La consigna era clara: nada de Twitter, nada de Facebook, nada de Instagram. Que nadie compartiese en redes sociales lo que pudiera ver, oir o sentir desde su casa. Que nadie colgase en redes sociales información sobre la operación policial en marcha. Que nadie ofreciese una sola pista a los posibles terroristas que las fuerzas de segurdidad belgas estaban buscando en esos instantes en el centro del Bruselas.
Los ciudadanos belgas cumplieron con creces y no sólo no ofrecieron la misma mínima información susceptible de torpedear la operación policial en marcha sino que, en su lugar, inundaron el hashtag #BrusselsLockDown de gatitos. Sí, gatitos.
En un primer momento, todo aquel en los alrededores de la Grand Place de Bruselas tuitearon los primeros movimientos de la Policía. Fotos de barreras policiales, agentes vigilantes, calles cortadas... Eran las imágenes que iban colgando en la red social, una iniciativa a la que rápidamente se fueron uniendo los medios de comunicación. Hasta que la Policía pidió que dejaran de informar y dar detalles de las acciones policiales para no obstaculizarlas y en aras de la seguridad de todos.
Una idea de la que no sólo participaron los ciudadanos, sino que también los medios fueron partícipes. Entre ellos el diario Le Soir con esta portada en su página web:
El Centro de Crisis belga mostró su agradecimiento a través de la red social a los periodistas y a los ciudadanos "por su colaboración al silencio mediático solicitado en el marco de las acciones judiciales" realizadas para intentar detener a Salah Abdeslam, sospechoso de participar en los atentados de París.