“Con la pandemia se ha producido un cambio de paradigma. Se ha abierto la puerta a la libertad para poder quejarse. Siempre ha habido trastornos, pero todo era más tabú. La pandemia ha abierto esa puerta e igual que sufrimos enfermedades físicas, sufrimos las psíquicas. Tenemos sentimientos, emociones y pensamientos, lo que se denomina la psiquis, y a veces enferma y se trastorna debido a eventos externos o internos” asegura la psicóloga Pilar Guerra.

Independientemente de los síntomas y sus consiguientes diagnósticos, la facultativa ha acusado una gran cantidad de casos, cuyo origen son interrelaciones dañinas, de pareja, familiares, laborales o de amistad.

Según los últimos estudios, el 65% de la población tiene síntomas de ansiedad, entre los que destacan trastornos del sueñoaislamiento social, miedo e incluso cuadros de depresión. A esto se añade sintomatología de estrés postraumático.

“Hay muchas más mujeres que hombres con estrés postraumático, porque lo que se ha producido durante la pandemia es una obligación en las relaciones humanas. Hemos tenido que relacionarnos sí o sí por la situación, y nos hemos tenido que quedar todo el tiempo con quienes vivíamos.

El diagnóstico del siglo XXI va a ser el trastorno narcisista de la personalidad, y sus muchas consecuencias en las relaciones humanas”, asegura Guerra.

La psicóloga Pilar Guerra.

PREGUNTA: ¿Cuándo deben preocuparnos estos sentimientos y emociones? ¿Cuándo debemos pedir ayuda?

RESPUESTA: La señal de que ya es algo grave es cuando se produce el bloqueo, la ausencia de memoria, la ausencia de fuerza y de intención para hacer las tareas cotidianas, el que cueste levantarse de la cama, el momento en el que el edredón se convierte en una placa de acero, y sobre todo, cuando fallan las funciones ejecutivas, todo lo que requiere atención y concentración. Cuando esto es patente, es que hemos llegado a un punto del problema considerable.

Y antes de esto, la primera señal yo diría que es la duda. Cuando una mujer duda si lo que le está pasando es verdad o no, si se pregunta si será la culpable y no sabe cómo va a reaccionar la otra persona, lo que se denomina disonancia cognitiva. También cuando dejas al lado la intuición, que es lo primero que tenemos que salvar. Lo que la intuición dice, es lo que es siempre.

Por supuesto, también hay que tener en cuenta síntomas como taquicardias, angustia, insomnio y libido ausente.

¿Qué es el trastorno narcisista de la personalidad?

Es un trastorno incluido en nuestro manual de trastornos psiquiátricos, que hasta ahora no había aflorado tanto. Es un trastorno afectivo y como tal, lleva asociados unos síntomas que se demuestran en las relaciones humanas.

Son personas que sufren un trastorno bioquímico, porque les falta oxitocina, la hormona responsable de la empatía, algo que necesita el ser humano para relacionarse y considerar al otro como igual y ponerse en su lugar.

Este trastorno se da más en hombres que en mujeres, y al no tener empatía, las cifras de trastornos ocasionados por esto en mujeres se han multiplicado.

Los síntomas asociados con este trastorno entre otros muchos son: La relación con los demás como si fuesen cosas y no personas. Se cosifica, no considera a la otra persona como un ser humano, y tras ello viene la manipulación. Los que antes se denominaban agresores y maltratadores físicos o mentales.

No reconocen nunca su responsabilidad en las conductas negativas, trasladan su culpa al otro; manipulan y refuerzan intermitentemente: 'Ahora te quiero y después te machaco'. Es la antítesis de una relación normalizada y con compromiso.

Las mujeres debido a esto sufren depresión, ansiedad, bulimia, alcoholismo…

Síntomas que forman parte del cuadro por estrés postraumático, que se ha generalizado tras la pandemia. No sólo ocurre entre parejas, sino también en padres, en jefes, en hijos...

Al final, las personas que acuden a la consulta por este tema son las más sanas...

El paradigma ha cambiado y quien no haya ido a un psicólogo o un coach es una persona incompleta. No se ha licenciado como persona

¿El acudir a un psicólogo es aún un gesto de valentía?

Recientemente acudí a un evento de presentación de una plataforma de salud mental presentada por María Pombo y otras influencers similares. Y la influencer decía algo muy válido, que 'antes el friki era el que iba al psicólogo y ahora el friki es el que no va'. Añadía algo así como 'no te fíes de alguien que no se haya hecho trabajo personal'.

Todos eran jóvenes de entre 25 y 30 años escuchando a estas influencers hablar de sus bulimias, anorexias, depresiones, intentos de suicidio…

Creo que a partir de ahora, el paradigma ha cambiado y quien no haya ido a un psicólogo o un coach es una persona incompleta. No se ha licenciado como persona.

Cinco señales 

La psicóloga Pilar Guerra considera que son múltiples las señales físicas que pueden delatar un deterioro en nuestra salud mental y emocional (desde alteraciones alimentarias o de sueño, cansancio o falta de energía, aumento del consumo de sustancias nocivas como el tabaco, el alcohol o la drogas, hasta la incapacidad de realizar tareas diarias).

Cinco señales inequívocas del menoscabo de nuestro bienestar emocional:

1. NEGATIVIDAD.  Tener una actitud negativa y una forma de proceder excesivamente crítica produce tensión, agitación emocional y un estrés relevante. Los pensamientos negativos afectan a nuestro funcionamiento emocional. Y cuando éstos son continuos, puede conllevar graves trastornos emocionales, como la depresión o la ansiedad.

2. MIEDOS, PREOCUPACIONES Y CAMBIOS DE HUMOR. Sentirse inusualmente confundido, olvidadizo, enfadado, molesto, preocupado o asustado es otra señal inequívoca de que nuestra salud mental está alterada. Suelen aflorar sentimientos de tristeza, desánimo o culpa, además de darse pronunciados altibajos y cambios radicales de humor.

3. PROCRASTINACIÓN. Dejar las tareas u obligaciones pendientes para más tarde, es algo que todo el mundo hace en algún momento de su vida, para dedicar el tiempo a cualquier otra actividad más agradable o, ni siquiera eso, no hacer nada con la excusa de que necesitamos descansar un poco. Sin embargo, se vuelve preocupante cuando esto ocurre a diario, a todas horas, para cualquier tarea mínimamente importante.



4. AISLAMIENTO. 
Evitar socializar o relacionase con los demás, puede ocurrir de vez en cuando, pero cuando las personas viven este temor en exceso y de forma persistente, están experimentando una fobia social, que puede llegar a interferir en las actividades diarias, es decir, en las relaciones con otras personas y en su rendimiento laboral.



5. APATÍA. 
El nivel de motivación de cada uno puede variar por rachas. Sin embago, perder la ilusión por las cosas con las que antes se disfrutaba puede desencadenar en una carencia de interés por pensar en el futuro. Esta sensación puede dificultar la realización de las actividades diarias, propiciar un sentimiento de indiferencia y sin interés por hacer casi nada. Esta actitud de desgana es una señal que indica una disfunción emocional.

La psicóloga considera que una persona puede experimentar muchas emociones negativas y no ser diagnosticada con una patología mental. Sin embargo, para evitar cualquiera de los escenarios es crucial poner en marcha medidas de prevención que ayuden a estar atento a las señales y a cómo los cambios del día a día afectan al bienestar emocional individual.

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