La palabra SIBO procede de las siglas en inglés de 'small intestinal bacterial overgrowth' (sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado en español). Sus síntomas que pueden experimentarse en momentos puntuales, pero ¿qué ocurre si pasan a sufrirse casi a diario afectando a nuestra calidad de vida?
Puede que entonces estemos hablando del SIBO. Un crecimiento anómalo de bacterias en el intestino delgado que padece entre el 10% y el 15% de la población española y que es más común en las mujeres. Una enfermedad cada vez más común.
¿Qué es el SIBO?
Una proliferación de bacterial mayor a la normal localizada en esa parte concreta del tubo digestivo, que cuando se produce de una forma excesiva puede llegar a desencadenar en diversos síntomas. Síntomas entre los que se encuentran algunos más comunes como gases, hinchazón, diarrea, así como una afectación general al bienestar de la persona que lo sufre.
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Síntomas ante los que siempre es fundamental consultar al médico, ya que si el SIBO es muy grave y llega a mantenerse en el tiempo, puede llegar a causar problemas de salud en el resto del organismo como consecuencia sobre todo de una malabsorción de los nutrientes y la inflamación intestinal.
Causas más frecuentes del SIBO
Las causas que pueden esconderse detrás del SIBO pueden ser muy variadas y numerosas. Al no estar considerada una enfermedad común, sino como un efecto o asociación a otros trastornos, resulta todavía más compleja de diagnosticar y tratar. De hecho, a menudo puede llegar a confundirse o enmascararse con otros problemas o enfermedades.
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Entre las causas más frecuentes del SIBO están:
- Síndrome del intestino irritable.
- Pancreatitis.
- Diverticulitis.
- Enfermedad de Crohn.
- Alteraciones metabólicas (diabetes).
- Cáncer de colon.
- Problemas de riñón o cirrosis.
- Efectos de cirugías en el intestino.
- Problemas inmunológicos.
- Problemas de motilidad del tubo digestivo.
- Intolerancias y alergias alimentarias.
- Consumo de alcohol y/o drogas.
- Consumo de determinados medicamentos, como omeprazol y otros protectores de estómago o abuso de antiácidos.
Cuáles son los síntomas del SIBO y cómo reconocerlos
Ya te hemos mencionado algunos de los síntomas habituales del SIBO. Síntomas que pueden llegar a asociarse a otras enfermedades digestivas y que incluso algunas personas llegan a normalizar a lo largo de toda su vida, sufriéndolos en silencio.
A continuación te enumeramos los más habituales:
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- Dolor de barriga sobre todo después de comer.
- Sensación constante de barriga hinchada.
- Períodos de diarrea y estreñimiento. Aunque el síndrome puede causar periodos tanto de diarrea como de estreñimiento, lo más común es que la persona padezca diarrea crónica.
- Sensación frecuente de mala digestión.
- Exceso de gases intestinales.
- Cansancio excesivo, pérdida de peso, anemia... Solo en aquellos casos más graves y debido a que disminuye la capacidad del intestino para absorber los nutrientes.
¿Por qué es más común en mujeres?
Puede haber determinados factores que contribuyan a una mayor prevalencia o a una presentación clínica más prominente en las mujeres. Entre los factores más comunes encontramos:
Anatomía femenina y hormonas
Algunos estudios, como este publicado en la web de PubMed, sugieren que las diferencias en la anatomía femenina y la fisiología del tracto gastrointestinal en las mujeres podrían tener mucho que ver. Por otro lado, las fluctuaciones hormonales en el ciclo menstrual también pueden influir en la motilidad y la función intestinal.
Uso de anticonceptivos
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El uso de anticonceptivos orales también puede afectar al equilibrio bacteriano en el intestino y aumentar el riesgo de padecer este tipo de problemas intestinales, como refleja este estudio.
Problemas de motilidad intestinal
La disminución de la motilidad intestinal puede ayudar a un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.
Cambios en la microbiota vaginal
Las mujeres contamos con una microbiota vaginal específica que puede influir en el equilibrio bacteriano en otras partes del sistema digestivo. Esos desequilibrios pueden llegar a aumentar el riesgo de SIBO en algunas mujeres.
Aún así, es importante tener en cuenta que estos factores no tienen por qué afectar por igual a todas las mujeres y que tanto hombres como mujeres pueden llegar a padecer SIBO. Así que sean cuales sean tus síntomas y si crees que podrías estar experimentándola, no dudes en acudir a un profesional de la salud que pueda hacer una evaluación correspondiente y determinar un tratamiento adecuado para tu caso.
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Dieta SIBO, la solución para recuperar tu flora y reducir los problemas digestivos
Precisamente con el objetivo de compensar ese tratamiento y reducir a la vez la inflamación y el crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado, los médicos a menudo sugieren incorporar una dieta baja en FODMAP, una serie de carbohidratos difíciles de digerir y que las bacterias fermentan en el colon.
En esta dieta tratada clínicamente para tratar el síndrome del intestino irritable y sus síntomas, es necesario eliminar o reducir los alimentos ricos en este tipo de carbohidratos. Un sencillo gesto con el que mejorarás tu salud digestiva y tu flora intestinal.
Alimentos para eliminar de la dieta SIBO
Para ello, es necesario suprimir la fructosa, los azúcares simples de las frutas y algunas verduras, miel y néctar de agave. También la lactosa, así como los fructanos (un compuesto de azúcar que se encuentra en productos con gluten, frutas, algunas verduras y prebióticos).
También es necesario eliminar o reducir los galactanos, un compuesto que se encuentra en algunas legumbres, y los polioles, un alcohol de azúcar que suele usarse como edulcorante.
Otros alimentos que también podrás considerar eliminar de la dieta con la miel, refrescos, ajo, cebollas, espárragos, coliflor, alcachofas, frijoles, manzanas, embutido, yogur de sabores, helado, cereales endulzados, cebada, granos o guisantes y centeno.
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Alimentos que podrás incluir en la dieta SIBO
Aunque a primera vista esta lista pueda parecer demasiado restrictiva, existen otros muchos alimentos de los que podrás disfrutar en esta dieta temporal.
Dentro de ellos se incluyen los alimentos ricos en fibra y bajos en azúcar, también carne, pescado, huevos, galletas sin gluten, avena, cereales sin azúcar, brócoli, verduras de hoja verde, zanahorias, calabaza, quinoa, semillas y algunas frutas como los arándanos, las uvas, las naranjas o las fresas.
Una dieta que por supuesto en el caso de padecer SIBO deberás apoyar en un tratamiento adecuado a base de antibióticos que puedan tratar los síntomas de este síndrome. Aún así, estos cambios en la dieta serán el mejor aliado, ya que al limitar el consumo de azúcares y lactosa, también contribuirás a reducir el crecimiento excesivo de bacterias.