1. Es el primer encuentro entre dirigentes de los dos territorios desde la guerra civil. En 1949, los comunistas de Mao Zedong tomaron el control de la China continental. El Gobierno del Kuomintang (Partido Nacionalista) huyó a la isla de Taiwán, que desde entonces ha sido autónoma. La relación entre los dos territorios ha sido tensa y complicada, porque, aunque están separados de facto, ambos afirman ser China. De hecho, Taiwán representó a China en las Naciones Unidas hasta la década de 1970, cuando el organismo reconoció al Gobierno comunista como el representante legítimo de la China continental. En 2005, China aprobó una ley que ilegaliza la secesión de Taiwán, que de independizarse formalmente se arriesgaría a acciones militares por parte de sus vecinos.
El presidente de Taiwán ha asegurado que este encuentro es fruto de años de acercamiento y que su objetivo es promover la paz entre los dos territorios. Las relaciones diplomáticas mejoraron cuando Ma, que es considerado pro-chino, llegó al poder en la isla en 2008. El presidente taiwanés llevaba tiempo pidiendo reunirse con su equivalente chino, según The New York Times, pero la primera respuesta que obtuvo fue una negativa.
2. La reunión se produce en un momento de gran recelo de los taiwaneses hacia Pekín. Un 55% de los taiwaneses quiere mantener el estado actual en la relación de Taiwán con China, según una reciente encuesta del periódico United Daily News, y no aproximarse más. La mitad de los participantes en la encuesta dijeron tener una mala impresión de China, que asocian con la “dictadura” y la “corrupción”. Otro sondeo muestra que el 65% de los residentes de Taiwán considera que la isla y la China continental son dos naciones distintas e independientes, informa el Taipei Times.
El año pasado, el Gobierno de Ma tuvo que lidiar con miles de manifestantes que tomaron las calles para protestar contra un acuerdo de comercio con China y poner en jaque su política de acercamiento económico. En las pasadas elecciones, el partido del Gobierno taiwanés, el Kuomintang (KMT), recibió un duro golpe en las elecciones locales del mismo año, donde el número de condados y ciudades bajo su control pasó de 15 a seis.
3. Faltan tres meses para las elecciones generales en Taiwán. Los taiwaneses deben escoger a su nuevo presidente de la República China -que no la República Popular- en enero y Ma no puede presentarse más. El KMT, el partido del Gobierno, parece tener las cosas difícil para continuar en el poder. Las encuestas sitúan al principal partido de la oposición, el Partido Demócrata Progresista (DPP), al frente del país. Su candidata, Tsai Ing-wen, se declara a favor de mantener el statu quo con China aunque su partido ha apoyado tradicionalmente la independencia, frente a la postura de acercamiento a Pekín del KMT. La candidata perdió en los anteriores comicios presidenciales de 2012. “Una razón ampliamente aceptada para [explicar] su derrota es la preocupación de los votantes de Taiwán sobre si las relaciones entre un lado y otro del estrecho se mantendrían estables de salir ella elegida”, dice el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington en un análisis.
“El líder chino Xi Jinping parece querer recordar a los votantes de Taiwán que las tendencias positivas durante el mandato del presidente Ma podrían ser puestas en riesgo si eligen de nuevo al DPP”, escribe sobre la reunión del sábado, Douglas H. Paal, director del programa de Asia del centro Carnegie para la Paz, en un artículo de opinión. “Pero muchos cargos públicos antiguos y actuales temen que la reunión y sus resultados resuenen en Taiwán y el continente en maneras que no contribuyan a la estabilidad y el mantenimiento del statu quo”. Mientras los taiwaneses se muestran escépticos de cara a Pekín, la China continental espera la adhesión eventual de la isla.
4. Ma ha roto una promesa electoral al organizar el encuentro. Durante su última campaña presidencial en 2011, Ma prometió que no se reuniría con el presidente chino sin el consentimiento de la sociedad taiwanesa. “Esa aprobación parece no existir en este momento”, escribe J. Michael Cole, analista basado en Taipei del Instituto de Política China de la británica Universidad de Nottingham, en un artículo de opinión para CNN. “Aunque una mayoría de residentes de Taiwán están a favor de dialogar con China y dispuestos a liberalizar conexiones con la potencia vecina, no gustan de la idea de que se exploten esos esfuerzos por beneficio político y propósitos electorales”.