El perfeccionismo es un rasgo de personalidad que se relaciona con la creencia de que se puede y se debe alcanzar la perfección, sin cometer errores, y que se deben tomar decisiones que no conlleven ningún tipo de equivocación o pérdida. Una característica que además se suele relacionar más con las mujeres, que también suelen sufrir más el síndrome de la impostora.
Algunas personas consideran ser perfeccionista como algo positivo, sin embargo, este rasgo no debe confundirse con la ambición de la excelencia. Cuando buscas la excelencia conoces tus límites y los aceptas, intentando siempre dar lo mejor de ti misma, pero asumiendo que puedes cometer errores. Mientras que la excelencia no admite fallos y a menudo genera insatisfacción, ya que la persona perfeccionista intenta lograr objetivos inalcanzables.
Muchas veces, se genera como consecuencia de una baja autoestima o por miedo al rechazo, también conocido como síndrome de Wendy. Asimismo, las personas perfeccionistas pueden experimentar elevados niveles de ansiedad cuando no tienen la garantía de que las cosas vayan a salir como esperan y mucho malestar emocional en su día a día. Este malestar incluso se puede provocar consecuencias físicas, debido a la somatización, un problema que sufre el 28% de las mujeres.
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Por otra parte, el perfeccionismo no es algo que solo sufra la persona que lo padece. A menudo, traslada esos estándares y objetivos imposibles a las personas de su alrededor (familia, pareja o amigos), lo que puede generar problemas sociales.
Características de la perfeccionista
El perfeccionismo suele estar asociado a otros rasgos de personalidad como la rigidez o la responsabilidad excesiva. Algunas características que nos pueden ayudar a identificar a una persona perfeccionista son:
- Tienen pensamientos extremos de "todo o nada".
- Trabajan, deciden y actúan bajo la creencia de que las cosas pueden hacerse sin ningún margen de error.
- Procrastinan y se paralizan ante cualquier tarea por simple que sea; o se bloquean al tener que tomar decisiones por miedo a equivocarse.
- Rechazan habitualmente las opiniones o formas de hacer de los demás y son controladoras, lo que provoca que les cueste delegar.
- Sienten un fuerte miedo al fracaso y, cuando esto ocurre, les afecta especialmente.
- Se comparan constantemente con los demás.
- Tienen baja autoestima e insatisfacción vital.
- Evalúan, una y otra vez, sus sentimientos y conductas, y no permiten expresar sus emociones de manera espontánea.
Cómo corregirlo
En muchas ocasiones, este rasgo perfeccionista se incrementa como consecuencia de tener inseguridades y una baja autoestima, unos problemas que se intentan compensar con la perfección. Por ello, si detectamos estas características de perfeccionismo, lo mejor es recurrir a un profesional y hacer un trabajo diario para mejorar.
Algunas claves a tener en cuenta para dejar de ser perfeccionista son:
- Trabaja tu autoestima.
- Márcate metas y tiempos realistas.
- Acepta tus fallos y los demás.
- Sé más espontánea y no planifiques todo al milímetro.