Gran parte de las adultas españolas tienen asimilado que la citología es una prueba fundamental para cuidar su salud ginecológica. Según datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), aplicada adecuadamente y de forma sistemática, ha conseguido reducir un 70-80% la frecuencia y mortalidad de cáncer de cuello uterino.
[Una citología podría evitar las 270 mil muertes de mujeres al año por cáncer de cuello uterino]
La doctora Mercedes Herrero Conde, ginecóloga y sexóloga de Gine4 en HM Hospitales, explica a magasIN que una citología cervical consiste en estudiar al microscopio las células que recubren el cuello del útero y que se desprenden de manera natural.
"Se recogen, sobre todo, las de la zona de transformación, donde la mucosa del interior del cuello del útero se transforma en la de la zona externa, que llamamos exocérvix. En esa zona es donde se suelen aparecer las lesiones producidas por el virus del papiloma, responsable de la mayoría de los cánceres de cuello de útero", cuenta.
Y continúa: "Con una espátula o un cepillo especial se pasan por la superficie del cuello del útero. El material obtenido se extiende sobre un portaobjetos que después se teñirá y revisará al microscopio. Ahora el cepillo se introduce en un frasco con medio líquido especial que ha mejorado la capacidad de diagnóstico de la prueba".
Herrero explica que para poder verlas es necesario teñirlas. "George Nicolás Papanicolau definió la tinción para las células vaginales en los años 20 del pasado siglo, para estudiar los cambios hormonales. Más tarde relacionó los cambios celulares con el riesgo de padecer cáncer de cuello de útero. Estos cambios precedían a los que se podían ver a simple vista", añade.
Desde 1943 se consideró un método diagnóstico en ginecología. Por esto en muchas partes del mundo a la citología cervical se la llama “Papanicolau” o “Pap Smear” en los países anglosajones.
Una citología es capaz de detectar lesiones celulares de alto riesgo para enfermedad o incluso células anormales. La prueba ha sido la responsable del descenso del cáncer de cuello de útero, en los países con protocolo de cribado, en las últimas décadas.
Dentro de un programa de cribado, la citología es gratuita. "Las aseguradoras médicas también la incluyen entre sus prestaciones habituales. En ambos casos no tendrá coste para la mujer", dice Herrero.
Ventajas y desventajas
La doctora comenta que una de las ventajas de la citología cervical es que si se hace con garantía de calidad, detecta lesiones premalignas y carcinomas. "Es sencilla, económica, indolora, sin riesgo para la mujer. Más allá de un posible sangrado escaso y que desaparece por sí solo", añade.
La principal desventaja es que la sensibilidad es variable, depende de la cantidad de células que se obtengan y de limitaciones en el proceso de muestra.
Según un artículo sobre prevención de cáncer de cuello uterino de la Universidad de Barcelona, los inconvenientes están relacionados con los errores de cribado y que "ocurren por una técnica inadecuada en la toma de los frotis, por resultados falsos negativos y falsos positivos, por fallo en el seguimiento de frotis anormales y por sobretratamiento de lesiones benignas".
Es decir, una citología puede no detectar que tienes cáncer de cérvix o puede ocurrir lo contraria, que tengas una infección menor, pero que los resultados indiquen erróneamente que hay indicios de cáncer.
"Por eso, el éxito de los programas de cribado citológico reside en asegurar la calidad de la prueba y en alcanzar una amplia cobertura de la población. La mayoría de los cánceres aparecen en mujeres que no se han hecho citologías con anterioridad", dice.
Cuándo y cada cuánto
La doctora cuenta que se recomienda empezar con la prueba a los 25 años: "Las lesiones de bajo riesgo de cáncer son más frecuentes en mujeres jóvenes, en las que hay mayor infección del virus del papiloma. Pero también suelen desaparecer por sí mismas. Por eso, excepto casos especiales, se recomienda empezar el cribado con citología a partir de los 25 años".
Los programas poblacionales van dirigidos a los grupos donde aparece el cáncer de cuello de útero con mayor frecuencia. Se ha consensuado hacer citología cada tres años en la mayoría de programas de cribado. Esto no afecta a mujeres con síntomas, como el sangrado, o aquellas que se hacen pruebas fuera de los programas poblacionales.
"Se deja de cribar a los 65-69 años, según comunidades autónomas, a mujeres que estén muy bien estudiadas hasta entonces y con todas las pruebas previas normales. A esa edad, si siempre se ha estado bien, es menos frecuente que aparezca un cáncer de cérvix, aunque no es imposible. Lo más importante es recordar a las mujeres que asistan a los programas que les ofrezcan", apunta Herrero.
Margen de error
Hay que tener en cuenta el porcentaje de error que tiene la prueba. La doctora explica que la sensibilidad para lesión de alto riesgo va de un 50% a un 80%, "en las mejores condiciones de calidad. Es decir, una citología normal nos asegura la ausencia de lesión de alto riesgo en un 50-80% de los casos. De ahí la importancia de repetirlas cada tanto".
Herrero cuenta que las lesiones en el cuello del útero suelen ser de evolución lenta. "Esta sensibilidad es hasta un 40% menor a la de las pruebas validadas para la detección de VPH. Por este motivo se están cambiando los protocolos de cribado para realizar test del material genético de los virus del papiloma. Estos protocolos están en fase de implantación".
Por otra parte, la especificidad de la citología es elevada. "Es decir, si aparece lesión, este resultado es muy fiable dado que el diagnóstico citológico está viendo la alteración en las células. Hay un resultado indefinido, llamado ASCUS: células de significado incierto. En este caso, sí habrá que hacer más pruebas que puedan resultar normales".
Según la doctora, la repercusión emocional de estos diagnósticos depende de cómo se expliquen los mismos. Los nuevos sistemas de comunicación automatizada de resultados permiten que las mujeres lean estos resultados sin un profesional que se los explique.
En caso de que la citología esté alterada, los profesionales realizan pruebas complementarias como la detección de los virus del papiloma y la colposcopia, mirando el cuello del útero con una lente de aumento. Si fuese necesaria una biopsia, se haría con material estéril. "Es excepcional una infección cervical tras una biopsia, menos aún una esterilidad por las pruebas diagnósticas."
Como comentamos anteriormente y según recogen distintos artículos, varios doctores cuentan que la citología presenta inconvenientes como el sobrediagnóstico o los falsos positivos, que acarrean graves efectos adversos psicológicos. A este respecto, Herrero dice que la comunicación con la paciente, haciéndole partícipe de lo que ocurre, ofreciéndole materiales como los de la AEPCC y resolviendo sus dudas, "la tranquiliza al disminuir la incertidumbre".
En suma, cabe destacar que la citología ha disminuido la incidencia de cáncer de cuello de útero en los países que se practica de manera masiva. "En un futuro puede ser sustituida por las pruebas contra el virus del papiloma".
"La vacunación masiva de la población contra el virus del papiloma humano, asociado a los programas de cribado, podrían conseguir erradicar este cáncer. Este es un objetivo de la OMS", concluye la doctora.