Los detalles de los autores de la masacre de París son aún escasos. Hay un francés de 29 años de una ciudad a 20 kilómetros de París y con antecedentes, un sirio de 25 que presuntamente entró con un grupo de 69 refugiados por Grecia y otros con pasaporte egipcio e iraquí. La policía francesa ha detenido a tres personas en la frontera belga y en Bélgica se han llevado a cabo varios arrestos más.
El presidente francés, François Hollande, dijo que el responsable es Estado Islámico. El grupo ha reivindicado los atentados con una nota a través de la cuenta de Estado Islámico en Telegram, una app de mensajería. En ese canal publicaron también la reivindicación de la caída del avión ruso entre Moscú y Sharm-el-Sheikh.
¿Qué conclusiones se pueden empezar a sacar con estos datos menores?
1. No son lobos solitarios
El manejo de rifles, explosivos, la sangre fría y la coordinación que requieren matar a 129 personas no se aprende en internet. Hasta ahora, Estado Islámico había inspirado o promovido ataques de individuos: el museo judío de Bruselas, la cafetería Lindt de Sidney o el súper judío de París -al día siguiente de Charlie Hebdo.
Esta vez era una célula formada por tres equiipos. Si se confirma la coordinación desde el comando central de Estado Islámico sería su primer ataque de esta envergadura. Según una fuente del gobierno británico citada por la BBC, los miembros de la célula “habían viajado a Siria”.
2. Es un cambio de estrategia de Estado Islámico
El tópico sobre Estado Islámico era que controlaba territorio -su califato- entre Siria e Irak y que su preocupación era solo conservarlo. No iba por tanto a perder energía en batallas lejanas que pudieran traerle problemas, como le pasó a Al Qaeda en Afganistán tras el 11-S. Si esto fue verdad alguna vez, ya no lo sería ahora: Estado Islámico quiere devolver los bombardeos que recibe donde más duele, en el país de origen y contra civiles.
Es posible que la banda llevara tiempo intentando algo así. La policía belga mató en enero en Verviers (Bélgica) a dos sospechosos que aparentemente querían secuestrar a un policía, vestirle de naranja -como los presos de Guantánamo- y grabar su ejecución. El presunto coordinador de esa célula fue detenido poco después en Grecia.
3. La diferencia con Al Qaeda
La matanza de Charlie Hebdo tenía como objetivo unos dibujantes considerados enemigos. Los hermanos Kouachi -organizados por Al Qaeda en Yemen- no se dedicaron a matar a gente cualquiera por la calle, ni siquiera en la fábrica donde murieron. Para Estado Islámico, en cambio, todos son enemigos potenciales.
4. Cautela con la entrada de terroristas por Grecia
El terrorista de 25 años identificado con un pasaporte sirio entró, según parece, por Grecia en septiembre con otros miles de refugiados. Hay al menos cuatro precauciones que tomar sobre este punto:
a. Que lleve el pasaporte no significa que sea él. Hay que esperar a las huellas dactilares.
b. Es razonable sospechar de las intenciones de un terrorista que va a morir con su pasaporte en el bolsillo.
c. Estado Islámico es el primer interesado en que la gente no huya de su califato. Su valor se basa en que traen la voluntad de Alá a la tierra. Si los mismos musulmanes se les escapan en masa, pierden credibilidad y atractivo. Estado Islámico ha hecho varios vídeos para desanimar la huida hacia tierra infiel.
d. Si Estado Islámico quiere atentar en Europa, tiene en sus filas a miles de ciudadanos nacidos aquí para que vuelvan sin problema. Si coló a terroristas con los refugiados es porque quizá le interese que en Europa se les vea con recelo. Es un rechazo parecido al que crean en Occidente contra los musulmanes gracias a los atentados.
5. La debilidad belga
Bélgica es el país con más miembros de Estado Islámico per cápita de Europa. En enero 335 habían ido a combatir en Siria, 184 seguían allí, 50 habían muerto y 101 habían vuelto. Entre ellos, Mehdi Nemmouche, el asesino del Museo Judío de Bruselas.
Dos días antes de la masacre de París, Politico Europe publicó un artículo titulado “El eslabón débil del terror en Europa”. Se refería a Bélgica. El ministro del Interior, Jan Jambon, lamentaba que en Bruselas hubiera seis cuerpos de policía con poca coordinación. Si se confirma la pista belga, la policía de Bruselas deberá espabilar.
6. La poca coordinación de la inteligencia
Bélgica tiene un problema, pero la coordinación europea también es compleja. Alemania detuvo a un montenegrino de 51 años el 5 de noviembre. Llevaba granadas y kalashnikovs en el coche e iba a París, según su GPS. Dice la revista Focus.de que el detenido ha guardado silencio y no ha aceptado un abogado.
El reto de controlar a cientos de posibles radicalizados, cuyo primer objetivo si quieren atentar es pasar desapercibidos, es una tarea enorme para la inteligencia europea.
7. El problema de fondo está en Siria e Irak
Estado Islámico vive y crece en Oriente Medio, en los huecos que han dejado Bashar al Asad y Sadam Husein y la invasión americana en Siria e Irak. El control total de un individuo o una célula que sale a la calle y dispara es casi imposible.
Por tanto, como ocurrió en Afganistán tras el 11-S, si Hollande cree de verdad que es “un acto de guerra”, deberá ir a solucionarlo a la región. La experiencia norteamericana en Afganistán y sobre todo Irak es poco prometedora.