En España, la dependencia emocional afecta a casi el 50% de la población, siendo más habitual aún en las mujeres jóvenes de entre 16 y 31 años, según datos del Instituto Andaluz de Sexología y Psicología. Sobre todo, hablamos de dependencias sentimentales, por lo quela dependencia emocional en las parejas ya figura como uno de los grandes problemas del siglo XXI.
Sabemos que el amor es una de esas fuerzas capaces de mover montañas y que precisamente por eso, además de muchas alegrías, también puede ser especialmente doloroso y complicado cuando experimentamos una ruptura amorosa y el amor cambia o desaparece.
Aún así, compartir la vida con una pareja y a través de una relación sana está demostrado que aumenta la esperanza de vida, llena nuestra vida de alegría y de equilibrio. Pero ¿qué sucede cuando la relación lejos de ser sana se acerca a los límites de la dependencia? Esto precisamente tiene mucho que ver con el síndrome de Fortunata del que vamos a hablarte a continuación.
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¿Qué es el síndrome de Fortunata?
Aunque no está considerado como un trastorno psiquiátrico o una patología, este síndrome se identifica por una serie de patrones comunes en el comportamiento y que, a la larga, pueden traer mucho sufrimiento y condicionar a la persona que lo sufre.
El síndrome de Fortunata es un tipo de dependencia emocional que habitualmente se desarrolla en las mujeres hacia hombres casados. Una forma anómala y poco funcional de relacionarse, en la que acaba estableciéndose normalmente el papel de amante de la persona deseada.
Normalmente este tipo de síndrome destaca porque la persona que lo sufre experimenta una sensación de enamoramiento profundo hacia la persona que desea, un deseo que no cesa en el tiempo y que es independiente de que esta persona tenga ya una relación amorosa con otra persona.
Este tipo de dependencia que la persona desarrolla hace que esta considere que su vida no tiene sentido sin esa persona y este enganche puede llegar a durar años o incluso décadas. La obsesión es tal que quien lo sufre puede llegar a estar dispuesto a hacer cualquier cosa para perseguir ese amor, llegando incluso a justificar, perdonar o no dar importancia a cualquier mentira o acción de la persona por la que están enganchadas.
En cuanto a la persona con la que esté casado el objeto de deseo, quien sufre síndrome de Fortunata acostumbra a mostrar dos caras hacia ella: una en la que ve a esta persona como un rival lo cual le acaba generando desprecio y otra en la que incluso puede llegar a mostrar admiración y ganas de ser como él o ella para que de esa forma pueda tener la atención de la persona que ama.
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¿Por qué se conoce como síndrome de Fortunata?
El síndrome de Fortunata lleva precisamente este nombre en honor a la conocida novela ‘Fortunata y Jacinta’ de Benito Pérez Galdós. Una novela en la que Fortunata está enamorada de Juan Santa Cruz, quien está casado con Jacinta. Aún así, Juan y Fortunata comparten una relación de amantes, aunque Fortunata siempre sueña con estar en la posición de Jacinta, pero Juan no está dispuesto a dejar a su mujer.
A pesar de que con el paso del tiempo Fortunata acaba por convertirse en prostituta e incluso llega a casarse, sigue manteniendo una relación de amante con Juan durante años con la ilusión de que este llegue algún día a ser su verdadero marido o el padre de sus futuros hijos. Durante la obra llama la atención también el cambio que Fortunata experimenta respecto a su relación con Jacinta, a quien termina por desarrollar una cierta admiración, llegando incluso a considerar que ambas son igual de legítimas. Características y pensamientos que en este caso la protagonista comparte con este tipo de síndrome al que da nombre.
¿Cómo tratar el síndrome de Fortunata?
El síndrome de Fortunata es un síndrome especialmente complejo y que necesita de una serie de estrategias y herramientas que deberían ser facilitadas por un psicólogo o psicóloga experta para dejar atrás este trastorno de personalidad dependiente. Aún así, el análisis de los pensamientos y las emociones de la persona afectada con respecto al amor romántico es uno de los primeros pasos para identificar y afrontar el problema.
También será necesario trabajar el alejamiento y la desvinculación de la persona con la que se experimenta esa dependencia emocional y por supuesto también el trabajo en la prevención, para que la persona no vuelva a caer en otra relación disfuncional. Todo ello unido a un importante trabajo personal con el que se deberá trabajar la autoestima y la independencia.