Helmut Schmidt, el político del pico de oro
El que fuera canciller de la Alemania Occidental de 1974 a 1982 era conocido por no tener pelos en la lengua. Su legado retórico desvela el carácter del hombre de la 'Realpolitik'.
10 noviembre, 2015 19:34Noticias relacionadas
“Poder y elegancia”, resume el Frankfurter Allgemeine el carácter del canciller socialdemócrata Helmut Schmidt, que ha fallecido este martes a los 96 años. El diario alemán señala que el papel de este hombre de la pragmática 'Realpolitik' no fue tan relevante como el de los históricos Willy Brandt o Helmut Kohl. Pero fue canciller alemán en plena Guerra Fría, durante la crisis del petróleo y tuvo que enfrentarse a los terroristas alemanes de ultraizquierda de la RAF (Fracción de la Armada Roja).
Tras su muerte, los diarios alemanes no solo repasan su aportación a la historia de Alemania, sino las formas de este peculiar político. Recordado por peinarse el pelo continuamente, también era famoso por su retórica. No en vano también fue publicista y filósofo, como recuerda Der Spiegel. El periódico Bild recuerda que Schmidt se presentó a sí mismo en su juventud como el "hombre del rápido pico". Estas son algunas de sus frases más directas:
Sobre la política
“La sinceridad no exige que se diga todo lo que se piensa, sólo exige que no se diga nada que no se piensa”.
Sobre los alemanes
“Sé que a los alemanes no nos irá bien de forma duradera, si a otras naciones europeas les va considerablemente peor”.
Sobre la UE
“Los políticos alemanes no pueden dar la impresión de que observan a Europa como si lo hicieron los reyes prusianos, es decir como si fueran algo a conquistar. Alemania como dirigente político de la Unión Europea… ¡eso no puede ser!”
Sobre el cambio climático
“Este debate es histérico, también sobrecalentado sobre todo por los medios (de comunicación). Ha habido cambio climático sobre esta tierra desde que existe”.
Sobre la gente
“Me aburre la gente que emplea mucho tiempo hablando. Mucha gente habla demasiado”.
Sobre sí mismo
“Si se ha cometido un error, hay que preguntarse en primer lugar si no hay que admitirlo enseguida. Lamentablemente se ve como una debilidad”.
“Se necesita fuerza de voluntad. Y cigarrillos”.