Cada vez hay más adeptos a la crioterapia, es decir, a los baños de agua casi congelada. El conocido como el hombre de hielo, el holandés Wim Hof, es pionero en la terapia del frío, un método completo en el que se une el entrenamiento físico (sobre todo respiratorio) con el mental. Según él, a través de esta técnica se podría mejorar problemas autoinmunes como la enfermedad de Crohn y la artritis reumatoide.
En la actualidad es una de las terapias más en boga. De hecho, hemos visto a través de las redes sociales a multitud de famosos llenando las bañeras de sus casas de cubitos de hielo y sumergiirse en ellas. Otros disponen de sus propias cámaras de frío, entre ellos Hailey Bieber, Chris Hemsworth, Lady Gaga, Harry Styles, Gianlucca Vacci, Pablo Motos, Tom Cruise, Cristiano Ronaldo...
Aunque parezca algo moderno, estos baños helados ya se daban en los tiempos de Hipócrates, en la antigua Grecia, y se usaban para aliviar las dolencias. Las termas romanas también se construían con agua fría y caliente y en países nórdicos como Finlandia o Rusia es una tradición muy arraigada en su propia cultura.
Es muy importante seguir unas pautas si queremos hacer baños helados. Para empezar deberíamos saber que la crioterapia se puede hacer de varias maneras: de forma húmeda o seca. La tolerancia a una y otra depende de la persona.
La crioterapia húmeda se realiza con agua fría y se debe sumergir el cuerpo o algunas partes del mismo en agua helada durante un tiempo determinado. Para la seca se necesitan cámaras de crioterapia, en las que se usa nitrógeno líquido o aire frío para enfriar la cámara. La temperatura en el interior puede ser realmente muy baja, hasta -100ºC.
¿Cómo se debería hacer?
Como paso inicial hay que entrenar o adaptar el organismo a estos baños o terapias de frío. La primera vez la temperatura no debería ser inferior a 10ºC o 11ºC, ni la duración superar los tres minutos. Lo ideal sería empezar con agua fría e ir añadiendo agua más fría gradualmente para ir disminuyendo la temperatura en los siguientes baños, ya que hemos de evitar la hipotermia.
Iniciarse cuesta, pero si se hace de forma adaptativa no resulta tan desagradable. Es aconsejable tener la mente entrenada y estar concienciados de la experiencia que se va a vivir. Lo normal es que en esta primera vez las personas que lo experimentan lo definan como un verdadero shock nervioso, que se siente en los músculos y las articulaciones. Se liberan hormonas y endorfinas y posteriormente se tiene la sensación de encontrarse pletórico de energía. Las sensaciones irán mejorando a medida que te vas adaptando a la crioterapia. En este punto es importante la respiración y saber controlarla; debe ser profunda y pautada.
Otro de los puntos importantes tiene que ver con la salida del agua, después del baño helado. Se recomienda no entrar directamente en contacto con una fuente de calor, es necesario que sea el propio organismo el que vaya subiendo la temperatura de forma natural. Para ello, será bueno realizar estiramientos o movimientos lentos y abrigarse ligeramente con ropa seca.
Beneficios de los baños helados o la crioterapia
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Reduce el dolor y la inflamación, sobre todo en personas con artritis, lesiones musculares y articulares.
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Recuperación muscular. Es el motivo por el que esta técnica la están utilizando atletas y deportistas profesionales después de entrenamientos intensos o competiciones, ya que al estimular la circulación sanguínea puede ayudar reducir la fatiga y el dolor muscular.
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Mejora el estado de ánimo, aporta mayor energía, aumenta la sensación de alerta y disminuye la depresión, porque ayuda a la producción de endorfinas.
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Actúa sobre la calidad de la piel. Algunos estudios indican que mejora la producción de colágeno y elastina, mejora la celulitis y la textura de la piel.
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Ayuda a bajar de peso.
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Puede reducir el estrés y el control de la ansiedad, así como la calidad del sueño. Mejora la fortaleza mental.
¿Qué le ocurre a nuestro organismo?
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Activa el sistema nervioso autónomo, regulando la frecuencia cardiaca, mejorando la respiración y la digestión. Debido a que se liberan hormonas y neurotransmisores se produce una sensación de bienestar y más energía.
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Aumenta el metabolismo basal. El cuerpo debe activarse para contrarrestar esa bajada de temperatura interna, lo que hace que nuestro organismo consuma más calorías y es lo que ayuda a adelgazar.
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Tiene un efecto vasoconstrictor. Se contraen los vasos sanguíneos, el flujo sanguíneo se reduce y eso lleva a reducir la inflamación y a disminuir el dolor y la recuperación muscular.
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Estimula la liberación de endorfinas, los neurotransmisores con capacidad analgésica. Después de los baños helados se puede sentir sensación de euforia
Contraindicaciones
Si la crioterapia es beneficiosa para algunos, no todo el mundo la puede seguirla. Atentos a las contraindicaciones.
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Quemaduras por frío en la piel. Cuando la piel se somete a muy bajas temperaturas se pueden producir quemaduras o incluso congelar alguna parte. Por eso es muy importante seguir unas pautas claras dictadas por un experto. Si existe una herida abierta o rozadura no cicatrizada, esta podría empeorar o incluso infectarse.
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Insuficiencia venosa, o problemas circulatorios.
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Problemas cardiacos. Puede que aumente la tensión arterial, así como la frecuencia cardiaca, por lo que las personas con problemas asociados no deberían someterse a los baños helados sin la autorización del médico. Del mismo modo, los hipertensos no deberían someterse a crioterapia.
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Está contraindicada en enfermedades como la diabetes tanto del tipo I como del tipo II.
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Para las personas especialmente sensibles al frío, la crioterapia les va a afectar mucho más que a otras. Por ello se debe extremar la precaución o el entrenamiento.
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Embarazo, no se debe seguir durante este periodo para evitar daños al feto.