La lactancia materna: un viaje precioso cargado de grandes beneficios y desafíos
- Dar el pecho es un beneficio tanto para la madre como para el bebé según recuerdan los expertos.
- Más información: Curar la hepatitis en pacientes con VIH mejora significativamente su calidad de vida
La leche materna es el alimento ideal para el bebé durante los primeros meses de vida. Rica en nutrientes, vitaminas y anticuerpos, ofrece una protección natural contra infecciones y enfermedades.
Además, está diseñada para adaptarse a las necesidades del bebé, proporcionando el equilibrio perfecto de grasas, proteínas y carbohidratos. También tiene beneficios para la madre: ayuda en la recuperación postparto, reduce el riesgo de ciertos tipos de cáncer y favorece el establecimiento de un lazo emocional profundo con su hijo.
Aunque se trata de un acto natural, las madres pueden encontrar varios desafíos durante el proceso. Uno de los problemas más frecuentes es el dolor en los pezones, causado generalmente por un mal agarre del bebé. Se estima que entre el 30% y el 40% experimentan grietas o molestias en las primeras semanas de lactancia.
Otro inconveniente común es la congestión mamaria, que ocurre cuando los pechos no se vacían completamente, provocando hinchazón y dolor. La mastitis, una inflamación del tejido mamario que puede derivar en infección, es una de las complicaciones que pueden surgir si la congestión no se trata a tiempo.
En algunos casos, el frenillo lingual corto del bebé puede dificultar su capacidad de succionar adecuadamente, lo que provoca incomodidad en la madre.
Además, muchas veces, la falta de confianza o la inseguridad acerca de la cantidad de leche que produce puede generar ansiedad y afectar la continuidad de la lactancia.
¿Cómo actuar ante los inconvenientes?
Según el coordinador del Servicio de Matronas del Hospital Quirónsalud Córdoba, Antonio Rivera, el agarrado correcto del bebé es fundamental para evitar las grietas y el dolor en los pezones. Es esencial que abra bien la boca, tomando no solo el pezón sino también una buena parte de la areola.
La lengua debe estar situada debajo del pezón y el mentón debe hacer contacto con el pecho. Además, la madre tiene que estar cómoda, con el cuerpo del bebé alineado correctamente con el suyo.
Cuando las grietas ya se han producido, existen varias formas de aliviarlas. El uso de cremas de lanolina o aceite de oliva es común para tratar la irritación, pero también se recomienda el uso de parches hidrogel que ayudan a calmar el dolor y favorecen la cicatrización. Otra opción efectiva es aplicar leche materna sobre los pezones después de cada toma, debido a sus propiedades regenerativas.
En cuanto a la congestión mamaria, el vaciado adecuado del pecho es crucial. Las madres deben asegurarse de amamantar frecuentemente y de vaciar bien, especialmente en las primeras semanas. El uso de compresas de calor antes de las tomas y frío después puede aliviar la inflamación.
¿Qué significa el color de la leche?
Es común que la leche materna cambie de color a lo largo de la lactancia. Desde el calostro, que tiene un color amarillo o dorado, hasta la leche madura, que es más blanca o azulada al inicio de la toma y cremoso al final, cuando es más rica en grasas.
Sin embargo, algunos cambios pueden causar preocupación, como la leche rosada o marrón, que generalmente se debe a pequeñas fisuras en el pezón o el síndrome del conducto oxidado.
Aunque estos cambios pueden parecer alarmantes, generalmente no afectan la calidad ni la seguridad de la leche. En estos casos, siempre es aconsejable acudir a un profesional para despejar dudas, explica el coordinador.
La importancia del destete gradual
El destete es otro proceso delicado que, según informa Rivera, especialmente después de los dos años, debe realizarse de manera gradual y respetuosa con las necesidades emocionales del niño.
Reducir las tomas de manera paulatina y ofreciendo alternativas de consuelo, como leer un cuento o cantar, puede ayudar a que el niño asocie estos momentos con seguridad y afecto, en lugar de la lactancia. Este proceso debe realizarse con paciencia y comprensión, entendiendo que cada niño tiene su propio ritmo para adaptarse al cambio.
La lactancia materna es mucho más que un acto de nutrición; es una experiencia que implica tanto beneficios físicos como emocionales para la madre y el bebé. A pesar de los desafíos que puedan surgir, como las grietas en los pezones, la congestión mamaria o el destete, las soluciones están al alcance de todas.
Con el apoyo adecuado, información precisa y el compromiso de superar las dificultades, la lactancia puede ser una experiencia gratificante, fortaleciendo el vínculo afectivo entre madre e hijo y proporcionando una base sólida para el bienestar del bebé.