Todas sabemos que el cuerpo cambia a lo largo de nuestra vida. Mayor acumulación de grasa, pérdida de músculo y huesos más débiles son algunas de las características a las que nos enfrentamos a medida que nos hacemos mayores.
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En una adolescente, los cambios propios de la edad engloban un crecimiento rápido, el inicio de la menstruación y cambios en la piel, normalmente, acompañados de acné.
Estos son muy diferentes a los de una mujer de 50 años, que comenzará a vivir la menopausia y tenderá a problemas como artrosis o comienzos de osteoporosis.
Por eso, no es ninguna locura pensar que las dietas de ambas deberán ser diferentes: el objetivo de una será el desarrollo de masa muscular, mientras que la otra se centrará en fortalecer los huesos.
Para comprender bien qué cambios experimenta cada cuerpo y qué factores se deben tener en cuenta en los diferentes casos, contamos con la ayuda de la española Lara Garcelán, dietista-nutricionista.
Lo primero que pone de manifiesto esta experta es que se debe cuidar la dieta y realizar análisis clínicos de manera frecuente para comprobar en qué estado nos encontramos.
"Partimos de la base de que la alimentación para cualquier mujer debe ser lo más variada, equilibrada, saludable y adaptada posible. Debemos ir revisando nuestro estado de salud para evitar la aparición de deficiencias nutricionales que acarreen problemas si no les ponemos solución", explica Garcelán.
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Respecto a la alimentación, la profesional lo tiene claro: la menstruación y la menopausia son las etapas de nuestra vida en la que debemos centrarnos más en el tipo de nutrientes que vamos adquiriendo.
"Según rangos de edad, diría que los "momentos" donde más nos puede ayudar un tipo de alimentación concreta sea en la menstruación, priorizando el consumo de alimentos antiinflamatorios", afirma la experta.
Por otro lado, añade que "previamente y durante el embarazo" es importante incluir en nuestra dietas "alimentos ricos en ácido fólico (verduras de hoja verde oscura, legumbres o frutos secos)"; mientras que "en la menopausia", lo mejor es "centrarse en el calcio, vitamina C y D y Omega 3".
"La alimentación durante la menstruación debería ser principalmente antiinflamatoria, aumentando el consumo de alimentos como la cúrcuma, ajo, cebolla, jengibre, verduras de hoja verde, frutos rojos y fuentes de ácidos grasos poliinsaturados como el pescado azul, las nueces o las semillas de lino", aclara la nutricionista.
También añade que, en esta etapa, "es importante aumentar el consumo de fibra para evitar el estreñimiento típico de ese momento del mes, consumiendo más cereales integrales, fruta y verdura; la hidratación y la adaptación del ejercicio físico habitual".
Respecto a la menopausia, la especialista lo tiene claro: "Se debería priorizar el consumo alimentos ricos en calcio para evitar el desgaste óseo que sufren los huesos en esa etapa, como los lácteos y derivados (yogur, leche, quesos…); pescados azules pequeños con su espina (boquerones, sardinas…); y muchos otros alimentos como los cereales integrales, verduras, frutos secos y semillas".
"Es fundamental consumir estas fuentes de calcio con vitamina C (frutas cítricas, brócoli, pimientos o tomate) y asegurar una adecuada exposición solar con protección para activar nuestra Vitamina D (obtenida a partir de frutos secos, pescados grasos o huevos), de tal forma que se absorba la mayor cantidad de este mineral tan preciado en la menopausia", agrega Garcelán.
Por último, la experta recalca que en esta época "es importante priorizar nuestra salud cardiovascular". Para ello, se deben controlar "los niveles de colesterol" mediante "el consumo de alimentos ricos en ácidos grasos omega 3"
¿Algunos ejemplos? "El pescado azul, nueces, semillas… y la reducción de alimentos procesados o refinados".
Con toda esta información ya clara, ¿a qué esperas para introducir estos alimentos en tu dieta?