A pesar del descenso de la natalidad en España, cada vez son más las mujeres que en edad adulta, sobre todo, a partir de los 40 años, deciden ser madres.
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Una vez que el embarazo prospera, las salas de Ginecología se llenan de futuras madres con muchas dudas.
Las más comunes tienen que ver con las relaciones sexuales, el sexo del bebé o los sangrados. La doctora Alexandra Izquierdo, ginecóloga especialista en reproducción asistida y directora médica de Eugin Madrid, resume cinco de las dudas más repetidas en su consulta.
¿Influyen las posturas en las relaciones sexuales para quedarse embarazada?
No, las posturas no influyen para nada. Para quedarse embarazada, el primer paso es que el semen quede en la vagina y eso es independiente de la postura sexual. Sí que se ha visto, en cambio, que incluso quedando semen en la vulva hay probabilidades de embarazo.
¿Y poner las piernas hacia arriba?
Tampoco influye poner las piernas en alto después de las relaciones. El líquido seminal ya tiene una preparación para hacer su recorrido independientemente de la posición de la mujer y del útero: cuando llega a la vagina sufre los primeros cambios, unos cuantos espermatozoides pasan a través del cuello del útero y, dentro, acaban de capacitarse para llegar hasta la trompa y fecundar al óvulo. La gravedad no afecta en todo este proceso, ni para embarazos espontáneos ni de reproducción asistida.
¿Son seguras las relaciones sexuales durante el embarazo?
El sexo durante el embarazo es seguro. No hay problema en mantener relaciones sexuales durante todo el embarazo a no ser que haya alguna contraindicación específica.
Por tanto, solo habría que evitar mantener relaciones sexuales cuando el médico así lo indique, sobre todo en casos de sangrados durante el primer trimestre, o bien si hay contracciones que puedan provocar cierta dilatación del cuello del útero cuando la gestación está más avanzada.
El motivo es porque con las relaciones se puede tocar el cuello del útero y estimular así las contracciones uterinas, de forma que los sangrados pueden empeorar, o en caso de que haya amenaza de parto pretérmino, también se puede agravar.
¿La forma de la tripa de la embarazada es indicador del sexo del bebé?
Antes de 1970, previo a que existieran las ecografías, era imposible saber el sexo del bebé hasta el momento del nacimiento, por lo que se han generado mitos como la forma de la barriga de la mujer embarazada, asociando el sexo masculino del bebé con un abdomen más puntiagudo y el sexo femenino con un abdomen más redondeado, aunque sin ningún fundamento científico.
La forma del abdomen depende de otros factores, entre ellos:
La talla de la madre: cuanto más alta sea, el abdomen será menos saliente y la sensación visual será la de un abdomen más pequeño. En cambio, cuando la madre es de menor talla, se observan abdómenes con formas más prominentes. Esto es debido a la posición del feto dentro del útero.
La cantidad del líquido amniótico dentro del útero y del tamaño del feto.
La forma de la pelvis, sobre todo al final de la gestación: si el bebe está bien encajado, la forma del abdomen suele ser más redonda. Si la pelvis es más estrecha, la cabeza “flota” por encima de la pelvis y el abdomen puede ser más prominente y puntiagudo.
Por tanto, hay múltiples factores que pueden hacer variar la forma del abdomen en la mujer embarazada.
En la actualidad, se puede intuir o sospechar con un alto grado de certeza el sexo del bebé en la ecografía de las 12-13 semanas, (ecografía vía transvaginal) siempre que sea realizada por un profesional especialista en diagnóstico prenatal.
Sin embargo, habitualmente no es hasta la ecografía de las 16 semanas (en la ecografía morfológica precoz) o de las 20 semanas (ecografía morfológica) donde se puede hace el diagnóstico del sexo del bebé definitivo.
Asimismo, existen las pruebas de detección de ADN fetal en sangre materna, que mediante una analítica permite conocer el sexo del bebe alrededor de las 10-11 semanas con un alto porcentaje de fiabilidad y que cada vez son más utilizadas por la población, al proporcionar además, otras informaciones complementarias.
¿Se puede tener la regla cuando se está embarazada?
No, no se puede tener la regla durante el embarazo. Es posible tener sangrados cuando se está embarazada, pero estos, aunque puedan parecer la regla, no lo son.
Los principales sangrados que se pueden producir son:
Sangrado de implantación: se produce en aproximadamente el 30% de las mujeres durante el primer mes. Se debe a la rotura de pequeños vasos del endometrio cuando el embrión se adhiere a éste. Normalmente el sangrado es poco abundante, de color marrón y dura pocos días. No debemos preocuparnos ya que no supone ningún riesgo para el embarazo. Este sangrado nos puede confundir y hacernos creer que es la menstruación, pero sus características son diferentes a las de una regla normal.
Sangrado durante el primer trimestre del embarazo: durante el primer trimestre del embarazo es frecuente presentar sangrados (20-30% de las mujeres). Las principales causas son los hematomas retrocoriales, los abortos espontáneos o las gestaciones ectópicas. Ante un sangrado abundante, de color rojizo y acompañado de otros síntomas (dolor abdominal, mareos, fiebre…) siempre debemos acudir a nuestro ginecólogo para una valoración completa.
Sangrados en el segundo o tercer trimestre del embarazo: en etapas más avanzadas del embarazo los sangrados son menos frecuentes y siempre se debe descartar que su origen no sea placentario. Existen alteraciones en la inserción de la placenta que pueden comprometer la correcta evolución del embarazo. Es importante seguir los controles obstétricos recomendados para poder detectar estas alteraciones con tiempo y así prevenir posibles complicaciones para la madre y el feto.
Existen otras causas de sangrado durante el embarazo debidos a lesiones por traumatismos (por relaciones sexuales o deportes de impacto) en vulva, vagina o cérvix uterino ya que éstos están más inflamados y vascularizados durante la gestación.
¿Cuándo es momento de acudir a la reproducción asistida?
Los motivos por los que no se consigue un embarazo de manera natural son múltiples, por lo que se recomienda realizar un estudio de fertilidad a partir del año de relaciones sexuales frecuentes y no protegidas cuando la mujer tiene menos de 35 años, y a partir de los seis meses, en el caso de mujeres de más de 35.
En pacientes diagnosticadas de enfermedades que puedan comprometer la fertilidad, como por ejemplo, endometriosis, síndrome de ovarios poliquísticos, presencia de miomas uterinos o incluso antecedentes familiares de menopausia precoz, se aconseja realizar una consulta con el especialista tras seis meses de relaciones sexuales no protegidas, incluso en edades jóvenes.
También se debe acudir a reproducción asistida cuando una pareja cuenta con antecedentes familiares diagnosticados con una enfermedad genética grave o ha tenido un embarazo previo con afectación.
La tecnología permite realizar un test de cribado de portadores, una prueba mediante la que se puede detectar en personas sanas mutaciones que pueden trasmitirse a la descendencia. Esta técnica, incluso, se está aplicando ya como medida preventiva y alcanza a prevenir enfermedades genéticas graves en los seis de cada 1.000 niños que normalmente se ven afectados, según las estadísticas.