Existen mujeres en España a las que les dura el pelo limpio días y días. Que no tienen que preocuparse de lavarlo constantemente o peor, de compaginar todos los eventos para tenerlo impecable en el momento justo.
Lavarse el pelo puede estar entre esas tareas que odias o amas. Hay días que la pereza se apodera de nosotras, días que usamos champú en seco, otros que la ducha nos viene genial y por último, aquellos que prescindimos del cabello simplemente para no secarlo o arreglarlo después.
No obstante, la limpieza del pelo es imprescindible para todos. En función de las características de nuestro cabello, es cierto que tenemos que seguir las necesidades que nos pida: con caspa, seco o graso son algunas de las más comunes.
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Con base en esas necesidades, siempre procuramos seguir una misma rutina: champú, aclarado y si tenemos mucha cantidad o no queremos nudos, acondicionador. A pesar de todos los pasos que tengamos que seguir, todas coincidimos en una cosa: ojalá nos durase mucho más tiempo limpio.
Conocemos las técnicas del champú en seco, o el refrán popular de cuanto menos acostumbremos a nuestro pelo al lavado diario, más durará limpio (el cual depende de nuestro tipo de cabello) pero, un método poco conocido y que verdaderamente funciona es el lavado inverso.
¿Qué es el lavado inverso?
Tal y como su nombre indica, el lavado inverso cambia el orden de los productos, es decir, empezar por el acondicionador o mascarilla y terminar con el champú. Con el primer paso, las cutículas absorberán los activos hidratantes, y el último, los dejará libres de residuos o impurezas.
Cada paso debe hacerse de la misma manera que el orden habitual, solo que los productos están en una posición diferente. Con el cabello húmedo, aplicaremos primero el acondicionador, insistiendo en medios a puntas.
Para una mayor eficacia de este producto, los expertos siempre recomiendan dejarlo actuar unos minutos y evitar posicionarlo en la raíz. Si no seguimos este último paso, el pelo quedará apelmazado, dando sensación de suciedad.
Además, es recomendable utilizar una pequeña cantidad. Si aplicamos mucho acondicionador, nuestro pelo va a quedar muy graso e incluso, podemos llegar a estropearlo. Las cantidades perfectas serían el tamaño de una nuez, o incluso menos, dependiendo de la cantidad de pelo.
Una vez hemos aplicado nuestro acondicionador, el segundo paso es el que todas realizamos: aclaramos el producto y dejamos el pelo sin ningún resto. Una vez realizado, el último paso es el champú.
Desde la raíz y en masajes, la aplicación del champú se hace de forma tradicional, pero esta vez asegurándonos de que el acondicionador se ha eliminado por completo. Después, simplemente aclaramos y habremos terminado con nuestro lavado inverso.
Los beneficios del lavado inverso en el cabello
La mayor ventaja del lavado inverso está en que todos los residuos del acondicionador, se retiran por completo con el champú y el doble aclarado. Cuando nuestro pelo acumula mucho suavizante, tiende a apelmazarse, engrasarse y dejar mucho peso sobre la melena.
De forma tradicional, cuando dejamos el acondicionador o la mascarilla para el último paso, no aclaramos lo suficientemente bien. Si lo añadimos como el primero, evitaremos que las raíces se queden pegadas al cuero cabelludo y conseguiremos volumen y brillo.
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Esta modalidad de lavado ayuda principalmente a las melenas lisas y lacias, ya que los productos que necesita ese tipo de cabello son mascarillas, suavizantes y acondicionadores con siliconas en su fórmula.
Las siliconas en los productos de lavado aportan peso, reducen el volumen y hacen que nuestro cabello se ensucie con mayor facilidad.