La memoria es uno de los factores que más valoramos con el peso de la edad. Sobre todo, por miedo a que no desemboque en algo más importante que nos haga olvidar ya no solo donde hemos puesto las llaves, sino a nuestros familiares, amigos o incluso a nosotros mismos.
Contemplamos cualquier mínimo detalle como un síntoma clave, lo que también provoca que vivamos en un bucle interminable. Sin saberlo y ocasionado por el estrés, estamos haciendo que nuestra memoria recuerde menos aún.
Se cree que en todo el mundo hay 46,8 millones de personas que viven con la enfermedad de Alzheimer u otras demencias. Su frecuencia ha hecho que sea el principal punto de estudio en la neurociencia y que se busquen las formas de prevenirlo, como la dieta.
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Muchos estudios sugieren que lo que comemos afecta a la capacidad de pensar y recordar del cerebro que envejece. Mientras que muchos alimentos de la dieta mediterránea se han asociado positivamente con la prevención de la salud cerebral, hay otros alimentos que la perjudican exponencialmente.
De todos los alimentos que consumimos en España perjudiciales, hay uno al que recurrimos más veces de las que deberíamos. No solo es malo para la salud general, sino que también perjudica a la memoria a largo y corto plazo: los alimentos fritos.
El alimento que perjudica la memoria
Uma Naidoo, psiquiatra de Harvard y directora de Psiquiatría Nutricional en el Hospital General de Massachusetts trabaja recordando la importancia de todo lo que comemos y cómo influye en nuestra salud mental.
A través de sus redes y su blog, nos ayuda a elegir qué alimentos añadir a nuestro plato, pero también, cuáles evitar, especialmente si contamos con problemas de memoria y concentración.
Todos sabemos que los alimentos fritos no son buenos para la salud. A menudo, contienen altas cantidades de grasas trans, conocidas por aumentar el colesterol malo (LDL) y reducir el colesterol bueno (HDL) en nuestro cuerpo, lo cual puede conducir a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y otros problemas de salud.
Sin embargo, va más allá. Un estudio publicado por Cambridge University Press ha encontrado que una alimentación que incluye alimentos fritos se asocia a un nivel cognitivo más bajo, menos capacidad de concentración y puntuaciones más bajas de memoria.
Las patatas fritas, el pollo frito, los donuts y otros platos fritos no son tus amigos cuando se trata de memoria, ya que causan una inflamación que puede dañar los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro.
Además, otra de las formas en que los alimentos procesados pueden afectar negativamente al cerebro es reduciendo la producción de una molécula llamada factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF).
Esta molécula se encuentra en varias partes del cerebro, incluido el hipocampo, y es muy importante para la memoria a largo plazo, el aprendizaje y el crecimiento de nuevas neuronas. Por tanto, cualquier reducción puede tener impactos negativos en estas funciones.
Los alimentos fritos no solo influyen de forma negativa en nuestra memoria, sino que otro estudio dictaminó que consumirlos con frecuencia se asocia con una mayor tendencia a la depresión.
Por todos estos motivos, Uma Naidoo recomienda reducir progresivamente su consumo hasta incluso eliminarlos definitivamente. Algunos especialistas también ofrecen la opción de cocinar al horno o al vapor todo lo que se iba a freír con aceite.
Otros alimentos
Así como los fritos, hay otros alimentos comunes que perjudican a la salud de nuestra memoria. En cierta forma, no son tan "dañinos", ya que muchos de ellos son esenciales en la dieta; sin embargo, si consumimos mucha cantidad o elegimos los erróneos, puede perjudicar a nuestra salud cerebral.
El azúcar refinado es uno de ellos. Una dieta alta en azúcar se relaciona directamente con deficiencias en la memoria y menos plasticidad del hipocampo, la parte del cerebro que controla los recuerdos y el aprendizaje.
Sin embargo, la glucosa es una fuente fundamental para el cerebro, por lo que debemos ser conscientes de cuánta cantidad consumimos y sobre todo, de dónde la extraemos.
La cerveza, la harina de trigo, la miel o las patatas forman parte de los alimentos que tienen un índice glucémico alto, y, por tanto, eleva rápidamente la glucosa en sangre y actúan de la misma forma que si comiésemos azúcar.
Debemos elegir aquellos que sean de buena calidad, como los cereales integrales, o aquellos que tengan gran contenido en fibra, como las frutas o las verduras frescas.
Los nitratos se usan como conservantes de las carnes, para mejorar su aspecto. El alto consumo de estas sustancias está relacionado con la depresión, por lo que la experta recomienda mirar las etiquetas y asegurarnos de que estos productos, en vez de estar conservados con nitratos, se mantienen con trigo sarraceno.
Y por último, pero no por ello menos importante, el alcohol. No solo tiene desventajas en cuanto a la estética, ya que acelera el envejecimiento de la piel, sino que también ralentiza la actividad cerebral.