Sentada frente a un grupo de legisladores dispuestos a acorrarla con argumentos escuchados hasta el extenuación, Hillary Clinton ha aprovechado la oportunidad que le ha dado el estar –una vez más– bajo la atención de todos, esta vez, por la investigación por el ataque terrorista en Bengasi (Libia) en 2012, para ofrecer sus principios de política exterior. Una primera ventana, si se quiere, a la “doctrina Clinton”.
“Retirarse del mundo no es una opción”, ha definido Clinton, favorita para llevar el estandarte del Partido Demócrata en la próxima elección presidencial y retener la Casa Blanca tras ocho años de Barack Obama, cuatro de los cuales la tuvieron al frente de la diplomacia del país como Secretaria de Estado.
Clinton ha brindado este jueves su testimonio al Comité Selectivo sobre Bengasi, un cuerpo bipartidista creado con el impulso de los republicanos para investigar el ataque al Consulado de Estados Unidos de esa ciudad en 2012, en el que perdieron la vida cuatro estadounidenses, entre ellos, el entonces embajador en Libia, Chris Stevens.
Desde que ocurrió, el ataque a Bengasi ha sido uno de los temas centrales que los republicanos han utilizado para cargar contra los demócratas. Mitt Romney, el candidato presidencial republicano en 2012, lo utilizó contra el presidente Barack Obama. Y ahora, los republicanos han mantenido la presión, aunque esta vez sobre Clinton, quien aspira a sucederlo.
Clinton presume de política exterior
"Cuando Estados Unidos está ausente, especialmente de lugares inestables, hay consecuencias”, ha dicho en otro tramo de la audiencia. “Aprendemos, nos adaptamos, nos fortalecemos”, ha apuntado. “Necesitamos un liderazgo en casa que esté a la altura de nuestro liderazgo en el exterior, un liderazgo que ponga a la seguridad nacional por delante de la ideología y la política”, indicó en su declaración inicial. Ya en el tramo de las preguntas, ha ofrecido otra definición más: “lideramos con diplomacia, apoyamos con desarrollo, y, cuando es necesario, como último recurso, utilizamos la defensa”.
La audiencia no ha dejado grandes revelaciones o novedades sobre lo que ya se sabía del ataque en Bengasi, un desenlace que fue visto largamente como una nueva victoria política para Clinton.
Desde el primer momento, quedó clara la estrategia de los demócratas para contrarrestar la ofensiva de los republicanos, acusados de utilizar el ataque de Bengasi y la investigación como vehículo para dañar la candidatura presidencial de Clinton: los demócratas han sido los encargados de cargar contra los republicanos, mientras Clinton miraba la pelea y se dedicaba a ofrecer su visión de política exterior y de gobierno, y eludir una a una las acusaciones.
La ofensiva demócrata ha estado a cargo de los legisladores, Elijah Cummings; Adam Smith; Adam Schiff; Linda Sanchez y Tammy Duckworth. Cummings, un combativo congresista afroamericano de Maryland y el demócrata de mayor rango del comité. El argumento central de los demócratas ha sido, lisa y llanamente, que toda la investigación ha sido sólo un pretexto para cargar contra la candidatura de Clinton.
A gritos durante la audiencia
Cummings no ha dudado en pelearse a gritos durante la audiencia con el presidente del comité, el congresista republicano, Trey Gowdy. Otro republicano, Jim Jordan, considerado por muchos como un representante ideal del grupo ultraconservador Tea Party, ha sido uno de los más asertivos. Pero lejos de ofrecer algún ángulo novedoso para incomodar o arrinconar a Clinton, los republicanos han insistido con los mismos interrogantes que ya se han escuchado una y otra vez al hablar de Bengasi, y que han buscado poner en duda la credibilidad de la demócrata: ¿por qué no se previno el ataque en Bengasi? ¿Por qué la Administración Obama cambió su historia respecto del ataque?
La ex Secretaria de Estadoha ofrecido un argumento simple e irónico para esquivar la controversia por sus correos electrónicos, puesto que en aquella época ya usaba su cuenta personal para asuntos de Estado, como se sabría más tarde: “La mayoría de mi trabajo no lo hice en correos electrónicos”.
Clinton, acompañada por sus asesores más cercanos, con tres botellas de agua y carpetas pesadas frente a ella en el escritorio en el que ha estado sentada durante casi todo el día, no ha pasado grandes apuros. En un momento, ha podido hablar hasta de cómo se ha sentido en este tiempo con todas las acusaciones.
“Es una acusación personalmente muy dolorosa”, ha dicho Clinton. Ha sido uno de los pocos momentos donde ha parecido perder la compostura. “Ha sido rechazada y refutada por los investigadores no partidistas pero, sin embargo, tiene que seguir para ser circulado alrededor. Me imagino que he pensado más sobre lo que sucedió que todos ustedes juntos. He perdido más sueño que todos ustedes juntos.”