Ocho. Ocho escasos días en el espacio en 1987 y aún hoy los rememora al hablar de su país, sumido en la guerra. Mohamad Fares abandonó Siria a mediados de 2012, cuando vio no solo que su vida corría peligro sino que además temía que el Gobierno de Bashar al Asad acabara con él e inculpara a la oposición. La revolución pacífica siria y los primeros enfrentamientos ya habían llevado a un enfrentamiento bélico abierto y el general decidió que no podía seguir al servicio de un Gobierno que mataba indiscriminadamente a civiles inocentes.
“Decidí estar al lado de la razón y el derecho. También yo había sufrido por la dictadura de la familia Al Asad. No participé en el conflicto a favor del régimen y en contra del pueblo. Cuando evolucionó la revolución siria y entró en la fase de militarización me di cuenta de que yo mismo podía ser objetivo del régimen y éste podría acusar al otro lado de mi eliminación. Por eso cogí todo y salimos a Turquía con mi esposa y mis hijos. Para colmo, Bashar al Asad decretó la confiscación de todos mis bienes”, asegura.
Recorrieron el camino por tierra, guiados “pasadores” o traficantes humanos. Ahora desde Estambul combina su labor política y asesoramiento al Ejército Libre Sirio -el cuerpo armado de la disidencia siria- con sus clases de física espacial en centros de enseñanza y en la universidad. “Yo no me considero desertor del ejército, me considero desertor de la dictadura para denunciar lo que sucede”, aclara orgulloso.
Este jueves ha presentado en Madrid la Asamblea Nacional Siria (ANS) junto a otros disidentes, una nueva alianza política de la oposición que busca unir a las distintas facciones contrarias al régimen para impulsar una solución política a un conflicto que comenzó hace ya más de cuatro años y medio.
“Lamentablemente, las circunstancias que han acompañado la revolución siria han favorecido que se dispersaran los distintos ejes de posibles encuentros de la oposición siria. La dictadura de 50 años y la intervención de fuerzas extranjeras han contribuido a dispersar a la oposición siria”, asegura.
Pero Fares cree que esto está cambiando y la ANS puede ser un factor determinante: “Aspiramos a unificar todas las visiones de la oposición siria para salir como una corriente única (y) creo que va a haber una nueva relación más madura entre Siria y la comunidad internacional”. La Asamblea Nacional Siria comienza su andadura y aunque no ha sido invitada a las negociaciones internacionales para la pacificación de Siria en Viena, sí van a ser recibidos por un representante de Naciones Unidas en la capital austríaca.
Este asesor en el exilio del Ejército Libre Sirio defiende que la oposición armada está recobrando fuerza, a pesar de los múltiples frentes y enemigos a los que se enfrenta: el Ejército de Asad, los bombardeos de Rusia, los grupos terroristas entre los que el más fuerte es el Estado Islámico... “Muchas facciones del ELS se están uniendo y al mismo tiempo han ido adquiriendo experiencia militar y capacidad estratégica (con el paso de los años”.
Subraya que el papel de Rusia desde el cielo sirio no se puede calificar como una “intervención” militar, puesto que no es neutral. Niega tajantemente la versión del Kremlin asegurando que no ataca al ELS: “La acción de Rusia (...) es una agresión contra el pueblo sirio. Sobre el terreno está matando niños, mujeres, civiles… Yo estoy en continuo contacto con mi gente en la ciudad de Alepo (y), en gran parte, el ELS está siendo objeto de los ataques rusos”.
Mohamad Fares es un refugiado más de los dos millones que acoge Turquía. A pesar de las críticas que ha recibido la gestión de Ankara por parte de algunas organizaciones, el astronauta cree que “los refugiados sirios están muy bien en Turquía, mejor que en otros países vecinos”.
Asegura que también es cierto que “hay un número ingente de refugiados y exiliados sirios” y no hay trabajo para todos. “El pueblo sirio es un pueblo que ama el trabajo y cuando ve que no hay posibilidad de tener un sustento propio, empieza a extenderse hacia el continente europeo. Es normal que busquen una oportunidad de trabajo y protección para su familia”.
Le preocupa que la “tragedia siria” siga creciendo. “Todo el pueblo es víctima. Yo como astronauta veo el ser humano como uno solo, lamento cualquier víctima que haya en la humanidad. Ya es hora de que haya una solución política al conflicto, que haga realidad a las aspiraciones del pueblo sirio, basado en la ciudadanía, armonía, cordialidad y donde todo el mundo viva bajo el imperio de la ley de igual manera”.
Desde el exilio, no solo echa de menos su tierra, sino también su profesión de astronauta. “Si lleváramos a todas las personas malas al espacio, seguramente volverían como gente buena”, cita una frase conocida en su gremio el astronauta sirio.
“Mi viaje al espacio cambió mi visión del mundo y la humanidad. Sentí que la tierra es una madre para todo el género humano. Debemos salvaguardar la tierra, al ser humano esté donde esté, independientemente de su religión, de su nación y raza. A la vez cada ser humano es un planeta. ¿Cómo podemos matarlo? No lo entiendo”.