La menopausia es un proceso fisiológico que forma parte de la mujer y que se debe comprender que es NATURAL. Existe un velo pesimista que cubre este momento en la vida de una mujer y debemos esforzarnos en retirarlo de nuestra cabeza y de la sociedad.
Hay un error que cometemos a menudo y que es el precursor de todas estas creencias en torno a la menopausia. Ese primer error que todas las mujeres hemos escuchado con nuestra primera regla: "ya eres una mujer".
No amiga, nacemos mujeres, vivimos mujeres y morimos mujeres. Y menstruar todos los meses no nos hace más o menos femeninas. El lenguaje construye nuestra realidad y debemos ser cuidadosas con estos mensajes. Dicho esto, prosigamos con temas más técnicos.
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La menopausia comienza mucho antes de dejar de tener regla (oficialmente empieza cuando tenemos más de 12 meses sin regla). Realmente el proceso empieza antes con la perimenopausia: cambios hormonales que conllevan síntomas fisiológicos en tu cuerpo.
Algunos ejemplos de estos regalos que nos deja la naturaleza son el aumento del volumen en la zona del vientre, pérdida de la forma ginoide, dolores de cabeza, dolor mamario, cambios de humor, sequedad vaginal y sofocos. Vamos, una maravilla. Pero, ¿por qué sucede esto?
Porque tu cuerpo cuando menstrúas es una fábrica de estrógenos y progesterona, hormonas relacionadas con tu salud ósea y muscular, tu capacidad para regular tu temperatura corporal, descansar bien o no engordar a un ritmo vertiginoso.
La menopausia conlleva la desaparición casi total de estas hormonas. Y estos cambios no eran tan problemáticos cuando nuestra esperanza de vida eran los 60 años, al fin y al cabo nos esperaban unos 5 o 10 años sin regla. Sin embargo, ahora que vivimos más de 85 años de media, la ausencia de estas hormonas puede incidir gravemente en nuestra salud.
Antes de que llegue la menopausia (en la perimenopausia) nuestras hormonas empiezan a hacer juegos maquiavélicos dentro de nosotras, los estrógenos suben a lo loco (de ahí los sangrados abundantes que a veces encontramos), la progesterona empieza a marcharse a la francesa y toda esa mezcla nos altera intensamente.
La forma de mejorar esta situación es anticiparnos. Debemos pasar a la acción y asegurar unas buenas vías de detoxificación. Si no lo hacemos será cuando sufriremos esta inflamación vinculada a la menopausia.
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En resumidas cuentas: una de las razones por las que te inflamas tanto con la peri y menopausia es porque tu organismo fabrica hormonas a su antojo y se van quedando dentro de tu cuerpo provocando grandes alteraciones hoy y enormes problemas mañana.
La principal forma que tenemos para potenciar las vías de detoxificación es a través de la alimentación y los hábitos. No, no hablo de estar a dieta. Sí, hablo de mantener una alimentación que optimice el funcionamiento de nuestro hígado, intestino y riñones para no ponernos como las maracas de machín.
Aquí te comparto algunas pautas que ayudarán mucho con tu alimentación y tu inflamación en este momento:
- Aumenta el consumo de verduras. Ayudarán a saciarte, reducirán la inflamación y potenciarán las vías de detoxificación.
- Asegúrate de hacer una buena ingesta de proteína. Debe ser combinada (no solo animales) y ocupar mínimo el 25% de tu plato en desayuno, comida y cena.
- Reduce el número de comidas que haces. Eso de hacer 5 ingestas es “old School”.
- Reposa tus digestiones un mínimo de 12h entre la cena de un día y el desayuno del siguiente.
Ojo, no es oro todo lo que reluce, pero hay una vía más amable para con tu cuerpo y una alternativa al sufrimiento hormonal: CUIDARTE CON LA ALIMENTACIÓN.