psicológica al respecto.

“Incluso hay terapias para la gente con tendencia a sufrir depresión, en las que se recomienda forzar la sonrisa, aún sin ganas. Al estimular la musculatura de la sonrisa, liberamos endorfinas, y esto nos hace sentir mejor” explica el odontólogo Iván Malagón.

Garantizar la salud bucodental y una sonrisa perfecta, pasa por revisar en profundidad las tendencias de moda.

Recientemente, han aparecido en escena los cepillos de bambú con cartel eco-friendly. Lo que nadie ha dicho, es que para que sean eficaces y cuiden la salud bucal, hay que cambiarlos cada dos semanas.

La ortodencista, Patricia Bratos.

“Estos productos, al ser orgánicos, acumulan una gran cantidad de bacterias que pueden pasar a la boca”, explican los odontólogos de la Clínica Dental Ferrus & Bratos de Madrid.

Ante la falta de estudios científicos que avalen los beneficios de esta tendencia, los expertos recalcan que “debido a su dureza, el bambú resulta abrasivo para los dientes y encías”. Por ello, algunos de estos cepillos empiezan a incorporar cerdas fabricadas con tynex, un material más adecuado para la higiene oral, pero que dificulta su reciclaje.

Cepillos de bambú.

¿A qué contenedor tiramos el cepillo?

En el entorno de la sostenibilidad, lo que hoy es sostenible mañana puede que no lo sea, y quizá haya que crear cepillos con las cerdas desmontables para su posterior reciclaje. Mientras que el mango de estos cepillos es biodegradable (bambú), las cerdas más correctas para la higiene dental (tynex) no lo son. Nos encontramos con un problema en vez de una solución.

Los expertos aconsejan los cepillados eléctricos. “Generan movimientos del cabezal rotatorio, que no se pueden reproducir con el cepillado manual. Al maximizar la higiene de la boca, también se limpia de una forma más precisa  la superficie del diente y el blanco sale a la luz” explica la Dra. Daniela Carranza, odontóloga y co-directora de Instituto Profesor Sada.

Y aunque, en cualquier caso, tanto el cepillo manual como el cabezal del cepillo eléctrico hay que renovarlo, su vida es mayor que la de los de bambú. Se renuevan cada 3 ó 4 meses” añade.

Daniela Carranza

Enjuagues con aceite

En los últimos meses son tendencia los enjuagues bucales con base en aceite (de coco o sésamo) y aunque parezca placebo están reconocidos por la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA). El “oil pulling” se remonta a más de 3.000 años atrás. Considerado dentro de las técnicas indias de Ayurveda, consiste en realizar enjuagues de aceite durante unos 20 minutos, tiempo que tarda en cambiar su viscosidad y volverse de una textura lechosa para “eliminar las bacterias de la boca e influir positivamente en evitar la colonización de bacterias a otras partes del organismo,” como reconoce La SEPA.

Sin embargo, “es importante recalcar que, a pesar de esta consideración, la propia institución asegura que los enjuagues bucales con aceite son únicamente un procedimiento adicional. Así, no es conveniente que llegue nunca a sustituir las técnicas de cepillado correctas”, explica la ortodoncista Patricia Bratos.

Pasta de carbón

Lo que no está reconocido y puede suponer un peligro, además de borrarnos la sonrisa son los cepillados con pasta negra de carbón, con la que determinados influencers aseguran blanquear sus dientes.

La Asociación Dental Americana (ADA) advierte que estos productos contienen compuestos abrasivos que terminan dañando el esmalte y dejando al descubierto la dentina que tiene un aspecto más amarillento.

Una vez desmontadas estas tendencias, sonriamos porque cuanto más sonriamos, más felices seremos. Sin duda, la mejor muestra de empatía en estos tiempos convulsos, donde urge sonreír con o sin ganas.





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