Entre el 1 y el 4% de las mujeres españolas sufren una menopausia precoz, lo que significa que los cambios hormonales del climaterio se producen de manera temprana antes de los 40 años. Si bien, la edad media de inicio de la menopausia se sitúa en los 48,7 años.
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La menopausia precoz, también llamada fallo ovárico prematuro (FOP) se produce cuando los ovarios dejan de funcionar de forma prematura, por lo que no hay ovulación y se detiene la menstruación. Esto se debe a una disminución de los niveles de estrógenos y progesterona en la sangre, dando lugar a problemas de reproducción y síntomas físicos y psicológicos similares a los que se producen en la menopausia.
“La primera señal comienza con la alteración de los ciclos menstruales, y los síntomas pueden ser muy variados; desde sofocos, dolores de cabeza o aumento de peso, hasta otros más complejos como trastornos depresivos, problemas urinarios, taquicardias y alteraciones del sueño”, explica Cristina Martínez, cofundadora de Domma, compañía especializada en el acompañamiento de la mujer durante la menopausia.
Y añade que: “Con el paso del tiempo, aumenta el riesgo de padecer alguna enfermedad cardiovascular, desarrollar osteoporosis o esterilidad”.
El equipo de especialistas en menopausia de Domma indica que “no existe una causa concreta para la menopausia precoz, pero la comunidad médica señala que se tiene más riesgo de Insuficiencia Ovárica Prematura (IOP) cuando hay antecedentes en familiares directos”.
Problemas de autoestima
Los psicólogos recomiendan apoyo especializado para superar problemas de
autoestima y sensación de envejecimiento prematuro.
Cambios repentinos de humor, dificultades para conciliar el sueño, dolor de cabeza y ansiedad. Esta sensación general de angustia y decaimiento nos podría remitir, sin temor a equivocarnos, a un cuadro depresivo. Estos síntomas son habituales, en personas que padecen estrés y problemas emocionales. Pero, ¿y si al molesto cóctel le añadimos sofocos?
En este caso, el diagnóstico sería diferente, aunque complicado de determinar sin llevar a cabo cierto tipo de pruebas. Es justo la situación que se vive en las consultas. Mujer joven de menos de cuarenta años acude al médico pensando que pasa por un mal momento personal cuando en realidad, se encuentra ante una situación nada esperada. Presenta menopausia precoz. Forma parte de ese porcentaje de mujeres, a quienes la regla se les retira unos años antes de lo naturalmente previsto.
La amenorrea significa en este caso, la retirada definitiva del flujo mensual y, por lo tanto, la posibilidad de ser madre.
Se trata de un proceso que duran unos cinco años aproximadamente, pero que tanto física como psicológicamente puede ser difícil para quien lo padece.
Enfrentarse a un diagnóstico de menopausia precoz supone poner fin a las esperanzas y deseos de ser madres con edad avanzada. Además, las mujeres que padecen esta patología sienten que envejecen antes de los previsto, y esa idea merma su autoestima.
Reyes López, psicóloga experta en fertilidad en Clínicas Eva, asegura también que las pacientes suelen relacionar su propia valía con su capacidad reproductiva. Para la experta "las mujeres interpretamos la menstruación como signo de salud, juventud y bienestar. Cuando en la pubertad aparece la primera menstruación, es un momento especial y le otorgamos gran significado, porque es el paso de niña a mujer. Por eso, cuando la primera menstruación nunca llega o desaparece prematuramente, nuestra autoimagen y autoestima se deteriora y aparecen sentimientos de inferioridad y pensamientos negativos", concluye.
Tratamiento para FOP
El tratamiento más frecuente pautado por los ginecólogos para aquellas mujeres que sufren menopausia precoz consiste en la terapia de reemplazo hormonal (TRH). Este método no posibilita recuperar la funcionalidad de los ovarios, pero suple la falta de producción hormonal gracias a la administración de estrógenos.Sin embargo, hay ocasiones en las que la terapia hormonal puede estar contraindicada, como en caso de un diagnóstico de cáncer o una enfermedad tromboembólica.
Asimismo, cada vez más mujeres optan por productos de origen natural sin hormonas para aliviar su sintomatología.
Ejercicios adecuados
El doctor Nicolás Mendoza, médico ginecólogo de Granada y presidente de la AEEM aconseja a las mujeres peri-menopaúsicas realizar "una combinación de ejercicios de alta intensidad con periodos cortos de recuperación, y que, a su vez, favorezcan la mejora del equilibrio, como Pilates. Todos ellos consiguen una pérdida de tejido adiposo y una ganacia de musculatura en menor tiempo que los ejercicios convencionales cuando se practican aisladamente (carrera, natación, ciclismo)".
Y añade que: "Son los que más se asemejan a la actividad diaria y probablemente consigan mejor adherencia entre las usuarias. Otros como Taichí o Yoga también han demostrado ser provechosos, aunque no combinan todos los beneficios de los de alta intensidad".
Nicolás Mendoza asegura que "lo ideal es realizar actividad física durante una hora, dos o tres veces a la semana como mínimo. Y por supuesto, llevar una dieta sana y equilibrada, así como una vida social activa", concluye.