Nuestro cuerpo nos avisa de diversas formas que debemos rebajar el ritmo: problemas de acné, caída de pelo, variaciones en el peso, dificultades para conciliar el sueño… Sin embargo, el estrés también se manifiesta en una de las partes más importantes de nuestro rostro: la sonrisa.
Todos sabemos que las caries (daño en el esmalte provocado por el ácido que fabrican las bacterias) se suelen producir por una mala higiene o por consumir demasiados alimentos con azúcar. Si bien estos siguen siendo motivos comunes, ahora aparece un enemigo nuevo para nuestros dientes y es el estrés.
Para conocer más a fondo los motivos, la doctora Patricia Palma Maldonado, fundadora y directora de P&P Clinic, nos aclara que “el estrés provoca que produzcamos menos saliva y que su PH se desequilibre y se vuelva más ácido. Esta acidez ataca directamente al esmalte de los dientes, pudiendo derivar en caries”.
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La especialista explica también que pueden aparecer más fácilmente (al igual que otras enfermedades periodontales) porque este estado de ánimo provoca una bajada de las defensas, debilitando así nuestro sistema inmunológico.
Las caries no son la única consecuencia del estrés en nuestra boca: también aumenta la posibilidad de sufrir gingivitis (una enfermedad periodontal que se manifiesta con la inflamación de las encías).
“Cuando el cuerpo se encuentra en situaciones de estrés y ansiedad produce grandes cantidades de cortisol. Aunque esta hormona tiene efectos antiinflamatorios, cuando se produce periféricamente en las encías estimula a los mastocitos para que produzcan más proteínas que aumentan la inflamación de la zona”, detalla la doctora.
Evita las consecuencias
La profesional nos recomienda una serie de consejos para evitar que el exceso de estrés derive en graves problemas en nuestra salud bucodental. El primero y más básico: mantener una higiene correcta. Asegurarse de que no quedan restos de alimento en la boca es muy importante para evitar la aparición de bacterias.
Evitar una alimentación alta en azúcares y en alcohol, así como el tabaco, son tres claves para reducir la aparición de caries u otras consecuencias. En primer lugar, el alcohol y el azúcar contienen ácidos que atacan el esmalte y a la estructura de los dientes provocando enfermedades periodontales.
Por su parte, fumar tiene graves efectos en nuestra salud bucodental. No solo aumenta por tres el riesgo de padecer periodontitis, sino que también retrasa el diagnóstico de la enfermedad. Reduce el riego sanguíneo de las encías y les provoca un aspecto más pálido que encubre la inflamación.
Por último, recomiendan acudir a una clínica dental con frecuencia. Realizarse revisiones de forma regular es esencial para garantizar una buena sonrisa tanto a corto como a largo plazo.
Nos podremos realizar limpiezas para que el sarro y la placa bacteriana no se acumulen en extremos dañinos. Además, los especialistas se pueden anticipar a todo tipo de problemas que el estrés pueda estar causando en nuestros dientes.