El consumo indebido de azúcar y sal no sólo altera nuestro organismo de forma interna sino que tiene un impacto directo en el estado de la piel de las mujeres. Muchos expertos advierten de que sus efectos en el rostro, principalmente, pueden funcionar como la primera alerta de que no estamos haciendo una ingesta equilibrada de sal o de azúcares.
La doctora Paula Rosso, especialista en nutrición del Centro Médico Lajo Plaza, explica las consecuencias de abusar de estos condimentos en nuestra dieta y cómo se refleja en nuestra epidermis.
Azúcar: envejecimiento prematuro
Si tenemos una piel con muchos episodios de acné deberíamos revisar lo que comemos puesto que el azúcar favorece la inflamación de la piel y puede provocar en algunas personas, y a cualquier edad, brotes de acné.
"La mejoría se constata sólo con dejar de tomar alimentos azucarados", añade la doctora Rosso.
Pero los granitos no es el único efecto que puede ser visible en nuestro rostro con un consumo importante de azúcar. Se ha comprobado que entre los efectos a largo plazo de incluir este alimento en nuestra dieta figura la aceleración del envejecimiento prematuro y una peor cicatrización de marcas o heridas.
"La glicación provoca flacidez. El azúcar se adhiere a las proteínas en la sangre, formando nuevas moléculas, llamadas productos finales de glicación avanzada (GAFs), que dañan el colágeno y la elastina, contribuyendo a la flacidez y la formación de arrugas", advierten desde el Centro Médico Lajo Plaza.
Además, la doctora advierte de que, en verano, o cuando vayamos a tener una mayor exposición al sol, deberíamos reducir del todo su consumo puesto que "además de ralentizar la producción de colágeno y elastina, los GAFs también desactivan las enzimas antioxidantes naturales, dejando la piel mucho más susceptible al daño solar".
Los edulcorantes, una trampa
Los estudios sobre los edulcorantes están menos extendidos que con la azúcar pero los expertos advierten de que se trata de un alimento más artificial y que obviamente puede dañar también la piel. "En muchos casos además, provocan un efecto rebote que aumenta el deseo de consumir carbohidratos. Este sería el caso del aspartamo", aclara la doctora.
Aunque son los que se utilizan en la manufacturación de alimentos y bebidas, tampoco son recomendables ya que suponen un aporte extra de azúcares que en su gran mayoría no necesitamos y aumentan nuestro consumo calórico.
En cualquier caso, no deberían representar nunca más del 5% de nuestras calorías y es un límite difícil de llevar controlado porque la industria alimentaria en ocasiones no ofrece un correcto etiquetado.
Sus efectos sobre la piel son los mismos que los del azúcar convencional.
Sal: bolsas, ojeras...
La ingesta máxima de sal debería ser de cinco gramos al día. "Cuando se consume más de esta cantidad, nuestro cuerpo va almacenando el sobrante en órganos y tejidos en una proporción de 20 partes de agua por una de sal", aclara Rosso.
Precisamente es esta situación lo que causa la retención de líquidos en el cuerpo, los llamados edemas, que lo único que son es sal y agua almacenada que no se ha eliminado ni por el riñón ni por la piel.
Los efectos más graves que pueden tener este exceso de sal se aprecian también en el cabello puesto que puede provocar una mayor caída capilar ya que deshidrata el cuero cabelludo.
Y en la piel, ésta se vuelve más seca y con las arrugas más marcadas y en el contorno de ojos ayuda a la formación de ojeras y bolsas provocadas por el edema.